Berkeley atiza la hoguera de la guerra

La guerra que ha traído Berkeley al Campo Charro sigue viva y con una clara confrontación social en varios pueblos de la zona manifestados a favor o en contra. Aunque afortunadamente cada día que transcurre empieza a llegar la sensatez a nuevas gentes que –cual manzanas maduras- caen del árbol de la mentira y la manipulación de la multinacional australiana. De esas promesas de riqueza que no serán más que miseria, enfermedad, y muerte en un mañana cercano, con las que han logrado engolosinar a la ignorancia de quienes apoyan ese tomentoso proyecto, que será la guadaña de una hermosa comarca.

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                   El inmenso destrozo que trae las mina asesina ya comienza a ser evidente.

El último caso de sensatez es el de Ángel María Moronta Corral, concejal socialista del Ayuntamiento de Villavieja de Yeltes y trabajador de Berkeley que ha tenido la valentía y el honor de dimitir. Sabía que no se puede ser verdugo y reo en medio de estos tambores de guerra que ha traído Berkeley al Campo Charro. Ojalá la multinacional respete su puesto de trabajo y no se venga despidiéndolo al no serle ya útil por no estar en el Consistorio y aprovecharse de él. Como ocurre en Retortillo con dos concejales que han demostrado carecer de ética y honor. Se trata de Eustaquio Matas Herrero y Andrés Matías Sánchez. Los dos concejales del PP y personajes vendidos que han dado un puntapié a su tierra e indignos de ser llamados charros. Dos personajllos amenazadores, sin luces que alumbren su inteligencia y que tanto daño han traído a ser tratados por meros peleles por quien le ha regalado un puesto de trabajo para utilizar voto en los plenos. ¡Qué míseros y arrastrados son algunas veces los humanos! Como citados concejales del ‘¡ay!-untamiento’ de Retortillo, si olvidar al resto del grupo de Gobierno, también cómplices de este tremendo despropósito-.

Sin embargo hoy, de manera feliz, crece el movimientos de sensatez contrario a esa locura. El ejemplo fue el pasado domingo con la concentración de cerca de ochocientas personas junto a las instalaciones de Berkeley para protestar en paz y con la cordura que trae la verdad ante esa tropelía fomentada por Berkeley, que cada día arranca encinas centenarios sin tener aún siquiera los permisos. ¡Bestias!

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Acerca de Paco Cañamero

En tres décadas juntando letras llevo recorrido mucho camino, pero barrunto que lo mejor está por venir. En El Adelanto me enseñaron el oficio; en Tribuna de Salamanca lo puse en práctica y me dejaron opinar y hasta mandar, pero esto último no me gustaba. En ese tiempo aprendí todo lo bueno que sé de esta profesión y todo lo malo. He entrevistado a cientos y cientos de personajes de la más variopinta condición. En ABC escribí obituarios y me asomé a la ventana de El País, además de escribir en otros medios -en Aplausos casi dos décadas- y disertar en conferencias por toda España y Francia. Pendiente siempre de la actualidad, me gustan los toros y el fútbol, enamorado del ferrocarril para un viaje sugerente y sugestivo, y una buena tertulia si puede ser regada con un tinto de Toro. Soy enemigo del ego y de los trepas. Llevo escrito veintisiete libros -dos aún sin publicar- y también he plantado árboles. De momento disfruto lo que puedo y me busco la vida en una profesión inmersa en época de cambios y azotada por los intereses y las nuevas tecnologías. Aunque esa es otra historia.

2 comentarios en “Berkeley atiza la hoguera de la guerra

  1. Ellos hacen lo que le da la gana pero es que hay otros elementos implicados, ya que si carecen de permisos los agentes de medio ambiente andan por la zona, por cierto uno de Ciudad Rodrigo, cuyo nombre no conozco; muy famoso por rellenar denuncias como quien lava, eso sí, a ti o a mí, porque si el corte de las ramas en desmoche no me gusta o zarandajas por el estilo, la Confederacion H. del Duero también tiene ahí sus gente patrullando con los todoterrenos blancos, y el Seprona, verdadero terror de la gente del mundo rural, donde todo está prohibido.
    ¿Dónde están ahora toda esta gente..? ¿Acaso tienen órdenes de mas arriba de mirar a otro lado..?
    Es obvio que medidas hay para hacerles entrar en razón, pero también parece cierto que no hay voluntad de ello. Imagino que por «los de arriba» como bien matizó el lumbreras de Boada a la sazón alcalde de Retortillo.

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