La maquinaria del 2016 se engrasa para comenzar a rodar sin perdida de tiempo. En apenas dos meses sonarán timbales y clarines en la serrana Valdemorillo. Poco después, en Castellón, su Feria de La Magdalena da el pistoletazo oficial a la temporada y a la par Las Fallas de Valencia, con la responsabilidad de ser el primer gran examen de la temporada (que así si llamó siempre al ciclo taurino, no el actual amaneramiento de curso). En nada estaremos inmersos en un año taurino muy determinante de cara al futuro. Bastante más de lo que a priori se cree y en el que será fundamental lo que ocurra en las elecciones del 20-D, las mismas en las que varios partidos ya han dejado claras sus intenciones con la Fiesta. Ayudar, lo que es ayudar, ni hasta ahora nadie se ha comprometido, ni en el futuro lo van a hacer –y si lo hacen es de cara a la galería–, pero al menos que dejen vivir, que es lo que no deja ese izquierda radical y con ansias dictatoriales en las antípodas de la libertad que presumen.
En nada Simón Casas presentará las Fallas y los carteles de Castellón tampoco tardarán en conocerse. Es más ya ha detalles de ambos ciclos, sobre todo del de Valencia. Con algarabía se dio a conocer el mano a mano entre El Juli y López Simón, que alberga la explosión de la veteranía y la juventud. De una figura y de quien está llamado a serlo. De quien pretende seguir sentado en el trono y de el que busca arrebatárselo. Sobre el papel muy bonito, pero claro para que sea un bombazo uno debe pensar en el toro y hacer la gesta de buscar una corrida de Victorino Martín, de Adolfo Martín, de Miura… o de un hierro que se salga del sota, caballo y rey habitual en los carteles del Juli.
Porque la expectación se desinfla al ver que El Juli sigue fiel a su causa y mata la corrida de Garcigrande/Domingo Hernández de las que torea toda la camada. De esa ganadería que, junto a Daniel Ruiz, ha entendido a la perfección y las ha convertido en particulares minas de oro. Y eso sí que mate las camadas, nadie se lo impide, pero ese mano a mano debería tener más emoción y tintes de gesta. Pero para ello debería buscar otra corrida, como las citadas, la habitual de Domingo Hernández la puede estoquear en otro cartel con terna. Y además se redimiría mucho el veterano torero madrileño de varias polémicas que ha protagonizado, la más reciente su comparecencia en La México en la que no se dejó televisar y lidió un encierro insignificante.
Porque un mano a mano debe albergar los máximos alicientes para entusiasmar. No seguir con el continuismo habitual.