La Fiesta se cae al indeseable pozo de su desaparición. Se quema en los fuegos de la desidia y se pudre a los soles de los abusos y desaires. Si esto no torna un volantazo inminente y radical, para desgracia de quienes somos aficionados, la veremos morir más pronto que tarde, porque de momento nadie es capaz de plantar frente a los poderosos que la han mangoneado hasta llevarla a los actuales índices de descrédito. A quienes no creen en el futuro y únicamente juegan sus cartas, sin dar opción a nadie, en una encrucijada donde va a ser tan difícil descifrar la X, al no existir interés en ello dentro del ‘sistema’ que la ha conducido a tan altos niveles de descrédito.
De ese ‘sistema’ que se habla y sin embargo nadie dice quien es, por el miedo a no salir en la foto quien se mueve. Ese ‘sistema’ que tiene su cabeza visible en la familia Matilla, en los mexicanos de Bailleres y en Simón Casas, quienes tanto daño han hecho a esta Fiesta, atollada y con los caminos del futuro cortados. A esta Fiesta que han mangoneado a su interés, cerrando la puerta a quien le molestaba, sin que valgan ya los triunfos en el ruedo y con la colaboración de una parte de la prensa, en labores de palmera del ‘sistema’ y dedicada a agradar en vez de denunciar tanta falsedad como existe en el mundo del toro. ¡Qué pena ver cómo se han cargado el que fue un espectáculo tan democrático!
Puertas grandes de Madrid ya apenas sirven para nada, mientras que actualmente hay toreros que un año si y otro también dan la vuelta a España sin triunfar en Las Ventas; mientras que otros, con un sitio ganado en las ferias, no tienen sus nombres en las libretas de esos poderosos que carecen de afición y de cualquier amor al torero. ¡Vergonzoso! Como esa especie de UTE entre el ‘vendehúmos’ Casas y Ramón Valencia, el nefasto empresario de Sevilla, donde todo indica que Antonio Matilla sujeta el paraguas que les da sombra. Una unión que no va a engrandecer la Fiesta, ni a fomentarla, solamente se ha creado para ver cuánto más se pueden llevar, o cuánto le pueden quitar a los toreros que molestan. Ni va a rebajar el precio de las entradas, que son carísimas y aquí tampoco nadie ha sido capaz de ver que este es otro de los lastres de la Fiesta.
Y nefasto. Nefastísimo es ver cómo a los chavales jóvenes los dejan sin casi opción y además las figuras ya arrebañan hasta los dineros de los pueblos, con toros mochos e impresentables. Ahí está el caso del Juli y sus anunciadas presencias en Guijuelo, Brihuega, Olivenza … ocupando lugares que no son suyos y dejando sentados a quienes merecían estar y en esas plazas tienen su sitio natural. Al hilo de l escrito, ahora se queja El Juli de la conspiración existente contra él para rebajarle los dineros, motivo por el que se está quedando excluido de algunas ferias. Quizás las formas no sean las justas y otra vez más saltan a la luz maneras tan sucias y faltas de ética de quienes están al frente del toreo. Sin embargo no debemos olvidar tantos abusos del Juli en sus dos décadas de figura, desde afeitar medio campo bravo en una tomadura de pelo a la dignidad del toreo; a su forma de matar, que es un atentado a la dignidad y pureza, a pedir dineros que no justificaba en taquilla, a marginar compañeros…
Tras la crítica, tan necesaria, llega el momento de plantearse soluciones y ver cómo se arregla una Fiesta que se desangra por las heridas causadas entre quien debe velar por su esplendor. Y aquí, retrocediendo en el tiempo, vemos cómo a principios del siglo XX nadie apostaba ya por la Tauromaquia, mientras la afición desertaba de las plazas, ante un caduco plantel de toreros –que habían sido grandiosos, pero ya no motivaban-, unos precios solamente para clases pudientes y cada vez menos atractivos. Pero entonces surgieron Joselito y Belmonte para darle la vuelta a los cimientos y nacer la Edad de Oro que llenó las plazas con el más apasionado público, dividido entre gallistas y belmontistas. Fue una etapa maravillosa como lo fue, tanto aún, la que vino después, la llamada Edad de Plata, con una treintena de toreros, diferentes y extraordinarios, rivalizando con una cabaña brava encastadísima y exigente.
Ojalá ahora vuelva una pareja así. O alguien que ponga patas arriba a la Tauromaquia. Pudo hacer sido José Tomás, un torerazo descomunal, pero prefirió el conformismo de escasas corridas. Ahora hace falta una pareja de espadas que devuelva la emoción perdida en el toreo actual, donde prima lo bonito sin hondura. Hace falta nombres que se enfrenten a las empresas y acaben con ese ‘sistema’ que ha sido un cáncer, que rivalicen entre ellos y pidan el toro encastado. Ese es el único arreglo para salvar la Fiesta. Lo demás papel mojado y mientras no llegue el toreo seguirá en caída libre al indeseable pozo de su desaparición; quemándose en los fuegos de la desidia y pudriéndose a los soles de los abusos y desaires.
Pá mí que el «todopoderoso» apuntillará ésto y no tardando mucho. ¿Y qué más les da?
Otra cosa: ¿Te acuerdas de cuando ésto estaba medio muerto y volvió de México el torero que criticas? No lo hace todo bien, pero hay que tener memoria porque igual ya hacía algunos años que nos habríamos olvidao de esto.
Llevas toda la razón, o salen dos Toreros con fuerza y que maten las corridas serías en sitios de importancia, o esto se acaba
Totalmente de acuerdo con tú artículo. Pero esto es de todos. Tanto de aficionados ( que algo tendremos que decir ), como ganaderos, empresarios, y sobre todo, vosotros los periodistas. No callaros, no os dejéis pisotear, y llamar al pan, pan y al vino vino.
Eres de los pocos periodistas taurinos que me gusta leer, tienes con perdón de la expresión «cojones» para no callarte lo que consideras la verdad. Eres escritor y periodista de paladares exquisitos como lo es Sabina, Urquijo y Vega en la música, enhorabuena por tu calidad literaria. En este humilde y casi acabadoTorero encontrarás siempre un fiel lector de la verdad de tus escritos.
Amén, paisano.
Paco a la afición la están echando de las plazas
Soberbio Paco
Aunque no siva de nada nadar en contra de corriente, sigue denunciando la mentira de estos poderosos que manejan la fiesta sin escrúpulos. Abrazos.
Bien Caña. Y tienes razín, así se va a pasos agigantados hacia el caos más triste y nefasto de la Fiesta.
Suscribo todo lo que dices Paco. Yo veo toros domesticados y toreros sin alma ( casi todos torean igual) El caso es dar pases de cualquier manera. La Tauromaquia está perdiendo terreno a pasos agigantados, solamente en Francia la protege el Estado, y sin embargo aquí en España se la cogen con papel de fumar los «animaleros». En fin, lo de los empresarios-ganaderos-entrenadores es una vergüenza.