‘Tauromaquias de Castilla’ alcanza su II edición

La vida también te regala sorpresas agradable cuando haces un trabajo con ilusión –que dicho sea de paso es obligado para todo aquel que desarrolla su actividad-. Cuando has dejado un montón de horas de trabajo, has hurgado en hemerotecas y hablado con numerosa gente para hllevar a las librerías una obra, en este caso ‘Tauromaquias de Castilla’, es un inmenso privilegio. Más aún al ver cómo cada mañana te llegan correos y llamadas de diferentes puntos del orbe taurino para solicitar el el envío de ejemplares, sin olvidar a colectivos que invitan para presentarlo en sus sedes o la facilidad que con la que se agotó la primera edición. Pero, sobre el resto, la mayor felicidad que existe es ver cómo llaman los protagonistas que salen en sus páginas para mostrar la gratitud, siempre con las formas humildes que les hicieron ser tan grandes toreros. Eso no tiene precio y ha sido la mayor alegría proporcionada por esta obra. Por una obra que deja el brillantísimo legado torero del siglo XX de nuestra Comunidad plasmado a través de sus grandes protagonistas.

Y es que ha sido un honor escribir un libro para dejar el vivo recuerdo de la grandeza de esta Castilla que tanta importancia ha tenido en la Tauromaquia y el mismo que ahora ya alcanza la II edición. Gracias.

Acerca de Paco Cañamero

En tres décadas juntando letras llevo recorrido mucho camino, pero barrunto que lo mejor está por venir. En El Adelanto me enseñaron el oficio; en Tribuna de Salamanca lo puse en práctica y me dejaron opinar y hasta mandar, pero esto último no me gustaba. En ese tiempo aprendí todo lo bueno que sé de esta profesión y todo lo malo. He entrevistado a cientos y cientos de personajes de la más variopinta condición. En ABC escribí obituarios y me asomé a la ventana de El País, además de escribir en otros medios -en Aplausos casi dos décadas- y disertar en conferencias por toda España y Francia. Pendiente siempre de la actualidad, me gustan los toros y el fútbol, enamorado del ferrocarril para un viaje sugerente y sugestivo, y una buena tertulia si puede ser regada con un tinto de Toro. Soy enemigo del ego y de los trepas. Llevo escrito veintisiete libros -dos aún sin publicar- y también he plantado árboles. De momento disfruto lo que puedo y me busco la vida en una profesión inmersa en época de cambios y azotada por los intereses y las nuevas tecnologías. Aunque esa es otra historia.

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