Rafael Vegas se hizo hombre bajo el sentimiento socialista que supo heredar de su tío Victoriano, quien siempre respetó a las siglas del PSOE desde la falta de las libertades que trajo el franquismo. Rafa ya era socialista cuando nadie llamaba a sus puertas por temer al látigo y a las represalias del régimen, en la época que el PSOE salmantino quedó reducido a la labor de su tío Victoriano, quien fue el principal mantenedor. Al igual que luego hizo Rafael, quien esta mañana se ha ido a descansar al otro mundo después de tanta lucha por las libertades.
Rafael Vegas, histórico militante del PSOE, era un personaje querido y popular en todos los sectores sociales de Salamanca, ciudad en la que hasta hace pocas semanas era frecuente verlo pasear del brazo de su señora por la Plaza Mayor. Con categoría perenne para saber sembrar amistad y saber ser fiel al significado de sus ideas políticas. Siempre, pero especialmente en los largos años en los que él fue quien veló por el partido en Salamanca. En los que dedicaba su tiempo libre a defender las libertades, a luchar para que España volviera a respirar la brisa limpia de la Democracia. Y a cada suspiro a ser un caballero que educó a sus hijos bajos los patrones que él llevó a gala.
A esos hijos que, desde niños, veían entrar y salir en su casa a gente que soñaban con legitimar a un partido vetado en la dictadura. A Fernando y Rafa, quienes vieron pasar por el salón de su domicilio a infinidad de históricos socialistas. Es el caso de Alfonso Guerra que, cuando venía a Salamanca, siempre dedicaba un rato -el más sincero y sentimental- de su estancia para ir a visitar al viejo compañero Rafael Vegas. O Felipe González. O a Ramón Rubial. O a tantos otros. Y allí, Fernando, el futuro letrado, conoció un día a quien sería uno de los hombres más importantes de su vida. Al salmantino Emilio Melero Marcos, grandiosa persona, extraordinario político y hombre de bien que tanto ha hecho por el partido. Y más que dieron la cara en defensa de los valores del PSOE en los días que todo eran trabas y dificultades, porque entonces de verdad había que dar la cara y lo más fácil era que se la partieran. Y así hizo ese caballero que es Rafael Vegas, quien llegaba de trabajar de la tienda de confecciones Paredes y dedicaba todo el tiempo en atender a su querido partido socialista.
Ahora con su marcha, el PSOE llora a un hombre de verdad que aireó la bandera de la libertad. A una leyenda de esas siglas, a uno de los últimos que siempre estuvieron ahí y al último escalón de una histórica cadena. Porque Rafa Vegas cierra el libro de su vida con el deber cumplido.
Qué bonito sería que un buen amigo escribiera sobre nuestras virtudes una vez dejemos este mundo. Olvidando nuestros defectos y demostrándonos su cariño. Tus ángeles toreros, políticos, fotógrafos, futbolistas…estarán aplaudiéndote desde el Cielo. ¡Enhorabuena!