Dámaso Gómez, en la muerte de un torerazo

Despertaba Madrid esta mañana, en el día festivo de Comunidad y decía adiós uno de sus grandes toreros, Dámaso Gómez, aquejado ya de los achaques propios de su edad, a los 90 años. Era su gran amigo, el ganadero Lorenzo Fraile, dueño del Puerto de San Lorenzo y referencia en el arte de criar toros, quien con voz entrecortada nos comunicaba la tristísima noticia. Porque Dámaso siempre fue un torero de referencia en esa casa , donde gozó de trato familiar.

Hacía años que ya no se escuchaban los rugidos de Dámaso Gómez, uno de los más valientes que vistieron de luces. Ni se observa su presencia en los tendidos de La Glorieta o de Las Ventas, ni por las calles de Salamanca. Tampoco en los tardes de campo del Puerto de San Lorenzo, donde hasta hace algo menos de una década era habitual y los invitados le hacían corro para escuchar sus sentencias y la particular filosofía que hacía gala. Peculiar, distinto, torerazo siempre, el Dámaso madrileño no pasaba inadvertido a nadie. Ni haciendo un recorrido por la Fiesta de esta época, ni analizando los últimas tendencias de la Bolsa, o hablando de su gran pasión futbolera -fue un magnífico delantero en sus años jóvenes- y siempre ponía de ejemplo a Vicente del Bosque, a quien conoció siendo un chaval.

Dámaso Gómez, aquel León de Chamberí, ha sido uno de los toreros más valientes que conocí. Y sobre una de las injusticias más grandes de la Fiesta que a ese hombre no se le haya dado la categoría ganada con sobrados méritos de torero valiente y capaz. Siempre me gustó hablar con él, claro y fiel a sus ideas con quien disfruté tardes de campo en El Puerto de la Calderilla y de toros en la Feria de Salamanca en los años que el viejo Chopera -Manolo- lo invitaba al palco de la prensa. Con el Dámaso lenguaraz que no callaba nada y le cantaba las verdades al lucero del alba. Con éste Dámaso, a quien vi retirarse de los toros un día de San Mateo en La Glorieta ante una terrorífica corrida del Conde de la Corte. Tarde para la historia donde dijo adiós el viejo maestro del barrio madrileño de Chamberí con su garra de siempre al salir a matar a su segundo con cuatro costillas rotas ante la negativa del equipo médico. Fue en la misma corrida que Espartaco, cuya carrera ya hacía aguas, se consagró con Albahaca para volver a tomar aire y donde el aroma de Juan José impregnó La Glorieta.

Esa despedida queda enmarcada en el cuadro de las emociones y desde entonces ya siempre guardé devoción por aquel hombre de melena aleonada y encanecida, coetáneo de Luis Miguel, Ordóñez, Rafael Ortega, César y Curro Girón, Aparicio, El Litri, Gregorio Sánchez… y compartiera tantas tardes con los venideros Puerta, Camino, El Viti, Andrés Vázquez, Paquirri… A ese Dámaso que siempre se enfrentaba a las corridas duras y nunca miró para atrás. A quien fue capaz de hacerse con un hueco en el corazón de los aficionados gracias a su honradez, aunque al final la historia no le ha hecho justicia para la gran masa, pero su nombre tiene peso propio entre los profesionales y los aficionados de verdad.
damaso gómez

Dámaso Gómez fue un torero que nunca pasó inadvertido por nadie, gracias a su raza y por el poder del que hizo gala. Tanto poder que muchos lo comparaban a Luis Miguel Dominguín y, en Madrid, plaza en la que tanto tardó en entrar -como le ocurrió más tarde a otro tocayo suyo, a Dámaso, el de Albacete- se referían a él, con el remoquete de Luis Miguel de los Pobres, algo que en su momento le hizo daño.

De Dámaso Gómez podría escribir largo y tendido, porque fue un manantial de anécdotas dentro y fuera de la plaza. Pero, de momento y modo de óbito, vayan desde aquí estas líneas como reconocimiento a quien ha sido un gran torero y dueño de un inmenso poderío. A un valiente de verdad y un personaje en todas las facetas de su vida. Para quien gozó el sello de maestro con todo merecimiento.

