A la grandeza del toreo la siguen pisoteando desde dentro. Los propios taurinos que desconocen su legado. La última ha sido un ciclo de corridas promovido en Madrid para tratar de dar un empujón a diestros de segundo nivel ante el tremendo parón que han sufrido sus carreras por la pandemia y se han vuelto a mostrar los complejos. Más en lo que es un ciclo tan importante que debe servir para revitalizar a toreros, plazas de distintas localidades de la Comunidad de Madrid y ganaderías de variados encastes. Ciclo que alguna mente a la que Dios libró de la esclavitud del talento –y para desgracia de la Tauromaquia ocupa destacados puestos- se le ha ocurrido bautizar como ‘Copa’. Encima, para más ‘inri’ se trata de un ciclo que lleva el nombre de Antonio Chenel ‘Antoñete’, un maestro –y este lo fue de verdad ahora que tanto se babosea llamando maestro a todo el mundo- que fue un símbolo para salvaguardiar el maravilloso tesoro de la Tauromaquia . ¡Si ve a Antoñete que a un ciclo taurino con no nombre lo llaman copa!
El toreo, con su léxico, modelos de inspiración de casi todas las artes no necesita recurrir a tópicos futboleros para promocionarse. Es más es atentar contra su propia Cultura e historia. Pisotear su grandeza.
Pena da ver la Tauromaquia en manos ignorantes. Porque algo tan atractivo como es este ciclo tendría infinidad de nombres mucho más toreros que la horterada de copa. Eso para el deporte, que es otra historia.
¡Qué falta de respeto a la tradición taurina!. Comparar al toreo como si fuera una copa deportiva dice muy poco de quienes llevan la Tauromaquia al despeñadero de la nada. Cómo habrán rebullido los huesos de Antoñete en su nicho al saber esta denominación horterada como competición seudo deportiva.
Desde simón casas producciones ya todo parece normal como lo de Juan del Álamo en la feria de salamanca