Las cuerdas desafinadas en la guitarra del toreo

Vuelve a soplar el incómodo viento de las contradicciones en el toreo, bueno realmente en mayor o menor medida nunca dejó de molestar. Más llamativo resulta ahora, en estos días en los se pide movilizar al personal para que acuda a la manifestación que se celebra el próximo domingo en Valencia y, a la par, el ‘sistema’ sigue sacando carbón en la galería de los despropósitos. Así como suena en una verdadera tomadura de pelo por quien predica una Fiesta íntegra, con emoción y que de verdad se haga justicia con aquel que lo merece. Pero realmente todo eso sigue siendo un sueño o una utopía en estos tiempos en los que –agárrate que vienen curvas- se ‘canta’ que se torea como nunca.

Sin ningún descaro en estos inicios de campaña hemos visto la presentación de las dos corridas lidiadas en La Magdalena de Castellón–escribo en la mañana del sábado- que han sido un verdadero insulto a la integridad de la Fiesta, por escasa presencia y manipulación de pitones. Y no digamos también la novillada que llevó El Juli a Olivenza. A esa feria extremeña de tanto éxito en los últimos años, pero en la que siempre falta el toro, por el impresentable saldo que sale por chiqueros para que las figuras les corten las orejas jaleadas por un público entusiasta y clavelero que está deseoso de alzar al viento sus pañuelos.
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Son los albores de un año en el que se debe trabajar mucho y bien en defensa de la Tauromaquia y, contrariamente, el propio ‘sistema’ nos regala estos abusos en el mismo pistoletazo de salida. Un ‘sistema’ representado en cada feria, por su principal franquicia –Matilla en Castellón- y en Oivenza por una de sus marcas blancas, la de José Cutiño.

No se pide, ni que nadie interprete otra cosa, el toro descomunal y cornalón, no. A cada cosa lo que es, a Castellón un toro armónico, un pelín por encima de Valencia, que fue el lidiado siempre en ese plaza, pero no al torito mocho de ahora. Y de Olivenza igual, es plaza de tercera, muy torerista y debe lidiar un toro bonito –que se dice en la jerga-, pero jamás las ‘manchas negras- que, en la mayoría de las veces, corren sobre las arenas.

Por eso lo triste es ver cómo sopla ese incómodo viento de los despropósitos del ‘sistema’ justo en los mismos días que se hace una llamada a todo el mundo para acudir el domingo a la manifestación de Valencia.

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Acerca de Paco Cañamero

En tres décadas juntando letras llevo recorrido mucho camino, pero barrunto que lo mejor está por venir. En El Adelanto me enseñaron el oficio; en Tribuna de Salamanca lo puse en práctica y me dejaron opinar y hasta mandar, pero esto último no me gustaba. En ese tiempo aprendí todo lo bueno que sé de esta profesión y todo lo malo. He entrevistado a cientos y cientos de personajes de la más variopinta condición. En ABC escribí obituarios y me asomé a la ventana de El País, además de escribir en otros medios -en Aplausos casi dos décadas- y disertar en conferencias por toda España y Francia. Pendiente siempre de la actualidad, me gustan los toros y el fútbol, enamorado del ferrocarril para un viaje sugerente y sugestivo, y una buena tertulia si puede ser regada con un tinto de Toro. Soy enemigo del ego y de los trepas. Llevo escrito veintisiete libros -dos aún sin publicar- y también he plantado árboles. De momento disfruto lo que puedo y me busco la vida en una profesión inmersa en época de cambios y azotada por los intereses y las nuevas tecnologías. Aunque esa es otra historia.

2 comentarios en “Las cuerdas desafinadas en la guitarra del toreo

  1. No habia regresado tu sitio web por un tiempo, porque me pareció que era denso, pero los últimos posts son de buena calidad, así que supongo que voy a añadirte a mi lista de blogs cotidiana. Te lo mereces amigo. 🙂

    Saludos

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