Una encina en la Olimpiada de Río

Álvaro de Arriba ya forma parte de la historia del Campo Charro con letras de molde. Es un legítimo orgullo y quien llevará en sentimiento de su comarca a los Juegos Olímpicos de Río. Una encima en medio de esa maravilla de Brasil que congregará a los mejores deportistas del mundo. Entre ellos este muchacho de La Sagrada y residente en La Fuente de San Esteban que se ha convertido en un atleta modélico y ya es Campeón de España de 800 metros.

Esta Olimpiada va a ser especial y estaremos pegados al televisión en el momento que le toque competir. Porque en cada galopada a la meta sentirán en su cogote el aliento de todos los que los admiramos, de quienes nos sentimos orgullos de él.

Porque Álvaro de Arriba, que es la nueva estrella del atletismo charro es el tesoro del Campo Charro y el ejemplo para toda la juventud, al demostrar su talento y grandeza. El que plantará una encina en la Olimpiada de Rio.

A por ello y suerte, ¡campeón!

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Acerca de Paco Cañamero

En tres décadas juntando letras llevo recorrido mucho camino, pero barrunto que lo mejor está por venir. En El Adelanto me enseñaron el oficio; en Tribuna de Salamanca lo puse en práctica y me dejaron opinar y hasta mandar, pero esto último no me gustaba. En ese tiempo aprendí todo lo bueno que sé de esta profesión y todo lo malo. He entrevistado a cientos y cientos de personajes de la más variopinta condición. En ABC escribí obituarios y me asomé a la ventana de El País, además de escribir en otros medios -en Aplausos casi dos décadas- y disertar en conferencias por toda España y Francia. Pendiente siempre de la actualidad, me gustan los toros y el fútbol, enamorado del ferrocarril para un viaje sugerente y sugestivo, y una buena tertulia si puede ser regada con un tinto de Toro. Soy enemigo del ego y de los trepas. Llevo escrito veintisiete libros -dos aún sin publicar- y también he plantado árboles. De momento disfruto lo que puedo y me busco la vida en una profesión inmersa en época de cambios y azotada por los intereses y las nuevas tecnologías. Aunque esa es otra historia.

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