El mundo del toro agoniza en la particular UCI a la que ha sido condenado por esta cruel pandemia que asola a la sociedad, invadida por tanto luto, dolor y ruina como ha traído. Un año después, la Tauromaquia, se debate entre muchas preguntas sin respuesta y la única realidad es ver la mayoría de las plazas cerradas. Cada día, cientos de toros bravos camino del matadero, al encuentro de una muerte fría y triste, lejos de la grandeza que le tenía guardada su raza, mientras que los profesionales ven su futuro lleno de interrogantes, con el añadido de estar desamparados por el Gobierno.
La práctica totalidad de los profesionales taurinos viven en la incertidumbre ante el incierto futuro que les espera y contemplando, por segundo año consecutivo, la suspensión de las ferias, sin que ya a casi nadie se le escape que, a no ser que haya un milagro, la temporada 2021 va a ser un calco de la anterior. Sumado a ello el agravante que los próximos años estarán marcados por esta pandemia y el miedo de la sociedad a acudir a estos masivos.
Ahora, los profesionales –toreros, banderilleros, picadores, mozos de espadas, transportistas, empresarios, veedores, personal administrativo, cuadras de caballos, taquilleros…- cargan con el tremendo peso de no saber qué ocurrirá con ellos en 2021. Con un sector totalmente desamparado, ninguneados por la Administración para cobrar el paro o el ERTE -se han dicho muchas mentiras desde el Gobierno, que desprecia al sector-, al igual que otros colectivos.
Mientras tanto se agota el vaso de la paciencia y ya los taurinos, en su defensa, han iniciado algún intento de escrache para hacerse notar y dar un golpe en la mesa de la reivindicación. Ante el estado de necesidad, la espera no puede demorarse más, porque cientos de familias ya abrazan al terrible drama de no tener recursos económicos. O lo que es igual, de estar casi pasando hambre y cada día se le hace un poco más arriba su subsistencia.
Ante el abandono de la Administración ha llegado el momento de hacerse escuchar y es de justicia. Nadie debe olvidar la enorme aportación que llega cada año al Tesoro Público a través del arte taurino y jamás ha revertido en nada, únicamente en la migaja de los 60.000 euros destinados al Premio Nacional de Tauromaquia. Por otro lado, no se puede dejar a la buena de Dios y tirados a tantos profesionales, cuando el Gobierno Central ha atendido a todos los colectivos laborales necesitados. Ahora, los de luces, son los más necesitados al vivir sin ingresos para llenar la despensa de la vida. Y más que nadie modestos toreros, banderilleros, picadores, mozos de espadas y el resto de profesiones que conforman este mundo, además del terrible drama de los ganaderos, muchos de ellos planteándose dejar la deficitaria cría del bravo por el más rentable ganado de carne.
Ha llegado el momento de salir de las casas y hacerse notar en las calles. Dar la vuelta a la situación a un sector que fue tanto de dar y nunca de pedir. Ellos, los taurinos han sido los primeros en estar ahí cuando se les necesitaba para ayudar en un bien social. Han sido miles los festivales y los capotes que han echado. Nunca se han escondido si alguien tenía dificultades o para mermar los daños de las tragedia. Siempre con señorío, con verdad y jugándose la vida por los demás. De hecho, a muchos de los toreros más veteranos les gusta decir que eran poseedores de la Gran Cruz de la Beneficencia, concedida por haber tomado parte en más de 25 festivales benéficos. Esa distinción desapareció en 1978. A través de esa forma de ayudar nacieron infinidad de festivales y algunos alcanzaron a reconocida fama, ejemplo el de Las Hermanitas de Salamanca, el de Chinchón; el de Navidad, en Barcelona… Y esos festivales, además, tenían la grandeza que en muchos de ellos actuaban viejos toreros, ya retirados, quienes destapaban su arte para añoranza de sus seguidores.
Y ante la ignorancia del Gobierno con este triste desamparo, el sector debe hacerse escuchar. Porque entre los profesionales del toro ahora hay verdadera necesidad, con la tristeza de un futuro tan oscuro y lleno de interrogantes.
Si que es una Verguenza ningun teldiaro ni politicos se acuerde de la fiesta de los toros cuando mueve tanta gente. Creo que es total mente injusto que esa gente tabien come. Un abrazo atodos taurinos y VIVA LA TAUROMAQUIA
Esto va ser un mazazo muy fuerte para la Fiesta. De momento no sabemos hasta donde va a llegar este oscuro túnel al que no acabamos de ver la salida. Un abrazo. Y Salud y Suerte para todos
Terrible y lamentable la situación para tantas personas que ejercían su actividad laboral dedicada a la fiesta de toros. Hay que abrir los compartimentos estancos y más ahora que estamos solos ante el peligro. Mucho ánimo. Salud, solidaridad y suerte para todos.