Marbella, otra víctima del ‘sistema’


Unos días de asueto por el sur distraen sobre la actualidad de la vida. Aún así al final de cada jornada los medios digitales ‘cantaban’ lo ocurrido en este mundo tan enrevesado sin que Fiesta viva alejada de esta marabunta. Ya lo decía el filósofo Ortega y Gasset “Quien quiera conocer la realidad del país no tiene más que darse una vuelta por las plazas de toros”. Hoy esta Fiesta tan a la deriva, con un ‘sistema’ caduco y dañino abrazado al triunfalismo, sigue chirriando por falta de engrase en las bisagras de su modernidad. Encima las llamadas figuras de ahora (no olviden que solo lleva José Tomás) únicamente se preocupan de ellos, de hacer caja rápido e incluso de robar los puestos a los toreros del segundo circuito e ignorar la promoción de novilladas.

Hoy, en medio de las aguas tan revueltas, la plaza de Marbella echa el cierre –antes lo hizo la llamada  ‘Nueva Andalucía’, en esa misma población-. Y deja la programación taurina sin que el sector haya movido un dedo más allá de echarle la culpa a los partidos de izquierda. A Marbella no la han matado más que ellos, las figuras y el ‘sistema’. Porque hasta el año pasado los Rivera, Juli, Talavante, Cid… se dejaban acartelar en esa plaza en su política rapiñera y ‘acomodándose’ a esa vergüenza de toros lidiados carentes de presencia y con medio pitón afeitado. Ninguno denunció la falta de seriedad, ni el nulo criterio provocando que la realidad de Marbella no es otra que un asesinato cometido y consentido por el ‘sistema’, además de avalado por varias figuras del toreo –los hermanos Rivera, El Juli, Talavante…-.

Con esos despropósitos han logrado que Marbella sea la última en caer en la particular caseta de tiro que han convertido a la Fiesta mientras no tardando mucho se sumarán más plazas a esta lista, porque las figuras y el ‘sistema’ jamás han mirando por el futuro de la Fiesta, por defender las novilladas, los abusos contra los modestos… Solo les interesa su dinero rápido, sin preocuparse para nada y ahí están los ejemplos. ¿Quién ha mirado por Barcelona, por Palma, por La Coruña? ¿Alguna figura ha lanzado un SOS para frenar la actual caída de Bilbao?

Muchas veces escribí que, taurinamente, la Costa del Sol tomaba el mismo camino que la Costa Brava catalana. Ahí están las hemerotecas que, como el algodón, no engañan y otra vez la realidad canta. Hace principio de la pasada década de los ochenta la Costa Brava programaba espectáculos cada domingo en las plazas de Figueras, San Feliu de Guixols, Olot… Eran tan intensa la actividad que, incluso, banderilleros y picadores, se trasladaban durante varios meses a esa tierra para hacer la temporada hasta que, poco a poco, los propios profesionales la asesinaron lidiando becerros afeitados. Lo mismito que hicieron en Marbella, Benalmádena, Mijas…

Y ahora que Marbella ha muerto no busquen culpables. A Marbella la han matado los propios taurinos y lo peor es que no tardarán en sumarse más cosos a esa lista de defunciones. Por cierto, ¿qué ha dicho la Fundación del Toro de Lidia de esto? ¿Y los colectivos profesionales? ¡Nada! Como siempre echan do balones fuera, culpando a los políticos y buscando el triunfalismo. ¡Qué pena!

Acerca de Paco Cañamero

En tres décadas juntando letras llevo recorrido mucho camino, pero barrunto que lo mejor está por venir. En El Adelanto me enseñaron el oficio; en Tribuna de Salamanca lo puse en práctica y me dejaron opinar y hasta mandar, pero esto último no me gustaba. En ese tiempo aprendí todo lo bueno que sé de esta profesión y todo lo malo. He entrevistado a cientos y cientos de personajes de la más variopinta condición. En ABC escribí obituarios y me asomé a la ventana de El País, además de escribir en otros medios -en Aplausos casi dos décadas- y disertar en conferencias por toda España y Francia. Pendiente siempre de la actualidad, me gustan los toros y el fútbol, enamorado del ferrocarril para un viaje sugerente y sugestivo, y una buena tertulia si puede ser regada con un tinto de Toro. Soy enemigo del ego y de los trepas. Llevo escrito veintisiete libros -dos aún sin publicar- y también he plantado árboles. De momento disfruto lo que puedo y me busco la vida en una profesión inmersa en época de cambios y azotada por los intereses y las nuevas tecnologías. Aunque esa es otra historia.

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