Eran las 18 horas y 17 minutos de la tarde del domingo cuando Antonio Grande se convertía en matador de toros en la Ducal de Alba de Tormes. Después de hacerse esperar ese momento tanto tiempo por fin el de San Muñoz ya consiguió una de sus metas. La otra, la más difícil, la de verdad para buscarse un sitio en el complicado mundo de los festejos mayores comienza a partir de ahora.

Ya de matador, mientras el padre vivía el momento embargado por la emoción, desde el lugar de los picadores, se dirigió a brindar a la madre y todos sus paisanos aplaudían ante la felicidad del momento. No era para menos, porque San Muñoz ya cuenta con un torero de alternativa en su censo, que son palabras mayores en la Tauromaquia. Y la ocasión lo requería.

Antonio vivió su gran día y al final del festejo salió en hombros, con la terna actuante, tras una tarde que recordará siempre. Además, aunque en su anterior etapa haya estoqueado novilladas mucho más grandes que la corrida de la ceremonia, lo cierto es que dejó cosas de mucho gusto, con el aroma de su toreo y su personalidad; con empaque y elegancia sobre el ruedo, donde rayó a nivel frente a su excelente lote, el ideal para esta coyuntura.

Por circunstancias hasta hoy no tuve tiempo de escribir de ese acontecimiento, del que me alegró el buen paso dado por Antonio Grande, a quien tantas veces hemos visto y dejado constancia de su torería en los anteriores escalafones, prácticamente desde que mató el primero novillo. Por eso, durante el festejo, vinieron el recuerdo muchos momentos, entre ellos el de abuelo, el gran Chanote,muy buen amigo, que hubiera sido tan feliz viendo a su nieto alcanzar el grado de matador de toros. Chanote, que era un gran persona, fue siempre se distinguió por su afición taurina y la fidelidad a Julio Robles, del que era seguidor. Seguro que desde algún palco celestial vio la corrida para emocionarse con su nieto, bajo la compañía de su compadre, Vidal Escalera, de Tamames, que era el mejor y más fiel seguidor de Antonio Grande, al que seguía por todas las plazas y había aventurado que sería un torero grande, porque además Vidal era otro excelente conocedor de la Tauromaquia.

Ahora el más sincero de que la suerte le acompañe en el nuevo y difícil camino que le espera, que tenga confianza en su mismo para desarrollar la propia personalidad y jamás se deje llevar por modas. Su personalidad debe ser el estandarte para caminar por la vida. Ah y aunque uno sea muy critico con la actual moda de la indultitis, lo cierto es que a Antonio le faltó un poco más de picardía, que es muy necesaria en el toreo. Porque si es otro torero había indultado al sexto toro, nada más que luciéndolo un poco más y su triunfo aún hubiera sido mayor.    

De todas formas, el festejo salió a pedir de boca y San Muñoz ya tiene a un matador de toros. A Antonio Grande, el torero del Huebra

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Esre pueblo bañado por el Huebra –Para pastos y labor, San Muñoz- contaba hasta ahora con una generosa nómina de picadores; de allí es Paquito María, una de las grandes figuras de ese gremio y desde hace años a las órdenes de José María Manzanares, al igual que fue un extraordinario varilarguero su padre, Paco María Cenizo. También el padre de Antonio Grande, del mismo nombre, que ha brillado en las cuadrillas de Juan Diego o Juan del Álamo, entre otros. También, al lado mismo está el cogollo de la Salamanca, la de la cría del toro bravo dando un carácter que marca a las personas; de hecho, por el río para por San Muñoz, el Huebra, junto al Yeltes, son los dos ríos más taurinos de los provincia y de cuyas aguas beben tantos toro bravos. 

Y por cierto, San Muñoz tiene una Plaza Mayor que parece un lienzo de Sorolla, con un torreón que es una maravilla, al igual que la fachada de su Ayuntamiento, en la que celebra sus festejos taurinos en las fiestas de San Juan. Ahora que ya tienen un matador, que bonito sería que para las fiestas de San Juan llevar a cabo un festival de sabor charro en ese magno escenario. Y que grandeza también para este pueblo del Huebra si fuera posible ese acontecimiento.