Cual Ave Fénix, Vicente Ruiz ‘El Soro’ fue capaz de resucitar de sus propias cenizas. Se levantó de la silla de ruedas y cuando nadie pensaba en el milagro se olvidó del reloj para entrenar sin límite hasta conseguir volver a los ruedos. Tras un enorme esfuerzo fue capaz de ‘desinflarse’ y perder casi cuarenta kilos que le sobraban acumulados en la época de inmovilidad física. Con enorme tesón y una fe en la que entonces solamente creía él –junto a la intervención del doctor Cavadas- logró el hito de volver a torear y a levantar las plazas con sus jaleados pares al molinillo. Pero sobre todo porque es un torero.
Esta tarde vuelve a Valencia con la pasión que explota una traca fallera y en medio de tal expectación que se llenará la plaza. No miraré si está bien o mal, eso es secundario y aquí hoy sobran puristas y ‘tirapiedras’ en el camino. Lo admirable es la lucha de este hombre para conseguir un logro que parecía imposible a raíz de destrozarse rodilla a principio de los 90, a la que sumó el rosario de otros percances. Por su ejemplo de lucha y tenacidad mando mi abrazo a Vicente Ruiz ‘El Soro’, quien siempre fue un gran amigo, un hombre muy querido por todo el toreo y un espejo en el que mirarse cuando nos resistimos a buscar un logro por parecernos imposible.