Con mi solidaridad a la plataforma Stop Uranio y a los compañeros José Ramón Barrueco y Jesús Cruz, coaccionados por Berkeley, que los ha llevado a los Tribunales.
La poderosa Berkeley sigue amedrantando a quienes plantan cara a las minas asesinas con las que quieren matar el precioso rincón del Campo Charro bañado por el Yeltes que estás situado en los municipios de Retortillo y Villavieja. Han conseguido desunir una comarca y sembrar el odio entre quienes han comprado con su dinero amargo amparándose en la grave crisis económica. Afortunadamente cada vez es más la gente que se da cuenta de este atropello de Berkeley y se suman a sus trincheras contrarias para tratar de frenar lo que es un atentado en toda regla -ecológico, cultural, social…-. Que son las trincheras de la razón y de la verdad, de la sensatez para defender unos de los rincones naturales más hermosos de la Península, los mismos que pretenden destruir.
En su política han declarado la guerra a quien les planta cara para decir que su proyecto es de ruina y de muerte. Ha ocurrido ahora con la plataforma Stop Uranio, que desde el primer día se puso frente a ellos con la razón por delante. Y con las ‘armas’ de la razón –que la potente Berkeley ignora porque piensa solamente en dinero y destrucción- han llevado a los tribunales a dos caballeros, a José Ramón Barrueco -secretario de Stop Uranio- y Jesús Cruz –quien siempre ha luchado contra esa aberración-. Esta mañana fueron a declarar a los juzgados de Ciudad Rodrigo, con decenas de apoyos en los exteriores de gente que rechaza el proyecto de la mina. Por esa razón alzo a través de estas líneas la bandera blanca de la solidaridad hacía ellos, porque hoy todos somos José Ramón y Jesús, a quienes quieren silenciar para sacar adelante la que es una tropelía.
Y no lo lograrán, porque el Campo Charro ya espabila y no parará hasta verse liberado de la ruina y la muerte que trae Berkeley.