De toros y recortes

Finalizó el Carnaval del Toro y la vieja Miróbriga, una de las más bellas ciudades de los caminos ibéricos, recupera la tranquilidad que trae la cuaresma. Cinco días intensos que lo han convertido en el escaparate festivo del país abren la puerta de la cotidianidad dejando atrás un montón de lecturas, aunque siempre imperarán todos los atractivos que cuenta esta fiesta mágica.

Ciudad Rodrigo ha germinado con solera un Carnaval que gira alrededor del toro y el disfraz propio de estas fechas. Con ese toro presente en capeas, encierros, desencierros, toros del Aguardiente o del Antruejo, festivales… que imantan a miles de personas y llevan hasta esta joya levantada a las orillas del Águeda a tantos amantes de las tradiciones taurinas.

Sin embargo hay una serie de puntos que no deben pasan inadvertidos porque desde hace varios años, se lleva jugando con fuego en los festejos de la tarde, tratando de hacer amalgamas sobre un prestigio y una seriedad acuñados en muchas décadas, sin que nunca hayan fallado las fórmulas de los festivales del sábado y martes con toreros de interés, dejando un hueco en el primero de ellos –siempre el más importante- para el triunfador del Bolsín Taurino Mirobrigense, institución local que goza de todos los respetos y merece muchos más y mejor trato. Después el domingo y lunes para el propio Bolsín.

Sin embargo en los últimos años se llevan haciendo las cosas mal y desencajando las piezas del puzzle. Y aquí quiero indagar en la polémica surgida tras el festival del lunes al juntar un festival con recortes. Vaya por delante que nada tengo contra los recortes y en muchas ocasiones –ahí están las hemerotecas- los he elogiado, además de reportajearlos en diferentes medios, pero en su sitio, porque las cosas no se pueden revolver, ni mezclar. Lo lógico es que el lunes -si como dicen quieren dar un impulso a esa fecha- se hubiera hecho el paseíllo con los dos matadores anunciados y sus cuadrillas, además se debería haber acartelado un novillero, que siempre debe estar en un festival; ellos hubieran acabado su labor se van de la plaza como marca la reglamentación y entonces hubiera empezado el espectáculo de recortes. Eso sería lo lógico y normal, dos tauromaquias en una misma tarde, cada cual con su personalidad y por separado, porque es muy distinto dar ocho naturales de frente y por derecho que recortar. Y ojo que los recortes tienen su público –y mucho-, es ágil, vistoso y con emoción, eso es claro y nadie lo pone en el tapete de la duda. Pero, insisto, separados y no revueltos.

Otro punto sobre el que incidir, quedamos o no, es que una nueva competencia de la tauromaquia tradicional son los recortes; no debemos olvidar, por ejemplo, que su irrupción ha acabado con aquellos espectáculos de los enanitos que alimentaban de afición a los más jóvenes y ha provocado que en muchos pueblos dejen de programar novilladas para hacerlo con esta nueva moda. También las becerradas y novilladas han sucumbido al mundo de los recortes, muchas veces por la mala programación de los propios taurinos.

Y eso es la forma de pensar de uno y así se expresa, con naturalidad. Es la misma que siente la inmensa totalidad de los amantes de la Tauromaquia clásica –la del lance al natural y la suerte suprema-. Ellos tienen su sitio y lo saben defender, incluso con más pasión que los taurinos el suyo, pero no se puede llegar a mezclar, porque eso es lo peor que puede pasar al toreo, hoy con tantas fisuras en su estructura.

Y las cosas se dicen de forma clara, al igual que nos hemos enfrentado a empresas por no pagar los mínimos, por el abusos de los precios, a las figuras por ir a los pueblos con corridas indignas, de quien se aprovechó de novilleros o resta dignidad al toro afeitándolo. O directamente a los grandes monopolios que tanto daño han hecho a la Fiesta y hemos ido de frente contra ellos. Las cosas son como son y los recortes se respetan, pero jamás deben ir dentro de un mismo espectáculo con el toreo a pie, que es muy distinto al de ellos por una razón, porque ocho naturales ligados con el de pecho solo ha estado al alcance de muy pocos privilegiados y cuando eso se logra llega le emoción del arte y en el aficionado surge ese olé seco y profundo que eriza el vello. Y eso no tiene precio.

 

Acerca de Paco Cañamero

En tres décadas juntando letras llevo recorrido mucho camino, pero barrunto que lo mejor está por venir. En El Adelanto me enseñaron el oficio; en Tribuna de Salamanca lo puse en práctica y me dejaron opinar y hasta mandar, pero esto último no me gustaba. En ese tiempo aprendí todo lo bueno que sé de esta profesión y todo lo malo. He entrevistado a cientos y cientos de personajes de la más variopinta condición. En ABC escribí obituarios y me asomé a la ventana de El País, además de escribir en otros medios -en Aplausos casi dos décadas- y disertar en conferencias por toda España y Francia. Pendiente siempre de la actualidad, me gustan los toros y el fútbol, enamorado del ferrocarril para un viaje sugerente y sugestivo, y una buena tertulia si puede ser regada con un tinto de Toro. Soy enemigo del ego y de los trepas. Llevo escrito veintisiete libros -dos aún sin publicar- y también he plantado árboles. De momento disfruto lo que puedo y me busco la vida en una profesión inmersa en época de cambios y azotada por los intereses y las nuevas tecnologías. Aunque esa es otra historia.

3 comentarios en “De toros y recortes

  1. Creo que Ciudad Rodrigo no tiene tradición sobre los recortes.En esa zona siempre se daba cancha a Maletilla o capas.
    El toreo y sus soñadores seguirà.Tengo mis dudas sobre la permanencia en el tiempo de los recortadores.
    Torear es una cosa y ponerlo junto a demostración de facultades físicas es otra, y a mí me chirría.
    Saludos.

  2. Ciertamente en Salamanca no hay tradicion de cortes pero nadie quiere vender nada y en los tiempos que corren este espectáculo tiene su cabida en su momento en la fiesta y atrae a su público. Anda que estamos sobrados con la pujanza de la fiesta ¿no?

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