Alejandro Marcos: quien tiene la moneda la cambia

Llega Alejandro a la hora concertada, viene del campo después de tentar esa mañana unas becerras en El Torrejón, la finca de Diego Tabernero. Puntual, pulcro y con los inconfundibles aires toreros, se acerca para saludar y enseguida accedemos a la estancia de la entrevista. Desde ese momento y hasta la despedida, el encuentro gira sobre una rica conversación alrededor del mundo taurino, eje central del encuentro. Alejandro deja entrever un amplio interés por conocer la cultura taurina, la de su mundo, sabiendo beber de todas las fuentes que aparecen en su camino.

El diestro está inmerso en la temporada y mentalizado en esos primeros compromisos tan importantes de cara a su inmediato futuro. Llegan nuevos tiempos en todos los ámbitos de su vida, es consciente de ello y se ata los machos para lograr que cristalice sobre las arenas ese runrún  que gira alrededor de su nombre entre ganaderos, profesionales y aficionados. Quien tiene la moneda la cambia

Alejandro Marcos contempla, admirado, el cartel inaugural de la plaza de toros de Cuatro Caminos

-Bienvenido Alejandro. Un placer poder hablar de toros con usted. Para empezar, ¿cómo ha sido el invierno?

-Muy intenso, se está tentando mucho. Personalmente satisfecho, porque me pilla en un momento donde todo lo que llevaba años trabajando como torero está saliendo. He aprovechado cada uno de los tentaderos y me ha supuesto crecer mucho profesionalmente.

-La verdad que este invierno hay un runrún entre la gente del toro muy importante sobre usted, con la gente hablando maravillas. ¿Qué hay de todo eso?

– Sí, pero eso aumenta la presión y hay que demostrarlo en la plaza, porque en el campo no tienes competencia y tú eres quien te pones el techo. No olvidemos que en el campo ha habido muchas expectativas sobre toreros que luego en la plaza no han estado a la altura. Por eso, es una responsabilidad estar a la altura de tanta expectación creada alrededor de mí, pero cuando hay una continuidad y te salen las cosas casi todos los días, en la plaza debería pasar lo mismo.

¿Fue muy duro el 2020 al ver cómo pasaba los meses, no se abrían las plazas y el vestido de torear estaba colgado en el ropero?

– Duro, muy duro por la gente que se fue, por la situación. Para un torero es muy difícil ver cómo transcurre un año sin poder expresarte y sin que el público, que es a quien te debes, te vea. Sin embargo en mi caso he buscado las connotaciones positivas, porque este parón me ha hecho madurar mucho y darle infinidad de vueltas al toreo, que tantas veces tienes en la cabeza.

¿Temiste en algún momento que vuestra generación fuera la ‘generación perdida’?

– No, nunca lo temí. El toreo, a pesar que lo están atacando tanto, está consolidado y esto ha hecho que este tiempo de pandemia lo haya aprovechado para pensar y ahondar; por esa razón creo que vamos a salir reforzados.

– El viernes torea en Arévalo con Morante de la Puebla, con quien guarda amistad desde que hace unos años le invitase a su casa de La Puebla del Río para curar una lesión. ¿Qué le ha aportado Morante?

– Siempre ha sido mi torero de referencia, junto a otros, pero de lo que he podido ver es el que más me ha llenado. Siempre le estaré agradecido, porque confió en mí, sin poner ningún impedimento para compartir cartel, es más puso facilidades.  Espero estar a la altura de su apuesta, de su generosidad y de intentar hacer algo que a él le llene también como compañero.

– Está a punto de cumplirse el primer aniversario de la muerte de su maestro, Juan José, ¿qué recuerdos guarda de él?

– Recuerdos constantes. Ha sido la mayor pérdida que he sufrido y es algo muy duro. Es una persona que tengo presente cada día después de haber mamado el toreo por él: mi educación taurina, concepto, formas, en definitiva todas mis conocimientos son gracias a él. Era una relación diaria durante muchos años, por eso su pérdida ha creado un vacío tan grande en mí que tanto me ha costado superar y quiero hacer algo bonito en el toreo. Todo lo que haga va a ir dedicado a él.

Alejandro brinda el novillo de su presentación en Salamanca a su maestro, Juan Jose

-Ahora estamos en la Fiesta post-pandemia con toreros de la clase de Juan Ortega, Emilio de Justo…, veteranos como Diego Urdiales con novedad aún… Todos atesoran el don del clasicismo. Usted está llamado a formar parte de ese ‘club’. ¿Es una excesiva responsabilidad?

– Me llena y me responsabiliza. Es cierto que ahora hay una vertiente en el aficionado de valorar esa interpretación del toreo clásico que recuerda a los años gloriosos de los maestros Robles, Manzanares, Curro Vázquez. También el de otros toreros con esa pureza y clasicismo que se había perdido en parte y ahora el aficionado demanda. Es un orgullo ser sucesor de ese magnífico grupo y a la vez una responsabilidad que se debe demostrar en el  día a día. Lo bonito es que ahora va a volver una época muy similar a aquella.

