Carlos Zúñiga, un rey destronado

A Carlos Zúñiga, un castellano viejo que sigue respirando los aires toreros de su juventud, lo han destronado de su sociedad para mandarlo a la amargura del ‘destierro’ . Cuando después de ir y volver por tantos caminos en su labor de empresario taurino, de abrir nuevas puertas, recuperar plazas y mantener intacta una vocación que le llevó a apoderar a numerosos diestros y ganarse laureles, junto al respeto general, ahora lo han apeado de su trono. Le han quitado su poder en lo que es una bomba que ha estallado en las entrañas del toreo en el ecuador de San Isidro.

No debe ser fácil su situación después de toda una vida de trabajo. De madrugones para hacer cientos de kilómetros y alcanzar un acuerdo para la gestión de una nueva plaza. O estar al tanto del matador que apodera, que han sido un montón desde los tiempos de Pascual Mezquita y El Regio hasta el reciente Clemente, sin olvidar a Roberto Domínguez, José Luis Galloso, el malogrado Celso Ortega, Juan Diego… y al añadido de allá donde estuvo ser capaz de sembrar la semilla de la amistad.

Carlos Zúñiga es, junto a José Antonio Chopera, el último taurino de la vieja escuela de hombres del toro curtidos en las enseñanzas de la vida. Superviviente de la época añeja cuando los taurinos eran gente que sabía del toreo y conocía todas las teclas de la Fiesta, desde su historia a la realidad, porque antes de nada eran aficionados en un mundo tan distinto a la época actual, donde ahora la mayoría son meros comisionistas.

No soy quien para entrar en esta guerra e incluso hay que aferrarse al antiguo dicho de ‘entre padres y hermanos no metas la mano’, pero el corazón te invita a escribir cuando ves derrotado al viejo Carlos Zúñiga, un personaje que se merece el respeto y consideración que se supo ganar. La de un luchador que ha recorrido los caminos del toro, desde los polvorientos de destino incierto, hasta las modernas autopistas, sabiendo en todos dejar su señorío. Porque sabe estar en la tasca del pueblo más perdido hablando con viejos aficionados de boina y ‘faria’ que entre los más granado sobre las alfombras de lujosos hoteles. Fruto de eso es que supo dar toros en decenas de pueblos de Castilla, hasta asomarse a Galicia cuando ya esa tierra dejó de apostar por la Fiesta; sin olvidar cómo recuperó Gijón,  la joya de su corona, cuando la Feria de Begoña estaba sentenciada a morir para hacer posible el milagro de su actual esplendor con esas corridas en el Bibio convertidas en un acontecimiento del mes de agosto. O llegar hasta los confines de Andalucía o en el secarral de La Mancha con la impronta de su vocación taurina sin dejar a nadie indiferente. Por esa razón las viejas figuras lo respetan y la torería actual también, sabedora ella que este vallisoletano de enorme corpachón, nobleza natural e imperecedera simpatía es último empresario de esa vieja escuela que ha sido una universidad del toreo.

Y es que Carlos Zúñiga te podrá caer mejor o peor, podrá hacer algo que en un momento no guste, pero a nadie deja indiferente. Escribo con el conocimiento que dan tres décadas de amistad, tiempo donde hubo de todo. Desde enfados –recuerdo una corrida de Molero en Vitigudino o más recientemente por la presidencia de Zamora-, sin embargo al final afloraron las aguas limpias de la concordia que dan paso al afecto. Y también a la consideración y respeto. Porque si alguien quiere aprender y disfrutar con pasión de la Fiesta no tiene más que sentarse un rato a escuchar a este vallisoletano que sigue respirando los aires toreros de la época, ya lejana, que fue novillero de postín y al que ahora cuando ya merece paz para disfrutar de su bien ganado prestigio pretenden destronar para condenarlo a la tristeza del destierro. Y Carlos, con tanta lucha a sus espaldas, jamás merece estas inmerso en tanta pena.

