El pasado domingo el Bolsín Taurino Mirobrigense (casi seis décadas de generosidad a quien empieza en el toreo!) cerró filas para homenajear al ganadero Juan Manuel Criado Miguel. A un caballero charro asentado en Ciudad Rodrigo que tanto ha dado a la cría del toro bravo y, sobre todo, siempre ha tenido las puertas de su casa abiertas para atender a quien llamó. Por eso, Juan Manuel –Juanma para todos- es un hombre tan querido que ha sembrado amigos a miles en su paso por el mundo de la ganadería. Un hombre ameno, temperamental también, pero sobre todo dueño de un gran corazón.
Ha pasado mucho tiempo desde que Juanma abriera de par en par su corazón a la afición taurina. Fue desde muy chaval cuando vivía en La Fuente de San Esteban donde pronto se distinguió como aficionado ejemplar. Eran tiempos en los que comienza una íntima amistad con Jumillano y más tarde con Paco Pallarés, a quien sigue por todas las plazas. Y también cuando veía la mirada vivaracha de un muchacho que se escapaba de la escuela para ir a los tentaderos enseguida pronosticó que sería un torero grande y no se confundió. Porque aquel muchacho acabó siendo Julio Robles, siempre tan unido a Juanma.
Pero la vida de Juanma cambia desde que ya ha triunfador en el mundo de los negocios y empieza a invertir en el toro adquiriendo ganaderías -antes incluso había sido transportista de toros-. Como la que compra a Pepe Raboso, la santacolomeña del hierro de la interrogación, que anuncia a nombre de su esposa, Auxilio Holgado –detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer- y con la que vive momentos para el recuerdo, alguno de ellos ha quedado escrito en la historia de la Tauromaquia.
Como el ocurrido aquel 30 de mayo de 1990 en Madrid, día de San Fernando, que marca un antes y un después en la historia de Juanma como ganadero. Esa tarde dos jovencitos, Caballero y Cristo González salen en hombros de Las Ventas tras desorejar a la sensacional novillada que lidia, mientras que Juan Pedro Galán, que toreó como los ángeles, resultó herido. Esa novillada de tan grata recuerdo sirve además a Juanma para iniciar una relación afectiva y familiar con Manuel Caballero, a quien siempre apoya y vive con gran emoción sus grandes triunfos. Desde entonces los nombres de Juanma y Caballero caminan parejos.
Fruto de su generosidad, Juan Manuel Criado siempre abrió las puertas al Bolsín Taurino Mirobrigense. Cada año cedía becerras para las pruebas de los jóvenes aspirantes a toreros desplazándose el grupo hasta la finca del Coto Mayor de Vera, situada en tierras extremeñas de Mérida que es un ejemplo de instalaciones y gestión, para celebrar la correspondiente eliminatoria. Pero sobre toso disfrutar de la calidad humana y la amenidad de este caballero del mundo ganadero que el pasado domingo recibió el más que merecido homenaje.
De quien es amigo de todo aquel que se le acercó y se merece lo mejor por tanto como ha dado. De Juan Manuel Criado, caballero y señor.
Sr.Cañamero, permita me decirle,que escribe como los ángeles!!!!Me encanta leer todo lo que escribe.Gracias.