Adiós a un gozador de la vida

Se estremece el alma al escribir de un amigo que  ya no está. Que repentinamente se acabar de ir a la eternidad. De alguien con el compartiste el camino de la vida y de golpe todo es pasado. Cuesta ponerse delante del ordenador cuando se agolpan infinidad de recuerdos y los ojos se humedecen por las lágrimas de la emoción.

Porque este invernizo domingo de Santa Cecilia cuando leí en la pantalla del teléfono “ha muerto Francisco Trapero” salté de la cama y enseguida todos los espacios quedaron reducidos y apresado de tantas vivencias compartidas. No podía dar crédito a que Francisco se haya ido cuando hacía solamente una semana quebró la sombra de la parca y ya felizmente recuperado anoche su Barça le regaló tanta dicha.

Hoy, envuelto en la capa de la tristeza, al igual que ocurre entre los miles de amigos como tenía, quedará para siempre escrito el epitafio de un gozador de la vida. De un hombre que supo sembrar con generosidad y un gran corazón, con quien nunca hubo pariente pobre. Pero sobre todo de un gran amigo con el que comencé a vivir y su recuerdo nunca morirá.

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Lo añoro de cuando éramos niños y jugaba al fútbol de delantero centro con una camiseta del Barcelona numerada con el ‘9’ de Cruyff, su ídolo. Era la época escolar con las clases de don Gregorio y don Pepe, como me recordaba el mismo viernes -20-N-, la misma fecha que, cuarenta años atrás, murió Franco y el maestro –Don Pepe- nos tuvo tres días dictándonos la biografía del finado dictador. De muchas fiestas de los pueblos y, cómo no, de los Corpus con los amigos de la peña ‘La Mansión’ en años para enmarcar. También hoy no puedo evitar la emoción de los tiempos de la mili. Entonces una de las primeras cartas que recibí fue la suya deseando suerte y contando los últimos pormenores de La Fuente; pero el detalle, el que juzgaba su personalidad, era un billete verde, de mil pesetas, que me mandó, “para que te tomes unas cervezas a mi salud”. Ese era Francisco ‘Trapero’. Así fue Francisco Javier Bernardo García.

Hoy, helada la sangre, allá donde esté le mando mi más sincero abrazo y que sepas que como te hiciste querer tanto jamás te olvidaremos.
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Acerca de Paco Cañamero

En tres décadas juntando letras llevo recorrido mucho camino, pero barrunto que lo mejor está por venir. En El Adelanto me enseñaron el oficio; en Tribuna de Salamanca lo puse en práctica y me dejaron opinar y hasta mandar, pero esto último no me gustaba. En ese tiempo aprendí todo lo bueno que sé de esta profesión y todo lo malo. He entrevistado a cientos y cientos de personajes de la más variopinta condición. En ABC escribí obituarios y me asomé a la ventana de El País, además de escribir en otros medios -en Aplausos casi dos décadas- y disertar en conferencias por toda España y Francia. Pendiente siempre de la actualidad, me gustan los toros y el fútbol, enamorado del ferrocarril para un viaje sugerente y sugestivo, y una buena tertulia si puede ser regada con un tinto de Toro. Soy enemigo del ego y de los trepas. Llevo escrito veintisiete libros -dos aún sin publicar- y también he plantado árboles. De momento disfruto lo que puedo y me busco la vida en una profesión inmersa en época de cambios y azotada por los intereses y las nuevas tecnologías. Aunque esa es otra historia.

2 comentarios en “Adiós a un gozador de la vida

  1. Paco,bonitas palabras.Yo lo conocí hace poco,pero……sabes??,esa sensacion q te deja la buena gente.La verdad en casi 3años tengo buenos momentos con él.Una pena.

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