Ojalá que el domingo, David Salvador, destape el frasco de sus esencias en La Real Maestranza de Sevilla frente a un ‘rociodelacamara’. Es su momento, el tantas veces esperado y el que ya va a vivir con la categoría de acontecimiento, en una plaza ya familiar para él. Porque hace dos años, en una bochornosa noche de verano, ya fue capaz de enamorar a esa afición con la pureza de su toreo y la interpretación tan elegante de la que hace gala. Aquel día, que tuvo en su mano el éxito en Sevilla, recuerdo, una vez finalizado el festejo, las palabras del maestro Manolo Cortés cantando la torería de David Salvador. Ahora vuelve para llevar la pureza de su toreo castellano a ese marco tan especial, sabedor que esa tarde para él es una particular final en esta Champion del toro.
Es la oportunidad deseada para dar un golpe en la mesa de la reivindicación tras verse relegado por otros ‘compañeros’ que se visten a golpe de talonario y sin triunfo que los avalen están en todas las ferias. Por esa razón, David Salvador ha debido esperar mucho tiempo en el banquillo la llegada de su oportunidad. Y aquí esta, en la plaza donde se sueña el mejor toreo, La Real Maestranza, la que debe servir a este chaval que atesora el don de la torería para romper aguas y demostrar quién es, por sus méritos y sin ese lío de padrinos que tanto abunda ahora en el toreo.
Ojalá triunfe y en la tarde/noche del domingo protagonice titulares en todos los medios taurinos, porque lo merece más que nadie, por esfuerzo, afición, dedicación, entrega. Por ser un torerazo y un chaval, además, de quitarse el sombrero por su humanidad. Con personalidad y sabiendo muy bien lo que quiere.
Este domingo Sevilla se va a enamorar de su toreo, porque la interpretación de David Salvador es el que siempre se supo deleitar en la vieja Híspales, la que llega cuando los olés se escuchen al otro lado del Guadalquivir, al inicio de Triana, donde su paisano Venancio Blanco, un charro universal, inmortalizó para siempre a Juan Belmonte.
Ahora. David, tiene en sus manos otra ocasión para volver a casar a Sevilla y Salamanca, al Guadalquivir con nuestros Yeltes y Huebra donde él se inspiró para ser un torero grande y con la naturalidad siempre en su alma.