Por segundo año consecutivo, El Niño de la Capea ha estado ausente de la feria de Salamanca. De esa barrera de capotes que compartía al lado de Carmen Lorenzo, su esposa y desde la que seguía el ciclo a modo de trono de quien ha sido un rey del toreo. Una máxima figura, un hombre de bien reconocido en todo el orbe. Allí, en aquella barrera la estampa del maestro y su fiel Carmen, era otra estampa de la feria. Y nada más romper el paseíllo, los toreros y las cuadrillas acudían saludarlo, recibiendo además infinidad de brindis, respondidos por el público con largas ovaciones.
Ahora, El Niño de la Capea, señor del toreo y uno de los orgullos de esta tierra, no ha vuelto a la plaza en una de las mayores injusticias. Desconozco exactamente los motivos, pero todo tiene el trasfondo de una mala relación con la empresa, con los actuales Pablo y Óscar Chopera, a quienes han faltado tacto para solucionar este entuerto de tanta sensibilidad, el mismo que en tiempos del padre, del viejo Manolo, no hubiera ocurrido. Y desde luego no hubiera dado lugar a esta situación tan anómala desde que la gran figura charra, harta de desprecios y ninguneos, por quienes mejor deben tratarlo haya dicho adiós a su plaza.
Todo ello no es más que una página injusta, dura y de inmenso vacío a tan grandioso torero y excelente persona. A un hombre que viajó por el mundo entero bajo el estandarte de la bandera de Salamanca y ahora vive este inmenso feo. Porque El Niño de la Capea no es uno más en La Glorieta, es una referencia y un símbolo.
Y es que las tarde de toros, en Salamanca, sin la presencia del maestro Niño de la Capea en esa barrera de capotes, que era un simbólico trono alcanzado con la grandeza de su temple en todos los ruedos del mundo, no tiene justificación alguna. Ni tampoco se lo explican sus compañeros cuando vienen a la feria y al mirar de reojo y comprobar la ausencia del maestro y ver que ese brindis quedará en el aire.
Es una tristísima página y muy falta de sensibilidad esta que se ha vivido en los dos últimos años y que se debe poner freno, porque esas tardes de septiembre quedan cojas sin El Niño de la Capea en su barrera, que es su sitio natural Porque es un símbolo de la Tauromaquia y un charro universal.
Pase lo que pase nadie puede discutir lo grade que fue Pedro Gutiérrez como persona y como Maestro, para nuestra Salamanca y el mundo entero
Que artículo más bonito. Paco, está empresa es un desastre, poco cuida lo mejor que ha dado la tierra, toreros, ganaderías… así poco a poco nos irá echando de La Glorieta y a las pruebas me remito; mucho cemento. Se cargan la feria.
Como quieren que salvemos la tauromaquia si los que están dentro la hunden!!
Que duda cabe que no sera por su culpa y que tendrá grandes motivos para actuar así
porque aparte de un gran torero es una gran persona y el que no quiera reconocerlo es
el el que tiene el problema adelante torero tu sigue actuando según tus principios
eres grande
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