Eterno Enrique

Siempre fue ejemplar en la cancha y en la calle

Se fue Enrique bajo el escenario de fantasía que traen las luces navideñas y el eco de los villancicos, en estos días de magia y alegría. Se fue y ha teñido de luto el sentimiento futbolístico de esta tierra, porque fue un símbolo de la mejor Unión Deportiva Salamanca, honores ganados por la entrega y la nobleza de las que siempre hizo gala sobre la cancha. Y el señorío en el vestuario, donde lucía los galones de capitán.

Se fue en este final de año y, mientras el dolor se extendía por toda Salamanca, los medios subían a la portada la noticia de su muerte con los calificativos de histórico, leyenda… que se supo ganar con tanto merecimiento.

A Enrique, al ‘fari’ que llamaban sus compañeros por su procedencia de la villa farinata de Ciudad Rodrigo –de la que tan orgulloso se sentía-, siempre fue un baluarte de la mejor Unión, la del cambio del viejo Calvario al moderno Helmántico, la del histórico ascenso a la máxima categoría tras el gol de Sánchez Barrios al Betis, donde permanece 7 temporadas seguidas y, además de convertirse en revelación, durante varios años coquetea con los puestos europeos. Cuando acapara titulares por su entrega, por secar a Cruyff o Maradona,  los dioses del balón, junto a otras estrellas. Por motivar a los jugadores, convertirse en enlace natural de varias generaciones y ser el anfitrión de los nuevos que llegaban a la Unión. El del nuevo ascenso que llega tras aquel partido en El Plantío burgalés con más de 8.000 salmantinos en sus gradas.

Por tantas cosas que le hicieron ser una referencia y siempre tan querido para una afición que siempre supo que Enrique jamás le fallaría en los más de 230 partidos que jugó en la máxima categoría. Porque su entrega era un ejemplo para el equipo y una motivación para el aficionado, mientras sudaba hasta la última gota para que la Unión alzase un nuevo triunfo. Por su señorío, siempre estrechando la mano de quien se dirigió a él, a quien acogió con una sonrisa y despidió como a un amigo.

La pena es que se ha ido sin el gran reconocimiento que le debía Salamanca por su ejemplaridad más allá de sus números. Y más grave aún su Ciudad Rodrigo natal, donde hace años debería tener a su nombre una instalación deportiva, un parque o cualquier avenida, porque Enrique hizo más méritos que nadie para disfrutarlo en vida y su legado ser un ejemplo para los chavales de hoy. Cuentan que, gracias a su disciplina y honradez, García Traid siempre le daba libre el Martes de Carnaval para irse a las fiestas de su pueblo y sin embargo, Enrique, no faltaba al entrenamiento y al finalizar, tras la ducha, solía marchar y de paso llevar a sus compañeros para que disfrutasen del mejor Carnaval, porque era un embajador de Ciudad Rodrigo. Y siempre desde la nobleza y la sencillez, del aroma a buena persona que siempre lo acompañó.

Hoy, entre la cascada de recuerdos junto a él, alzo al cielo mi mirada para decir adiós a quien fue un ídolo de la infancia, un ejemplo a seguir y una persona que siempre abrió las puerta de la amistad.

Del gran Enrique, que siempre será eterno y ya impregna de sentimiento blanquinegro los campos celestiales.

Junto a la leyenda de Alves, cuando regresó al Helmántico con el Benfica.

Acerca de Paco Cañamero

En tres décadas juntando letras llevo recorrido mucho camino, pero barrunto que lo mejor está por venir. En El Adelanto me enseñaron el oficio; en Tribuna de Salamanca lo puse en práctica y me dejaron opinar y hasta mandar, pero esto último no me gustaba. En ese tiempo aprendí todo lo bueno que sé de esta profesión y todo lo malo. He entrevistado a cientos y cientos de personajes de la más variopinta condición. En ABC escribí obituarios y me asomé a la ventana de El País, además de escribir en otros medios -en Aplausos casi dos décadas- y disertar en conferencias por toda España y Francia. Pendiente siempre de la actualidad, me gustan los toros y el fútbol, enamorado del ferrocarril para un viaje sugerente y sugestivo, y una buena tertulia si puede ser regada con un tinto de Toro. Soy enemigo del ego y de los trepas. Llevo escrito veintisiete libros -dos aún sin publicar- y también he plantado árboles. De momento disfruto lo que puedo y me busco la vida en una profesión inmersa en época de cambios y azotada por los intereses y las nuevas tecnologías. Aunque esa es otra historia.

8 comentarios en “Eterno Enrique

  1. Sin duda merecía cualquier homenaje que desgraciadamente no se le hizo en vida , pero lo que sí se guardará para siempre es en cada uno de los corazones unionistas y de aquellas personas que tuvimos la suerte de conocerle . Se fue como bien dices con las luces de navidad y su recuerdo estará presente en cada navidad de los que le admiramos …le quisimos . Buenos vientos te lleven amigo .D.E.P.

  2. Agur Enrique
    Te trate profesionalmente y siempre muy correcto y educado, como futbolista radie partidos con tu participación fuiste un gran
    Capitán de una U D S irrepetible que hoy llora tu ausencia
    Descansa en Paz

  3. DeP. Qué tiempos aquellos en los que los sábados o domingos por la tarde subíamos al autobús todo el barrio, padres con hijos, para ir a ver al Salamanca, a la UDS, bocata en ristre, bien abrigaditos y con gran ilusión. Y si ganaba pues muy contentos, y si perdía pues bueno, habíamos pasado la tarde gritando con los amigos en el Helmántico. Qué pena ir perdiendo a nuestros ídolos de niñez y juventud !! Que nos recuerdan aquellos maravillosos años. DeP Enrique,y júntate bien con los tuyos de ahí arriba, que ya llegaremos para seguiros viendo jugar de nuevo juntos. Hala Unión!!!!

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