El señorío de Rui Bento

Hoy me descubro con admiración y reconocimiento a Rui Bento, un señor. Un taurino cabal  que vive el drama de enterrar a su madre y, en señal de respeto a su duelo, recuerdo ‘el gaitero de Gijón’, en los estremecedores versos escritos por Ramón de Campoamor :

                      Ya se está el baile arreglando.


                      Y el gaitero, ¿dónde está?


                      «Está a su madre enterrando,


                       pero enseguida vendrá».


                      «Y ¿vendrá?» «Pues ¿qué ha de hacer?»


                      cumpliendo con su deber.


                      Vedle con la gaita…, pero


                      ¡cómo traerá el corazón


                      el gaitero,


                    el gaitero de Gijón!

Rui Bento, esa semana, con el dolor vivo en sus entrañas y el alma rota por la madre que se acaba de marchar a la eternidad, empezaba a trabajar para que Juan del Álamo, su torero, sumara nuevos compromisos de cara a la próxima temporada. Lo hacía después de estar una semana en Lima para comparecer en la Feria del Señor de los Milagros, ya con los planes del 2018 trazados y, desde el regreso, puesta a funcionar la maquinaria cuando, al igual que le ocurrió al gaitero de Gijón en los versos de Campoamor recibió la llamada telefónica de Juan del Álamo para decir que de dejaba, que rompía la relación de manera unilateral.

Y Rui, en la soledad, sintió la impotencia propia ante esa injusticia, inmerecida a quien tanto ha trabajado para administrar los triunfos de Juan del Álamo y que sea un torero de ferias en esta época tan complicada de la Fiesta. Cuando en las ferias se repiten siempre los mismos nombres y ya ni los triunfos contundentes de San Isidro son el salvoconducto para auparse al pedestal de las figuras. Y Del Álamo, tuvo quien le administrase su legítimo triunfo para no perder comba y seguir contando, mientras Rui defendía sus dineros y prestigio en los despachos con la categoría y señorío de un profesional tan digno y honrado como él. Con una hoja de servicios que supera los treinta años y en todos ha estado presente la dignidad. Y el señorío.

Ahora, Juan del Álamo ha decidido otro rumbo. Seguramente lo ha hecho dejándose llevar por los cantos de sirena de gente interesada que está ahí al calor del éxito. Gente que desaparece cuando se va el triunfo y el sol de la popularidad que deja de calentar. Ojalá me equivoque, pero a bote pronto no va a mejor sitio del que estuvo y no se tenga que arrepentir algún día de este paso que ha dado. Y hoy, otra vez más, nos acordamos de tantos toreros que les calentaron la cabeza y fueron equivocados en sus carreras por el interés del algún amigo recién llegado, casi siempre al imán de la popularidad que envuelve a un torero.

Mientras mi solidaridad con Rui, más aún en estos momentos de dolor con el alma rota por esa madre que le dio la vida y acaba de recibir tierra.

                            No vio una madre más bella


                            la nación del sol poniente…


                            pero ya una losa de ella


                            le separa eternamente.


                            ¡Gime y toca! ¡Horror sublime!


                            Mas, cuando entre dientes gime,


                           no bala como un cordero,


                            pues ruge como un león
el gaitero,


                          el gaitero de Gijón.

Coletilla final: Nada es eterno y todo se acaba, eso lo entendemos. También que la mayoría de los toreros un buen día deciden cambiar de aires, pero lo importante es saber hacerlo con categoría. Y ahí tras la ruptura queda la amistad. Sin embargo ahora se dice siempre “de forma amistosa” y la realidad es que casi siempre se está falseando la verdad. Porque las cosas con señorío engrandecen a la persona.

Acerca de Paco Cañamero

En tres décadas juntando letras llevo recorrido mucho camino, pero barrunto que lo mejor está por venir. En El Adelanto me enseñaron el oficio; en Tribuna de Salamanca lo puse en práctica y me dejaron opinar y hasta mandar, pero esto último no me gustaba. En ese tiempo aprendí todo lo bueno que sé de esta profesión y todo lo malo. He entrevistado a cientos y cientos de personajes de la más variopinta condición. En ABC escribí obituarios y me asomé a la ventana de El País, además de escribir en otros medios -en Aplausos casi dos décadas- y disertar en conferencias por toda España y Francia. Pendiente siempre de la actualidad, me gustan los toros y el fútbol, enamorado del ferrocarril para un viaje sugerente y sugestivo, y una buena tertulia si puede ser regada con un tinto de Toro. Soy enemigo del ego y de los trepas. Llevo escrito veintisiete libros -dos aún sin publicar- y también he plantado árboles. De momento disfruto lo que puedo y me busco la vida en una profesión inmersa en época de cambios y azotada por los intereses y las nuevas tecnologías. Aunque esa es otra historia.

9 comentarios en “El señorío de Rui Bento

  1. Qué razón tienes, qé pena que pasen estas cosas y mi más sincero pésame a Rui. Si tienes su teléfono me gustaría que me lo pasases por privado. Un besazo!!!

  2. Han pasado una semana días desde q apareció el artículo,primero mi pésame a Ruiz, al q considero amigo desde hace mucho tiempo, y buena persona, educado y generoso. Y sobre Álamo, creo Paco q el tiempo lo dirá, pero solamente decirte q estoy de acuerdo cntigo

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