Acaban de filtrarse los carteles de la Feria del Pilar, el último gran ciclo del año. A partir de ahí –aunque aún queda alguna isla, ejemplo de Jaén, Alba de Tormes…- se guardan los esportones hasta que allá por marzo, en Fallas y La Magdalena, con la música de los timbales y clarines eche a andar una nueva campaña. Zaragoza, por los días de La Pilarica, su patrona, siempre fue una feria de postín, con la mayoría de los grandes nombres del escalafón (también es cierto que en esas fechas ya muchas figuras han recogido armas) presentes, y que se consolidó en base a una magnífica cartelería, donde el toro tuvo tanta importancia. Además, en la capital del Ebro, existió una baraja de magníficos aficionados -¡aquel tendido 5!- activos durante todo el año y que en invierno organizaban decenas de actos taurinos, logrando que en la capital maña se viviese un magnífico ambiente, además de contar entre sus moradores con una amplia nómina de profesionales, contribuyendo a que fuera una feria de categoría.
Una feria con dos partes históricas, una antes de los finales de la pasada década de los 80, cuando la empresa formada por Arturo Beltrán y Victoriano Valencia supo acabar con la problemática del tiempo. Fue gracias a la cubierta que, desde el primer día fue un éxito y despejó tantas tardes, porque en Zaragoza en octubre, con las tardes ya muy cortas, las corridas debían empezar a las 16.30 y en cada ciclo varias se debían suspender por causa de la lluvia y otras se celebraban con ese molesto viento del Moncayo, el mayor enemigo de los toreros. Y es que, de todas las cubiertas, la única que mantuvo el sabor torero fue la instalada en el bicentenario coso de La Misericordia, el resto de plazas –Logroño, Illumbe, Leganés, Arnedo…-, todas de moderna construcción, son meros tauródromos carentes de encanto taurino.
Sin embargo, la Zaragoza, taurina, que lleva unos años cojeando con la pérdida de numeroso público y con el rumbo perdido también por avatares políticos, ahora se encuentra en tiempos de interrogantes, acelerados por unos carteles impropios para la que ha sido una feria de postín, dentro de una magnífica ciudad, que debe recuperar su viejo esplendor. Unos carteles que son más de lo mismo, sin interés para el aficionado y con muchas viejas glorias del toreo, ejemplo de los veteranos que repiten –Ponce, El Juli, Manzanares-a quienes les sobra al menos una tarde, junto a otros que no dicen nada tras perder la sabia fresca de la ilusión. Mientras tanto se olvidan de la verdadera novedad y motivación de Pablo Aguado, de Paco Ureña, de Emilio de Justo, de Diego Urdiales, de David de Miranda, de López Chaves… Además se echan en falta divisas de las que tanto prestigiaron esa feria.
Y es que La Pilarica de 2019 se ha trabajado sin imaginación, bajo los patrones de ese caduco sota, caballo y rey bajo el que se programan tantos ciclos, olvidándose de los nuevos nombres que ilusionan parar anunciar a gente tan repetitiva, a las viejas glorias, vistas en infinidad de veces y que ya nada aportan a la emoción con la que se debe acudir a un corrida. Cierto es que han sido grandes toreros, pero ahora el aficionado para volver a las plazas quiere frescura y novedades, que además l as hay. Pero aquí otra vez surge el grave problema del sistema de mirar para otro lado y no pensar jamás en sus clientes, o sea en el aficionado, a quienes tanto desprecian y dan de lado. Como ocurre ahora en Zaragoza con esta nueva edición de La Pilarica que no tiene por dónde cogerla.
Los carteles son los siquientes:
- Sábado, 5 de octubre: Toros de Herederos de Ángel Sánchez y Sánchez, para Andy Cartagena, Diego Ventura y Leonardo Hernández.
- Domingo 6: Matinal. Novillos de Los Maños para Miguel Cuartero, Fernando Navarro y Arturo Gilio.
- Domingo 6: Tres toros de Garcigrande-Domingo Hernández y tres de Núñez del Cuvillo, para Morante de la Puebla, José María Manzanares y Cayetano.
- Martes, 8: Novillos de Zacarías Moreno, para Tomás Rufo, Fernando Plaza y Alejandro Mora.
- Miércoles, 9: Toros de Adolfo Martín, para Alberto Álvarez, Manuel Escribano y Daniel Luque.
- Jueves, 10: Toros de Juan Pedro Domecq-Parladé, para Enrique Ponce, Cayetano y Álvaro Lorenzo.
- Viernes, 11: Toros de Núñez del Cuvillo, para El Juli, José María Manzanares y Jorge Isiegas, que tomará la alternativa.
- Sábado, 12: Toros de García Jiménez-Olga Jiménez, para El Cid, El Fandi y López Simón.
- Domingo, 13: Toros de Montalvo, para Enrique Ponce, El Juli y Miguel Ángel Perera.
Una feria lamentable en todos los sentidos. Faltan los que torean de verdad, emicionan y tienen interés. Repiten a figuras pegapases que aburren al personal…
Es una vergüenza que las «figuras» de ahora solo maten el monoencaste Domeq.No matan ni SantaColomas siquiera.Estos toreros que habéis nombrado y que no están en esta feria.,López Chaves,Aguado(este no se de que «palo» va a ir como se ponga en figura del todo),pero Ureña,Chacón y alguno más matan todo tipo de encastes,hasta Miuras en las grandes ferias,pero está claro que los otros(las figuras)o no los dejan acartelarse,haciendo doblete le quitan el puesto,o los evitan el torear con ellos y eso no es bueno para el aficionado,que terminará cansándose de siempre lo mismo.Yo no sólo voy a los toros por los toreros que están acartelados,voy también por el ganado que va.Los encastes y las ganaderias también son un buen gancho para el aficionado.Está claro que no es positivo que las figuras solo maten Domeq,pero luego ya si encima,haciendo doblete en las ferias ocupan los puestos de toreros revelación que no se niegan a torear todo tipo de corridas y de encastes…esto es como si fuera una mafia y no sólo por las figuras,sino por los empresarios también.Un abrazo.
Esos toreros que hacen doblete,que lidien toros de Cuadri de Vitorino o de Escolar ,por poner un ejemplo