– Me hablaba de Julio Robles, un maestro de recuerdo imperecedero, nacido para el toreo en su pueblo y un símbolo de la Salamanca campera y ganadera, también de la afición de los 70 y 80. A mí me emociona mucho cuando he visto que capta detalles de él y los lleva a la plaza, con el añadido de que Julio ha sido uno de los toreros que más se ha intentado imitar, pero nadie lo ha conseguido. Realmente ¿cómo se adentra en la figura de Julio Robles?

– Por admiración, todo lo que veo de Robles me encanta, era un torero muy completo y con mucha pureza; además me siento muy orgulloso de ser charro y para mí, el torero de Salamanca, junto al Viti y Capea, que más me ha llenado como aficionado es Robles. No busco imitarlo, pero sí en algunos momentos puedo llevar a la plaza un detalle que he visto en un video y entonces a la gente le llega el recuerdo de ese colosal torero.

Alejandro observa con admiración faenas de Julio Robles

Además usted se hizo torero en las mismas calles de La Fuente de San Esteban que lo hizo Julio Robles y respirando los mismos aires. ¿Es un acicate especial?

– Si, es lo que mamado y escuchado a mucha gente que me habla y cuenta cosas de él. El recuerdo de Julio está muy vivo en La Fuente y en toda Salamanca, por eso es una responsabilidad muy grande para mí.

-¿Que espera de Arévalo?

– Estoy deseando que llegue, porque es un día para vivirlo intensamente, donde habrá grandes aficionados en la plaza. Deseo que las cosas salgan bien y cristalice en el ruedo la preparación que llevo. Es un buen día para situarme donde quiero.

– Te apoderan el ganadero bilbaíno, asentado en Salamanca, Andoni Rekagorri y el profesional Jesús Benito, ¿cuál es la aportación de cada uno?

– Estoy muy contento con los dos y cómo se compenetran. Andoni está todo el día preocupándose de que me conozcan, de llamar a un sitio, a otro, en una magnífica labor comercial. Luego, con Jesús Benito, son labores de campo. Es un gran aficionado y le gusta beber en las mismas fuentes que a mí, de las que estamos hablando, porqué él tiene pasión por Robles, Curro Vázquez…, por lo tanto vemos el toreo de una manera muy similar.

– Una vez que transcurra su inmediato compromiso de Arévalo, ¿cómo está proyectada la temporada?

– Después de Arévalo voy a Francia, a Orthez, a una corrida concurso del Campo Charro con toda la ilusión de abrirme las puertas de ese país, que son tan importantes. En septiembre, el día 4, vuelvo a Francia, en este caso a Bayona a una corrida de seis toreros. Después espero corridas que puedan programarse por la provincia u otros puntos de Castilla. También me gustaría volver a la Feria de Salamanca.

– Y además en el plano personal es un año para enmarcar. ¿Verdad?

– Si, muy bonito. Ha venido bien  y desde que me enteré que iba a ser padre están viniendo las cosas muy bien. Los niños traen un pan bajo del brazo y en este caso ojala se cumpla, porque estoy muy ilusionado.

Acabamos la entrevista e improvisamos una rica conversación de toros. De nuevo, el nombre de Julio Robles lograr remover las aguas de la añoranza al disfrutar con alguna de sus grandes faenas. Alejandro lo observa emocionado, como emocionada puede estar la afición si este torero es capaz de cristalizar en las plazas el concepto que ha demostrado en el campo. Y es que él tiene esa moneda que puede cambiar.

Acerca de Paco Cañamero

En tres décadas juntando letras llevo recorrido mucho camino, pero barrunto que lo mejor está por venir. En El Adelanto me enseñaron el oficio; en Tribuna de Salamanca lo puse en práctica y me dejaron opinar y hasta mandar, pero esto último no me gustaba. En ese tiempo aprendí todo lo bueno que sé de esta profesión y todo lo malo. He entrevistado a cientos y cientos de personajes de la más variopinta condición. En ABC escribí obituarios y me asomé a la ventana de El País, además de escribir en otros medios -en Aplausos casi dos décadas- y disertar en conferencias por toda España y Francia. Pendiente siempre de la actualidad, me gustan los toros y el fútbol, enamorado del ferrocarril para un viaje sugerente y sugestivo, y una buena tertulia si puede ser regada con un tinto de Toro. Soy enemigo del ego y de los trepas. Llevo escrito veintisiete libros -dos aún sin publicar- y también he plantado árboles. De momento disfruto lo que puedo y me busco la vida en una profesión inmersa en época de cambios y azotada por los intereses y las nuevas tecnologías. Aunque esa es otra historia.

6 comentarios en “Alejandro Marcos: quien tiene la moneda la cambia

  1. Tiene todas la condiciones para ser un torero importante. Sólo necesita que la suerte le acompañe un poco. Es «mi torero»: por la clase que atesora, por su gusto, por su concepto, por su saber estar dentro y fuera del ruedo, por su proyección, y por sus cojones. El viernes va a ser el día.

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