
Casi sin darnos cuenta vemos cómo el 20121 ha entrado en la agonía y ya el pensamiento está puesto en esa nuevo 2022 que debe tener las mejores referencias de la pasada. Las mejores gracias a la magnífica baraja de toreros que devolvieron tantas aficiones y, más que nada, a la habitualidad del toro bravo y que traiga emoción en todas las plazas. Porque la emoción es el mejor banderín de enganche en la Fiesta donde el toro es el rey.
Ojala que el 2022 sea el año que, definitivamente, abrace a la normalidad. Aunque la vida será distinta a como la conocimos hasta marzo de 2020, en 2022 se debe trabajar desde el principio y los taurinos, un gremio tradicionalmente tan acomodado y conformista, debe ponerse las pilas. Porque esa razón, ese año va a marcar el devenir y futuro de la Tauromaquia, tan tambaleante y que necesita un cambio total en sus estructuras.
2022 hay que saber buscar oportunidades e ilusionar cada ciudad y cada plaza con su mensaje. Es también el año que Salamanca debe tirar la casa por la ventana para celebrar el 50 aniversario de la alternativa de dos de sus colosos. De Pedro Gutiérrez Moya ‘El Niño de la Capea’, una primera figura y de Julio Robles, torero de culto y siempre añorada la estela artística que regaló en los ruedos.

El cincuentenario de una alternativa es un hecho muy celebrado, donde el protagonista recibe el homenaje de compañeros y afición. Por esa razón, en este caso con el de los dos grandiosos toreros, Salamanca debe estar a la altura de la ocasión. Aquí no se trata de un coloquio recordatorio y cena posterior; en este caso debe ser es algo muy especial y distinto hacia dos toreros que revolucionaron la Salamanca taurina -gracias a ellos paso de tener cuatro corridas a diez-, que dividieron apasionadamente a la afición entre capeístas y roblistas -en una especie de herencia entre joselitistas y belmontistas- en una rivalidad que llegó a más rincones del país. Fue tal que, si era menester y se daba el caso, los partidarios de uno y otro llegaban a las manos para defender los intereses del diestro por el que se había decantado.
De ambas alternativas se cumplirá medio siglo el próximo año -Capea la tomó el Bilbao el 19 de junio de 1972 y Robles veinte días más tarde en Barcelona, el 9 de julio-. Por esa razón, Salamanca debe estar a la altura de ese acontecimiento con la programación de un variado evento de actividades que recuerden su paso por los ruedos en la llamada Edad de Oro del toreo charro -denominada así el tiempo que coinciden El Viti, Capea y Robles en los ruedos-.
Salamanca en particular y todo el toreo en general deben ser agradecidos con la grandeza del Niño de la Capea y de Julio Robles. Por esa razón el año 2022, taurinamente, debe llevar su nombre con la inmensa categoría que requiere.

Así debería ser..
Se merecen todos los honores que podamos darles.
Con todo mi respeto y admiración al maestro capea… Yo soy roblista.
Enhorabuena Paco por el artículo.