A Miguel Ángel Perera poder mantener el peso de la independencia siempre le hizo estar en primera línea de fuego. No le quedaba otra. Un escalón por encima del resto y a dar la cara allá en la plaza que fuera para ganarse los contratos mientras el resto de las figuras tenían hecha la temporada en febrero.
Nunca escurrió el bulto en las mejores ferias anunciándose muchas veces con corridas de las que huyen figuras. Pero Perera era sabedor que para seguir a su aire –independencia de verdad- no le queda otra. Y, en su momento, llegaron ‘adolfos’ en Madrid y otros encierros que no quieren toreros de campanillas. Menos él y escasas excepciones, que siempre ha ido de frente y por eso desde los despachos del ‘sistema’ tratar de zancadillearlo. O de provocarle un tropezón para buscar una justificación y excluirlo de carteles. Pero Perera sigue yendo a más, sin amedrentarse y dejando en su piel el recuerdo de tremendos costurones. Como aquel de la feria salmantina de 2015 que durante varias horas hizo temer por su vida . Pero Perera remontó ese difícil momento para volver a lucha. A la primera línea del fuego en las trincheras del toreo, con el dolor de ver cómo después quedaba fuera de muchas ferias, entre ellas Salamanca y Logroño, donde se ganó un sitio en sus carteles.
Ahora, para 2019m debe seguir haciéndose fuerte con su verdad. Con la que él defiende en el ruedo con su valor, temple y buen torear, mientras que Fernando Cepeda -¡que gran capote tenía usted, maestro!- lo haga en los despachos sin tener que mirar a los lados. Con la integridad de un torero modélico por su forma de defender su carrera y al que tantas veces han tratado de dejar en las cunetas. Porque tratar de dejar aislado a este torerazo prototipo de la independencia es otra tremenda aberración. Es una figura con todas las letras al que nadie ha regalado nada, pero al que se busca regatearle los elogios
Toreros como este de Puebla del Prior que lleva años saboreando las mieles de ser figura merecen la pena y son más necesarios que nunca para esta Fiesta en la que se olvidan en los despachos lo que se gana en las arenas. Como ha hecho Miguel Ángel Perera, que siempre está en primera línea de fuego. Y con la verdad por delante.