Acerca de Paco Cañamero

En tres décadas juntando letras llevo recorrido mucho camino, pero barrunto que lo mejor está por venir. En El Adelanto me enseñaron el oficio; en Tribuna de Salamanca lo puse en práctica y me dejaron opinar y hasta mandar, pero esto último no me gustaba. En ese tiempo aprendí todo lo bueno que sé de esta profesión y todo lo malo. He entrevistado a cientos y cientos de personajes de la más variopinta condición. En ABC escribí obituarios y me asomé a la ventana de El País, además de escribir en otros medios -en Aplausos casi dos décadas- y disertar en conferencias por toda España y Francia. Pendiente siempre de la actualidad, me gustan los toros y el fútbol, enamorado del ferrocarril para un viaje sugerente y sugestivo, y una buena tertulia si puede ser regada con un tinto de Toro. Soy enemigo del ego y de los trepas. Llevo escrito veintisiete libros -dos aún sin publicar- y también he plantado árboles. De momento disfruto lo que puedo y me busco la vida en una profesión inmersa en época de cambios y azotada por los intereses y las nuevas tecnologías. Aunque esa es otra historia.

9 comentarios en “Carlos Zúñiga, un rey destronado

  1. Tus palabras reflejan la realidad de un hombre que siempre ha estado al marro y ha luchado por la vieja escuela del mundo de los toros. Zúñiga ha puesto siempre esfuerzo, afición y trabajo por algo que se nos va de las manos como el agua de una cesta. Gracias Paco porque tú estás al tanto de esa afable y en ocasiones controvertida personalidad.

  2. No se puede destronar a quien siempre será el Rey hasta que esté diga su última palabra a pesar de una traición totalmente desmerecida , desmedida y dolorosa más aún viniendo de donde viene una «persona » a la que se le ha facilitado todo en esta vida y de no ser por la sabiduría del Rey no podría llegar ni a duque, los Taurinos Auténticos siempre decian: NO MUERDAS NUNCA LA MANO QUE TE DA DE COMER. Pero eso el duque no lo ha debido tener en cuenta, yo por mi parte y conociendo al Rey sé que va a seguir ahí y que por muchas zancadillas y traiciones vengan de donde vengan va a seguir ahí dándonos mucha guerra e ilustrandonos con su sabiduría, pues quien sembró, luchó y seguirá luchando no va a darse por destronado por alguien que tendría que besar cada huella que deja el que es y seguirá siendo el alma ya no de solamente una empresa si no una forma de vivir y empeño, trabajo y dedicación durante más de 60 años así que desde estas líneas muestro mi más repulsa a esta traición y solamente decir el Rey seguirá reinando hasta que el quiera

  3. Carlos padre es un hombre que ha trabajado mucho para llegar donde está, y que ahora venga el chulo de su hijo a lucrarse de los éxitos de su padre me parece algo muy ruin y cobarde.
    Sinceramente, carlos no se merece el trato recibido por parte de su hijo.

  4. La vida y el toro pone a cada uno en su sitio, y este no es el tuyo. Tu sitio está en el trono, en el que te has forjado con tu trabajo, esfuerzo, afición e ilusión de romántico del toreo. Y todo ello siempre con una palabra amable y una sonrisa afable.
    Enhorabuena por su artículo Sr. Cáñamo.

  5. Carlos pedazo de hombre cuidando halos toreros y cuadrilla q pedazos de ferias vivimos joyería carlistos siempre fuiste muy aplicado pero en este caso te pasaste de listo

  6. Ciertamente y desde mi desconocimiento del problema, quiero reconocer a D. Carlos Zuñiga la gran labor que para la fiesta hizo en Gijón así como en otras plazas, agradecerle su amistad y bien hacer. Nos veremos este año en la feria de Begoña amigo. Un abrazo. Pd. Acertado artículo gracias

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