Hasta siempre, Dámaso. ¡La que tienes que estar liando allí arriba! DEP

 

 

Acerca de Paco Cañamero

En tres décadas juntando letras llevo recorrido mucho camino, pero barrunto que lo mejor está por venir. En El Adelanto me enseñaron el oficio; en Tribuna de Salamanca lo puse en práctica y me dejaron opinar y hasta mandar, pero esto último no me gustaba. En ese tiempo aprendí todo lo bueno que sé de esta profesión y todo lo malo. He entrevistado a cientos y cientos de personajes de la más variopinta condición. En ABC escribí obituarios y me asomé a la ventana de El País, además de escribir en otros medios -en Aplausos casi dos décadas- y disertar en conferencias por toda España y Francia. Pendiente siempre de la actualidad, me gustan los toros y el fútbol, enamorado del ferrocarril para un viaje sugerente y sugestivo, y una buena tertulia si puede ser regada con un tinto de Toro. Soy enemigo del ego y de los trepas. Llevo escrito veintisiete libros -dos aún sin publicar- y también he plantado árboles. De momento disfruto lo que puedo y me busco la vida en una profesión inmersa en época de cambios y azotada por los intereses y las nuevas tecnologías. Aunque esa es otra historia.

31 comentarios en “Dámaso Gómez, en la muerte de un torerazo

  1. La primera vez que lo vi torear fue en la feria de San Mateo de Logroño en los años ochenta me impactó tanto.ke de chaval para mi es mi figura…

  2. Damaso , el gran Damaso, autentico lidiador delante toros-toros estos mismos toros que enviarian a sus casas las figuritas de hoy. Es una tremenda injusticia para este hombre que lucho sin llegar a ser figura . Fui testigo de sus triunfos en Vic, en Pamplona ,en Madrid y Toulouse .Nunca podré olvidar este Damaso que queda para mi un maravilloso ejemplo del autentico torero.

  3. En los años 40 Damaso fue de sobresaliente a un pueblo de la Sierra de Madrid en la que el matador era Pepe Alcántara. Echaron un toro que es posible que estuviera toreado. La cuestión es que cuando Pepe Alcántara lo vio, se negó a matarlo y el y la cuadrilla se escaparon de la plaza y se fueron a coger el tren a la estación. La guardia civil, cuando se dio cuenta, los detuvo en la estación y Damaso, que era un chaval, se puso de rodillas delante del alcalde diciéndole que prefería ir a la carcel antes de enfrentarse a aquel toro.

    1. Un GRAN MAESTRO con MUCHO poder y oficio. Daba gusto verle en los TENTADEROS…….Yo tuve la suerte de Compartir algún Tentadero en Salamanca. También toreo en mi pueblo BELMONTE con Cayetano Ordóñez y Manolo Chacarte….Año 1956

  4. Toreó con Chanito, el 25-4-1971 en Madrid con toros de Moreno Yague, y con El Paquiro. El 9-8-1971 En Madrid con toros de Victorino mano a mano a beneficio del Montepio, el 28-8-1971 en Cuellar, toros de Miura y Ricardo de Fabra. D.E.P.

  5. Lo más cabal que leí sobre él está en tu libro «Mi verdad del toreo». Que el cielo le de la gloria que en la tierra le negaron a este gran torero. D.E.P.

    1. Mi más sentido pésame a la familia de este gran Torero. Uno de los mejores profesionales del toreo que yo he conocido. D.E.P.

  6. Pues ojalá que acabes escribiendo el libro que la historia de Dámaso merece y encierra. Sería un placer poder leerlo. Un saludo.

  7. Yo x mi edad no lo vi torear, x q. no suben a intetnet videos de este torero q x lo q se escuhavha sido un refetente en el toreo ??
    Descanse en paz.

  8. Por San Felices de los Gallegos pasaron cientos y cientos de torerillos, pero el que dejó huella para toda la viada fue Dámaso Gómez. Toreó como le dió la gana, agarró al toro por los cuernos y por el rabo y al final se montó encima. No hay nadie en Ahigal y en los demás pueblos del rededor que no le impactara por lo valiente que era. Fco. Pérez.

  9. Me acabo de enterar de su muerte. D.E.P., lo conocí en el SEU, Jugando al fútbol, con su hermano Vicente, el «Licenciado», «Kubala» y demás conocidos que alli nos juntabamos para hacer algo de deporte. Dámaso, aún jugando, se lo tomaba en serio. Un dia me díó dos entradas para una corrida en Las Ventas, él solo con seis toros, fue la única vez que lo vi torear. Debia ser el año 1971 o 72. Quede flipado como se dice ahora de ver el valor de mi amigo/conocido. Repito, Dámaso, donde estés, Descansa En Paz.

  10. Fui a muchas corridas en mi país, Colombia, y tuve la fortuna de ver la mejor corrida de la historia en la Plaza de Toros de Santamaría de Bogotá.
    El cartel? Tres colosos:

    Chicuelo II (tres orejas)
    César Girón (4 orejas y un rabo)
    Y…. Y el mejor de todos:
    DAMASO GÓMEZ (4 orejas, 2 rabos y 1 pata)
    Los tres maestros salieron en hombros hasta el Hotel Tequendama. Pero en grande entre los grandes fue, sin lugar a duda, DAMASO GÓMEZ.

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