Sigue el rol de la temporada taurina y ahora, con todos los poderes dormidos en el gozo de los éxitos y envueltos en su particular tran trán (dixit el mesonero charro Pedro Morín), los antis no dejan de laborar para seguir mellando la Tauromaquia. Son como los buitres que pueden aguantar un tiempo sin comer hasta lanzarse sobre el cadáver para mostrar toda su voracidad. Pero a diferencia de los buitres los antis no tienen nobleza y siempre buscan la ratonera para resguardarse, pero sin dejar de pensar en sus labores, para seguir sumando victorias a su palmarés. Las últimas son las de Cáceres –que en 2016 si no hay arreglo de última hora tendrá Feria de San Jorge); Málaga, en la que quieren mutilar las ayudas a la Fiesta. O ahora el caso de San Sebastián, que personalmente es el que más preocupa, porque puede abrir peligrosas vías de agua a corto plazo.
Valencia y la multitudinaria manifestación taurina de Fallas quedó atrás y al día siguiente las aguas volvieron a su cauce y todos a la comodidad en esa manera de obrar se las gentes del toros de llevárselo cuanto antes. También acabó Sevilla con la emoción de una ‘victorinada’ encaramada en los pilares del recuerdo y ese cobradiezmos que ya ocupa un nombre propio a la altura de los toros más bravos. Junto a los míticos potrico, baratero, serranito, bastonito, belador, clavelero, esclavino… Y esa Sevilla, con España entera, que vibró con el arte de Morante en un faena bellísima, con inicio a cámara lenta y toda ella adornada con el sello de su perfume, al igual que otra de un Paco Ureña, que se abre camino de figura, marcada por la pureza, así como la tarde emociones de Javier Castaño que reapareció en La Maestranza con la de Miura tras poderle al marrajo del cáncer que se cruzó en su camino y presentarse con su tarjeta de visita, escrita con la tinta de un torero grande para decir: Ya estoy aquí, que lo mejor está por hacer.
Son días de optimismo generalizado entre las gentes del toro ya en vísperas de un San Isidro que promete. De un San Isidro que debe ver la realidad del necesario cambio para que definitivamente el escalafón cambie de nombres y abra las puertas de la necesaria renovación y en la sucesivas ferias llegue la frescura que, sumada a la emoción, siempre es el alimento del aficionado. Porque se ha vuelto a demostrar que la mejor defensa de la Fiesta es el toro bravo y el que lleve ese repetida emoción al tendido.
Sin embargo entre tanto bueno hay otra noticia que se le da de lado y se oculta -algo muy taurino-, sin darle la importancia que tiene para coger el toro por los cuernos. Se trata de la postura decidida por Eneko Gola, el actual alcalde de San Sebastián de convocar un referéndum sobre toros sí o toros no en el futuro de la Bella Easo después de que una plataforma antitaurina haya reunido las firmas exigidas y posibilite que se pueda llevar a cabo.
San Sebastián es una ciudad con cordura y que ha visto cómo su Semana Grande sin toros quedaba coja, algo ocurrido en los recientes tiempos de Bildu, sabrá estar ante este nuevo atentado. Y ganará el toros sí, fruto de tantos momentos gloriosos vividos por la Fiesta en esa ciudad, la más bonita de cuantas existen en España. Donosti no tendrá problema, pero el verdadero meollo será que surta efecto dominó y el resto de las localidades de tradición taurina tengan que pasar por las urnas para decidir el futuro de los toros. Y ahí quedamos o no se van a perder numerosas plazas, bastantes más de las que creen un gremio taurino que no acaba de encontrar la llave para frenar tantos abusos. O no quieren reconocer que la Fiesta únicamente se levanta con la casta del toro bravo.