La maestría de Perera marca diferencias

Los protagonistas del festejo, junto a la reina y damas de Carnaval

Amaneció nublado el Martes de Carnaval y las gentes de campo, los labradores y ganaderos de la Socampana, miraban al cielo deseosos de la necesaria lluvia, porque aún está a tiempo de llegar una buena primavera que libere las carteras del castigado sector. Se fue el día y la esperanza se diluyó con apenas unas gotas, mientras la gente esperaba el acontecimiento taurino. Porque el Martes de Carnaval siempre fue un día simbólico en estas fechas del antruejo y además es la jornada que miles de portugueses atraviesan la frontera para disfrutar de la magia festiva de ese lugar único llamado Ciudad Rodrigo. 

Y a falta de la guinda de los cenizos, el festival del martes fue de los que hacen afición y llegan al aficionado, porque en diferentes matices la familia Capea mandó un encierro con mucha clase –con un pelín más de fuerza los tres primeros ahora estaríamos hablando de mayores glorias- y además cada torero dio lo mejor de si, especialmente Miguel Ángel Perera que cuajó una faena para el recuerdo, con el sello de su veteranía y el poso de maestro (expresión en estos tiempos muy manoseada y que muy pocos son dignos de ella, uno que si es Perera). 

Abrió el cartel El Juli con un novillo que le enganchó mucho las telas, sin que el veterano diestro acabase de verlo claro y se confiase. Lo mejor un quite por chicuelinas y también un par de series en redondo, pero desde entonces ya el novillo fue a menos y a él también se le notó que no acababa de estar a gusto.

Salió el segundo, muy correoso, hasta que se hizo presente Miguel Ángel Perera en el saludo de capa y enseguida logra las primeras ovaciones, además de dejar entrever el torrente de clase del de Carmen Lorenzo. Quitó por chicuelinas tras el tercio de varias y brindó al público, para entregar el sombrero a niño que estaba en la barrera y lo recibió con la felicidad que se reciben los regalos el día de Reyes. Con la pañosa en la mano, el de Fuente del Prior firmó un trasteo que desde el primer muletazo tuvo altos vuelos, mucho poder y autoridad, junto a un temple exquisito, toreando además con el enorme gusto y elegancia de esta torero, ya veterano y con el poso de legítimo maestro, sí. Además, su faena fue en un palmo de terreno, buscando las cercanías, hasta dominar completamente al novillo con un desplante y toda la plaza entregada a él. Fue una pena que los aceros le robaran un triunfo grande, pero dejó su esencia de torero grande. 

Perera en la triunfal vuelta al ruedo

Otro buen novillo fue el tercero, aunque de fuerzas justas, al que además su ‘amo’, Pedro ‘El Capea’ recibió con una larga de rodillas. Cuidó sus escasas fuerzas en la faena de muleta, para torearlo sin ninguna brusquedad y sin obligarlo, con temple; para a partir de ahí encargarse de lucirlo al sacar todo su repertorio en una faena de poderío, toda ella sabiéndole tocar cada momento las teclas que pedía su novillo para que surgieran las mejores notas. 

Y grande fue el éxito del novillero triunfador del Bolsín Taurino Mirobrigense, Mario Navas, que pese a tocarle un eral que no fue muy claro, ya se le muy toreado y no se achicó ante sus compañeros de cartel para protagonizar una interesante faena, con profundidad en los muletazos de las primeras series, aunque faltó ligazón por la condición de la res y dejando sobre el tapete del toreo las condiciones tan positivas que se auguran. 

Mario Navas, un valor a tener en cuenta

Al acabar todos contentos, mientras los labradores y los ganaderos de la Socampana miraban al cielo suspirando por la necesaria lluvia, porque aún está a tiempo de tener una buena primavera que libere las carteras de la ruina. 

FICHA DEL FESTEJO

Ganadería: Se lidiaron tres utreros y un eral (lidiado en cuarto lugar) de Carmen Lorenzo, de magnífica presencia y con mucha clase, aunque justos de fuerza. El segundo de mucha calidad.

Julián López ‘El Juli’ (pinchazo y estocada trasera, cuatro descabellos): Ovación.

Miguel Ángel Perera (pinchazo hondo, estocada y dos descabellos): Orja tras aviso.

Pedro ‘El Capea’ (estocada): Dos orejas.

El novillero Mario Navas: (estocada): Dos orejas.

Ambiente: Lleno en tarde entoldada y fresca, con amenaza de lluvia. 

Acerca de Paco Cañamero

En tres décadas juntando letras llevo recorrido mucho camino, pero barrunto que lo mejor está por venir. En El Adelanto me enseñaron el oficio; en Tribuna de Salamanca lo puse en práctica y me dejaron opinar y hasta mandar, pero esto último no me gustaba. En ese tiempo aprendí todo lo bueno que sé de esta profesión y todo lo malo. He entrevistado a cientos y cientos de personajes de la más variopinta condición. En ABC escribí obituarios y me asomé a la ventana de El País, además de escribir en otros medios -en Aplausos casi dos décadas- y disertar en conferencias por toda España y Francia. Pendiente siempre de la actualidad, me gustan los toros y el fútbol, enamorado del ferrocarril para un viaje sugerente y sugestivo, y una buena tertulia si puede ser regada con un tinto de Toro. Soy enemigo del ego y de los trepas. Llevo escrito veintisiete libros -dos aún sin publicar- y también he plantado árboles. De momento disfruto lo que puedo y me busco la vida en una profesión inmersa en época de cambios y azotada por los intereses y las nuevas tecnologías. Aunque esa es otra historia.

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