La falta de imaginación del sistema empresarial se ha convertido en una rémora que arrastra el toreo desde hace varios años. Algún atractivo aislado motiva y mueve al público en una Fiesta donde en la inmensa mayoría de las ferias siempre están los mismos nombres con las mismas ganaderías. Sin dar opción, tapando el circuito de los modestos y jóvenes, además de impedir cualquier salida a las novedades.
La pasada temporada un alto número de matadores ni siquiera se vistió de luces y otro montón de ellos lo hicieron una, dos o como mucho tres, siendo una pena porque hay grandes toreros que no tienen un escaparate para mostrar su arte y se diluyen en el ostracismo de un ‘sistema’ nefasto.
Faltan ideas e imán para atraer al público a las plazas. También para recuperar a algunos de esos toreros que apenas ven su nombre anunciado en los carteles. Nadie ofrece soluciones, ni tan siquiera las intentan y todo el igual. Como aquí no es solo criticar, también es necesario aportar ideas.
Hoy, en esta Fiesta que nada sorprende, a nadie se le ocurre poner en practica los carteles de seis toreros para tratar de abrir puertas a través de la variedad y con un gancho para el aficionado. Recientemente se celebraron dos corridas de este calibre, ambas con toreros de postín en Vallaodlid –homenaje a Víctor Barrio- y en Córdoba –a beneficio la lucha contra el cáncer-. Por lo demás apenas se celebran este tipo de espectáculos que en algunas ocasiones fueron una puerta abierta. O también un acontecimiento.
Hace años, la plaza de Valencia acogió uno de esos festejos con los toreros de la tierra y al triunfador se le abrió un cartel en Fallas. También recuerdo otra organizada por Manolo Chopera en Madrid, en el mismo año de su llegada y que se celebró para conmemorar el 50 aniversario del coso de la calle de Alcalá, junto a otros actos celebrados en esos días. Se celebró el diecisiete de junio de 1981 con Joaquín Bernadó, Ángel Teruel, Dámaso, Julio Robles -que fue el triunfador y a punto estuvo de salir en hombros-, Tomás Campuzano y Pepe Luis Vázquez- para celebrar el cincuenta aniversario de Las Ventas. Pero claro hablamos de Manolo Chopera un empresario con visión de futuro y talento que pensaba en el bien de la Tauromaquia, al igual que hizo años más tarde para dar una oportunidad a toreros perdidos y de donde salió Rafael Perea ‘El Boni’ con tanta fuerza.
Creo que estas corridas tendrían su punto y no sobraría ninguna programación de ellas. Ahora, en 2018, que la plaza salmantina de La Glorieta celebra su 125 aniversario, qué buen momento para celebrar algo bonito, sin chapuzas y que quede escrito para el futuro. ¡Una corrida de seis toreros para abrir feria qué elegante sería! Lo mismo que también en alguno de los acontecimientos veraniegos de la provincia, caso de Guijuelo, con un cartel de seis toreros que tuviera gancho para el aficionado. Por cierto, bastante más bonito que el ‘mano a pata’ del Juli y Ventura, que en Guijuelo no conduce a nada, aunque se llene la plaza .
Tu sabes lo que cuesta la S.S de las cuadrillas? Sugun el reglamento,aunque en ciudad rodrigo los subalternos icieran doblete en diferentes cuadrillas en el mismo festejo.saltandose a la torera el reglamento…..
Bonito sí sería pero ¿y la taquilla? que al final es lo que importa a los empresarios.