Honores para El Viti, maestro y señor

Hay actos que nunca quieren que se acaben. Que se perpetúen en el tiempo para beber de su sabiduría como el alumno que aprende la mejor lección. Así fue el vivido ayer en Valladolid en el que una leyenda viva del toreo, como es el maestro Santiago Martín ‘El Viti’, recogió el I Premio de Tauromaquia de Castilla y León. Fue todo tan emocionante, tan sincero, tan cabal, tan de verdad, que se pasó en suspiro y todos no quedamos con ganas de más. De seguir bebiendo de las fuentes de torería y señorío de El Viti, del gran maestro y del excelso hombre que es un ejemplo para asomarnos cada mañana a la ventana de su humanidad.

El Viti lo fue todo en el toreo, lo fue su temple, técnica y majestuosidad para protagonizar una página de oro en la historia de la Tauromaquia. Un página en la que él siempre tributa con orgullo para ayudar a ese arte que tanto le dio. Pero mucho más en esta época de tantos vaivenes en la que su sabia palabra es una lección para aprender. Para reflexionar y ver el camino que tenemos delante. Por todo ello, el jurado que le concedió el galardón, no tuvo dudas en quién votar.

Y fruto de aquella votación ayer en la sala San Pío de la Consejería de Cultura, en el vallisoletano palacio de Nuestra Señora del Prado, el maestro de Vitigudino hizo su irrupción acompañado de Juan Vicente Herrera, presidente de la Junta de CYL; de Rosa Valdeón, vicepresidenta y de Josefa García Cirac, consejera de Cultura. Entonces se escucharon los aplausos con tanta fuerza como aquellas tardes de antaño cuando El Viti triunfaba en el coso del Paseo de Zorilla.

resized__D755771 editTodo a cargo de  un público agradecido a quien tanto dio por la Tauromaquia. Un público formado por gente por su familia –con Carmen, su esposa y sus tres hijos, Guadalupe, Luisa y Francisco, junto a su hermano Ernesto-. Personalidades políticas, como los citados y el alcalde de Vitigudino, Germán Vicente. Del arte, como Venancio Blanco, otro salmantino universal autor de la escultura con la fue galardonado El Viti. Todos cerca de toreros de la tierra, como el maestro Andrés Vázquez, tantas veces compañero de El Viti; también Santiago Castro ‘Luguillano’, Jorge Manrique, Manolo Sánchez, Juan Diego, Leandro, López Simón, convaleciente aún de su cornada y para quien el galardonado tuvo bellas palabras, Alberto Durán… también subalternos –Javier Gómez Pascual, Fernando Galindo, Pedro Iturralde-, ganaderos. Entre estos últimos Juan Ignacio Pérez Tabernero, Antonio Bañuelos, Antonio Palla, Julio Pérez-Tabernero; periodistas como José Luis Lera,  Carlos M. Santoyo –al frente de parte de su competente equipo-, Eva Peña, Lorena Sancho que presentó el acto, Jesús López Garañeda, Santos García Catalán, Roberto Jiménez. Sin olvidar a mucha gente vinculada al mundo del toro, entre ellos José Martín, de la Federación de Peñas de Salamanca; Justo Berrocal, de la Federación Taurina Vallisoletana, el empresario Ángel Corral, el hostelero de Vitigudino Afrodisio Vicente…

Todos sintieron la emoción del homenaje al maestro, a quienes admiraron en un precioso reportaje realizado con Ángel Marcos y a quien escucharon su palabra, santo y seña de respeto en el toreo, en medio de un acto de los que nunca quieren que se acaben que cerró, con mucha brillantez y precisión de datos, junto a la defensa a ultranza de la Tauromaquia realizada por Juan Vicente Barrera, presidente de la Junta de Castilla y León.

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Acerca de Paco Cañamero

En tres décadas juntando letras llevo recorrido mucho camino, pero barrunto que lo mejor está por venir. En El Adelanto me enseñaron el oficio; en Tribuna de Salamanca lo puse en práctica y me dejaron opinar y hasta mandar, pero esto último no me gustaba. En ese tiempo aprendí todo lo bueno que sé de esta profesión y todo lo malo. He entrevistado a cientos y cientos de personajes de la más variopinta condición. En ABC escribí obituarios y me asomé a la ventana de El País, además de escribir en otros medios -en Aplausos casi dos décadas- y disertar en conferencias por toda España y Francia. Pendiente siempre de la actualidad, me gustan los toros y el fútbol, enamorado del ferrocarril para un viaje sugerente y sugestivo, y una buena tertulia si puede ser regada con un tinto de Toro. Soy enemigo del ego y de los trepas. Llevo escrito veintisiete libros -dos aún sin publicar- y también he plantado árboles. De momento disfruto lo que puedo y me busco la vida en una profesión inmersa en época de cambios y azotada por los intereses y las nuevas tecnologías. Aunque esa es otra historia.

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