Las fotos siempre fueron los mejores notarios de cada época. Antes y ahora, cuando el sabor de una buena instantánea no ha sido suplido por ninguna de las novedades tecnológicas que nos abruman cada día. Antaño más aún, de hecho todas las figuras contrataban por temporada a un fotógrafo para que inmortalizase sus grandes momentos. Incluso un hecho que contrasta la enorme importancia es que el viejo Domingo Dominguin, uno de los taurinos más sabios e inteligentes de la historia –amén de padre de una figura de la talla de Luis Miguel- decidió apoderar a Miguel Espinosa Armillita Chico, a aquel coloso que llamaban El Joselito Mejicano tras ver su pose, formas de citar e interpretación en una foto. Solamente ese documento le valió para fichar a esa gran figura.
Las fotos marcan los momentos y en ella se refleja lo mejor de casa persona al ser el espejo que delata su estado. Por eso, el sábado, cuando le llegó esta preciosa fotografía tomada en el incomparable marco de la placita de Las Tapias -de Alberto Orive- no la pude dejar pasar por alto, por los infinitos valores que atesora y el inmenso contenido emocional que atesora.
Los protagonistas son unos chavales que, hace alrededor de una década, comenzaron juntos su sueño de ser toreros en la Escuela de Tauromaquia de Salamanca y allí tejieron una amistad que los mantendrá unidos hasta su último suspiro. Todos alrededor de Pedri –del gran Pedro García Bernardos- que ha sido benefactor de todos ellos y quien inspiró a su sobrino-nieto Alejandro Marcos a ser torero cuando no era más que un niño ilusionado por correr detrás de un balón.
Únicamente tres componentes de ese grupo siguen sus sueños de gloria. Alejandro Marcos, un torerazo que tantas ilusiones ha despertado con la exquisitez de su interpretación; Antonio Grande, de San Muñoz, ya con el sueño inmediato de tomar la alternativa y el albercano Valentín Hoyos, también vislumbrándose ya en el camino metas más altas.
El resto han seguido otros caminos, pero lo más importante con la humanidad en la bandera de su vida y la inquebrantable amistad con quienes iniciaron un camino que los identificó para siempre. Se trata de Francisco Colmenero –dedicado a los negocios hosteleros-, Pablo Jiménez –al frente de negocios familiares-, David Salvador –trabajador de una industria cárnica-, Alberto Escudero –que se forma para oficial de Infantería en la Academia de Toledo-, Sergio Sánchez –hoy ingeniero agrónomo- y David Fuentes –también con un futuro lleno de ilusiones. Al grupo acompaña un amigo, Juan José Díez, que posa a su lado con porte torero y sabe plasmar la esencia de este arte con tanta sensibilidad.
Y lo importante, junto a lo explicado, es ver a un hombre feliz, a Pedri, en ese mundo taurino que tantas felicidades le ha dado y al lado de toreros que siempre ha apoyado. Por eso, la foto busca un marco para un lugar destacado de su hogar. Porque esta foto, en el precioso marco de la finca Las Tapias, por tierras charras de Villares de Yeltes, encierra la esencia del señorío y la amistad.
A esa preciosa foto, que como bien dices, atesora valores, un gran contenido emocional, la amistad y la afición al toro, en esa plaza con tanto sabor añejo, le faltaba un marco literario que tú le has puesto poniendo en valor a los protagonistas en torno a esa gran persona, romántica del toreo, como es Pedri.
A tal foto tal marco literario.
Enhorabuena, Paco, por tu sensibilidad y tú literatura.
Saludos.