La México contra las cuerdas

 Un templo del toreo se desmorona. Y todos mirando para el otro lado, lejos de un gravísimo problema. Sin querer ver dónde está la llaga para atajar la hemorragia por la que, en poco más de una década, se ha desangrando la plaza más grande del mundo: Le México. La gigantesca plaza del paseo de Insurgentes que, cada domingo, abre sus puertas para celebrar espectáculos a ‘puerta vacía’. Ni carteles con toreros de interés, ni con figuras españolas… de ninguna forma la afición mexicana se interesa por la plaza que fue un pilar mundial de la Tauromaquia. El ‘embudo’ de Insurgentes construido, con esas colosales medidas, para que la gente pudiera ver a Manolete. A ese Manolete que en México fue Dios y después de él llegaron Jumillano, Paco Camino o El Niño de la Capea, antes que los actuales Ponce y El Juli –junto al rejoneador Hermoso de Mendoza-, quienes conforman los palos de la baraja española que allí ha triunfado a lo grande.

Las fotos que mostraban las figuras del ayer con la plaza abarrotada ya son historia. Si acaso, en alguna ocasión especial, se cubre la mayoría del numerado, pero el resto ni con un milagro. Mientras aún hay gente que se pregunta los motivos de esa deserción, sin analizar el claro ejemplo del descaste que asola a la cabaña ganadera con toros ‘aburrados’ y sin emoción alguna, de los grandes abusos de las figuras en los últimos años, del afeitado desproporcionado, de unos precios exagerados, prohibidos para la mayoría de los bolsillos, junto a una nefasta planificación.

Ahora mismo, a corto plazo, La México necesita medidas radicales, sin ninguna demora. Porque de no tomarlas su cierre es inmediato ante la ruina que significa su gestión. Por cierto, ¿cómo serán la mayoría de las veces las liquidaciones si con el dinero de la taquilla –junto al que procede de publicidad, bares…- no se recauda ni la tercera parte de los gastos que genera abrir las puertas? Y aquí no hay vuelta de hoja, el gran aviso, aunque el triunfalismo que quiere vender el ‘sistema’ trate de ocultarlo, fue en la llamada corrida ‘monstruo’ en homenaje a los damnificados del terremoto. Esa tarde, con José Tomás en cartel y cerca de ocho mil entradas sin vender, debe encender todas las alarmas ante la deriva de La México.

Mo olvidemos que muchas plazas hoy cerradas antes fueron un hervidero. Y si no miren las estadísticas Barcelona o Palma, que empezaron así, con la gente desertando de los tendidos, aunque ahí luego la política acabó por devorar la presa que le dejaron los taurinos en sus mismas garras. Ahora lo que se trata es de salvar a La México de su agonía y para ello lo primero, lo que se debe hacer ahora mismo, es evitar la televisión que muestra al mundo cómo muere un templo del toreo. No se puede televisar a ‘plaza vacía’ con esos toros ‘aburrados’ y sin emoción alguna.

Hasta no hace muchos años este era el aspecto de La México. En la foto confirmación de Javier Conde.

 

 

Acerca de Paco Cañamero

En tres décadas juntando letras llevo recorrido mucho camino, pero barrunto que lo mejor está por venir. En El Adelanto me enseñaron el oficio; en Tribuna de Salamanca lo puse en práctica y me dejaron opinar y hasta mandar, pero esto último no me gustaba. En ese tiempo aprendí todo lo bueno que sé de esta profesión y todo lo malo. He entrevistado a cientos y cientos de personajes de la más variopinta condición. En ABC escribí obituarios y me asomé a la ventana de El País, además de escribir en otros medios -en Aplausos casi dos décadas- y disertar en conferencias por toda España y Francia. Pendiente siempre de la actualidad, me gustan los toros y el fútbol, enamorado del ferrocarril para un viaje sugerente y sugestivo, y una buena tertulia si puede ser regada con un tinto de Toro. Soy enemigo del ego y de los trepas. Llevo escrito veintisiete libros -dos aún sin publicar- y también he plantado árboles. De momento disfruto lo que puedo y me busco la vida en una profesión inmersa en época de cambios y azotada por los intereses y las nuevas tecnologías. Aunque esa es otra historia.

2 comentarios en “La México contra las cuerdas

  1. ¿Evitar las retransmisiones televisivas? NINGÚN espectáculo es hoy viable sin el sostén económico de las televisiones, Sr. Cañamero; en lo que sí estoy de acuerdo con usted es en que el espectáculo debe ser atractivo para el espectador, pero para que eso suceda, en la Fiesta, tiene que haber TORO, el cual a su vez necesita Toreros, pero esa emoción también trae muchas cornadas..
    Es que no es lo mismo fomentar el espectáculo en la NBA que sobre el albero, porque los que lo pisan no están dispuestos a arriesgar ni un ápice, seguirán exprimiendo el invento hasta que esto nuera por carencia de interés.
    El problema no es la tele, son los taurinos y la carencia de emoción de la que han dotado a la Fiesta.
    Cuando sale un Toro Bravo y un valiente decide echar la moneda, la plaza sigue y seguirá rugiendo, porque ese es el espectáculo más bizarro, auténtico y mítico que hoy día se puede contemplar en el mundo.

  2. Paco cañamero lo define muy bien con su buen hacer en este mundo el abusivo precio de las entradas y algunas cosas más ,espero que los empresarios pongan de su parte ya que cada año qué pasa esto va en decadencia

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