Y resucitada Las Ermita de los Remedios, hay que ir también a pos ese otro templo de historia taurina como es el santuario del Cueto, con su festival en esa preciosa plaza cuadrada donde toreó hasta Joselito ‘El Gallo’, un año que estaba retentando vacas viejas de Graciliano y precisamente hace ahora un siglo, a las pocas semanas de fallecer bajo las astas de ‘Bailaor’, de la Viuda de Ortega, Belmonte toreó su primer festejo público en esa plaza, tas la promesa hecha a la Virgen unos meses antes y al final, dado que la ocasión tuvo tientes históricos, ha quedado reflejada para la posteridad. Ocurrió que aquel año, el veintiséis de febrero sufre una grave cornada cuando tentaba una becerra en la finca de Padierno, propiedad de Argimiro Pérez Tabernero (al que asesinaron junto a su familia en Málaga al comenzar la Guerra). Curado por don Arcadio, el médico de Robliza de Cojos, al día siguiente marchó a Madrid en el tren para seguir la recuperación. Pero antes dejó hecha la promesa a la Virgen del Cueto, a la que tanto veneraba, de torear el inmediato festival si se recuperaba y no quedaban secuelas.
Así ocurre, aunque antes hubo un hecho que marca su vida: la muerte de Joselito en Talavera, que ocurre el 16 de mayo de 1920. La trágica desaparición de su gran rival y casi hermano lo sume en un estado de tristeza y dolor, pero no evita que comparezca ante el compromiso adquirido y exactamente el 13 de junio, que aquel año correspondía al Domingo de Pentecostés y por tanto fecha de la romería, torea el festival.
Su rostro triste y figura ausente quedó inmortalizado por las instantáneas del fotógrafo Eustaquio Almaraz. Vestido completamente con un traje corto negro, nada más bajar de la calesa que lo traslada desde la cercana casa de Gracialiano Pérez Tabernero, en Matilla de los Caños, recibe el pésame de los mayordomos, ganaderos y aficionados que podían acercarse a quien fue el coloso de los ruedos. Nada menos que Juan Belmonte, que mordido por el dolor toreó por primera vez tras la muerte de Joselito en la romería del Cueto. ¡Y en unas semanas hará un siglo!