El charlatán de Berkeley

El tal Francisco Bellón, uno de los gerifaltes de la minera Berkeley que está empeñada en destrozar el Campo Charro, recuerda por su modus operandi a los antiguos charlatanes de feria. A aquellos que embelesaban a la gente a base de promesas y resultaba que al final todo era humo, porque lo que te vendían llegaba roto a casa. A este susodicho le ocurre igual en la práctica de su rebatiña para comprar voluntades que oculten sus malas artes y disfracen la triste realidad. Ahora le ha dado por prometer, cual si fuera un político en campaña electoral que esconde el mensaje ‘divide y vencerás’. Porque Berkeley ha logrado separar familias, enfrentar a los pueblos y traer una guerra a esa siempre pacífica y tranquila comarca entre quienes estar a favor de ellos –cada día menos- y quienes se han alzado en la defensa del Campo Charro con todos sus valores.

Y de ahí que el tal Bellón, con su aspecto de seminarista de vocaciones tardías, ha decidido actuar de charlatán y de trilero para camelar a los ingenuos que aún creen en los Reyes Magos y en la reencarnación de la Virgen María. Y ahora la ha tomado con Villavieja de Yeltes, tratando de puentear a su alcalde y a las competencias municipales con su rosario de promesas; pero ahí se ha encontrado con Jorge Rodríguez, un alcalde de verdad, auténtico, con raza y amor propio para frenar la tropelía de quien pretende enfrentar al vecindario. Aquí, Jorge Rodríguez, se ha convertido en un modelo para la defensa de su pueblo y un auténtico espejo para mirarnos. En el verdadero látigo -junto a los  simpatizantes de Stop Uranio con Jesús Cruz, su adalid, que merece todos los honores- para frenar el hostigamiento de quienes han llegado atropellando nuestra historia al tratar a estas gentes como si tuvieran mentalidad primitiva y pensando que con su calderilla callarán las bocas. ¡Apañaos van!

Ahora, el directivo con aspecto de seminarista tardío, se ve impotente, arrinconado ante la sociedad civil y ante el alcalde Jorge Rodríguez, que le ha plantado cara en la misma trinchera, no ocurriéndosele otra salida al charlatán de Berkeley que, en vísperas navideñas, prometer una ¡escuela en Villavieja de Yeltes! Sí, báilalo, ni Ministerio de Educación ni nada, él solito se salta las leyes en una política populista que no tiene otro fin que la guerra interna. Porque igual que prometió una escuela pudo haber sido un aeropuerto o decir que reabre el Tren del Duero; o lo mismo, vete tú a saber, un puticlub –como leí anoche-.

Por eso me descubro ante la gente que abre los ojos después de calar al trilero de Bellón. De quienes ya no se dejan engatusar por su rebatiña y son conscientes que su juego de palabrería y promesas es para esconder la realidad de destrozar nuestra comarca y cambiar la vida por la muerte. Y por ello mi reconocimiento a Jorge Rodríguez, alcalde de Villavieja de Yeltes y a Stop Uranio con Jesús Cruz al frente, quienes representan el valor, honor y orgullo de los charros.

Acerca de Paco Cañamero

En tres décadas juntando letras llevo recorrido mucho camino, pero barrunto que lo mejor está por venir. En El Adelanto me enseñaron el oficio; en Tribuna de Salamanca lo puse en práctica y me dejaron opinar y hasta mandar, pero esto último no me gustaba. En ese tiempo aprendí todo lo bueno que sé de esta profesión y todo lo malo. He entrevistado a cientos y cientos de personajes de la más variopinta condición. En ABC escribí obituarios y me asomé a la ventana de El País, además de escribir en otros medios -en Aplausos casi dos décadas- y disertar en conferencias por toda España y Francia. Pendiente siempre de la actualidad, me gustan los toros y el fútbol, enamorado del ferrocarril para un viaje sugerente y sugestivo, y una buena tertulia si puede ser regada con un tinto de Toro. Soy enemigo del ego y de los trepas. Llevo escrito veintisiete libros -dos aún sin publicar- y también he plantado árboles. De momento disfruto lo que puedo y me busco la vida en una profesión inmersa en época de cambios y azotada por los intereses y las nuevas tecnologías. Aunque esa es otra historia.

2 comentarios en “El charlatán de Berkeley

  1. Ciertamente que parece un seminarista de vocación tardía; qué contradicción, porque se reduce a trilero y charlatán. Ójala que cada vez más ciudadan@s, incluidos los sabios y sensatos charros dejen en evidencia su malvada y a la vez estúpida frivolidad.
    Jorge, alcalde de Villavieja, lo deja tan ridícula situación, que, si le quedara a ese tal Bellón minimísima dignidad, pondría los pies, si no en Australia, si en Polvorosa. Para no caer en más profundo pozo de ridículez, decidáse estas mismas Navidades a emprender el viaje, con la firme decisión de no volver.
    Gracias, Paco.

  2. Lo defines bien como un seminarista pero a mí siempre me pareció que le falta un veranillo, duda, se atranca, carraspea….¿No tendría la empresa a nadie mejor para ponerlo ahí?
    Sabemos que este año se ha metido en el bolsillo setecientos mil euros limpios de polvo y paja, eso sí, está comprometido con el desarrollo de la comarca y muy preocupado por nuestras carencias de toda índole cual Teresa de Calcuta.
    ¡Tendrá jeta el gachó..!!!

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