Víctor Manuel Martín y Flores Blázquez llegaron al Casino de Salamanca para hacer el paseíllo de la amistad y el reconocimiento. Ambos conservando aún las hechuras que un día, medio siglo atrás, los convirtió en una ilusión torera. Ahora venían a recoger la admiración y los aplausos de la melancolía en la celebración de los cincuenta años de su alternativa. Los dos con esa humanidad que siempre afinó los acordes de su existencia para que sonaran las mejores notas. Junto a ellos, como no podía ser de otra manera, el maestro Santiago Martín ‘El Viti’ para formar una terna simbólica y nostálgica. ¡Y qué palabras tan bonitas las de El Viti! Al igual que los emocionados protagonistas, quienes iban contestando a las preguntas de Orestes Bazo y de Arancha Martín, moderadores del acto. Aunque ayer Arancha, todo bondad y señorío, vivía el papel de hija en el día tan especial de ese hombre que para ella lo es todo, de Víctor Manuel Martín, su padre. Por eso en varias ocasiones su ojos brillaron de emoción para dejar caer unas lágrimas que significaban todo el amor que siente a la figura de su progenitor.
El acto, bajo la perfecta organización de la Federación de Peñas de Salamanca y Provincia ‘Helmántica’, se celebró en el precioso marco del Casino de Salamanca y contó con la asistencia de numerosos aficionados para aplaudir a quienes fueron dueños de dos trayectorias que hoy han vuelto al primer plano. La alternativa de Flores Blázquez con presencia masiva de paisanos que abarrotaron Toledo para apoyar a quien fue un novillero que causó furor y se hacía matador con El Viti y El Cordobés –frente a una gran corrida de Garzón-. O la Víctor Manuel Martín en Barcelona con Camino y El Cordobés dejando tan grata impresión que ese mismo invierno le preguntaron a Camino, mientras cenaba en el restaurante Valencia de Salamanca, por el paisano al que hizo matador y respondió: “ese patas largas tiene mucho peligro, torea muy bien”, en clara señal a las condiciones que atesoraba.
La noche, dentro del guión, se centró en los recuerdos de sentimientos alrededor de dos personajes que amaron la profesión y vivieron plenamente su paso en los ruedos, ambos con carreras muy distintas. Flores al cuarto año y llegar el olvido empresarial tras sufrir un cornalón por un ‘victorino’ en Madrid se hizo banderillero para ser un excelente peón y más tarde profesor de la Escuela de Tauromaquia de Salamanca, época en la que ayudó a tantos chicos –de manera especial a Juan Andrés González, Javier Valverde, Eduardo Gallo…-. Víctor Manuel, por su parte, disfrutó del éxito en las plazas de Balañá –en Barcelona fue ídolo-, saboreó la puerta grande de Madrid y al llegar la obligatoriedad de la mili se tronchó su carrera para abrir el portón de las dudas. También de idas y vueltas hasta la última reaparición en 1982 a cuyo final de temporada dijo adiós tras desorejar a un Conde la Corte un día de San Mateo en Salamanca.
Y si ambos fueron medio siglo atrás la ilusión de la torería, lo que siempre han sido y ha definido su personalidad es la bondad para caminar por la vida. Por esa razón anoche nos hicieron vibrar con sus recuerdos, todo en medio de una velada donde los ojos de Arancha brillaron con lágrimas de emoción.
COLETILLA: La otra cara de la moneda fue que apenas acudieron toreros. Solamente estuvieron presentes Juan José, Pascual Mezquita, Juan Diego, Javier Castaño, junto al gran peón Guillermo Barbero, acompañados de veteranos picadores y banderilleros de la época -Juan Mari García, El Rubio, Adolfo Lafuente, Tomás Pallín, Arturo Martín, El Miura…- . El resto no acudió a un acto donde tanto se aprende al beber de las fuentes del ayer, que siempre son las mejores lecciones. Ni tan siquiera los chicos y profesores de la Escuela de Tauromaquia, algo que sorprendió al haber sido Flores parte de esa institución –si estuvo el diputado Jesús María Ortiz-, que para otras cosas movilizan a los aspirantes a toreros. La Salamanca ganadera también estuvo ausente, excepto Carlos Charro. Una pena, pero es algo habitual y con lo que tanto hemos convivido en esta tierra. Sin embargo viene un ‘Domecq’ o algún ‘figurante’ y van todos en peregrinación. Por cierto, ¿cuántos favores le pidió la torería charra a Víctor Manuel en los muchos años que trabajó en el Clínico y él se volcaba con todo el mundo? ¿Y con Flores a lo largo de su vida y siempre agradecido? Por eso no tienen nombre tantas ausencias, ni nada las justifica porque están escrita con la tinta de la ingratitud.
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Las fotos son del diario digital Salamanca al Día: http://salamancartvaldia.es/not/151617/casino-salamanca-rinde-homenaje-flores-blazquez-victor-manuel/
Paco, me pareció una falta de respeto que el director de la escuela taurina no estuviera en un acto homenaje al que fue su compañero, para salir en el canal toros de la mano del niño torero para enseñar la ganadería que representa anduvo mas rápido.
Arancha, no te disgustes, los Salmantinos no somos ni de ir a lo sitios ni de demostrar cariño, pero no dudes q estos dos grandes hombres del mundo del toro, son muy queridos y muy respetados, un fuerte abrazo a toda la familia
Querida Arancha. Las ausencias sólo son presencias físicas. Tu padre está en la mente de todos y vencer al olvido de lo que fue es imposible.