Esta tarde lluviosa de octubre se nos ha ido Neme a los campos celestiales, uno de los jugadores más importantes que ha parido Salamanca. De Nemesio Martín Montejo, el nombre completo de Neme, que naciera en la pequeña localidad de Sanchón de la Sagrada el último día del año 1939, queda la esencia de un fino y correoso delantero que formó parte de una de las mejores hornadas que ha dado el fútbol salmantino. La que llegó después de Abilio –para muchos el jugador de más talento que ha dado Salamanca- y formada por gente como Pollo, Huerta, Rodilla…
De infancia difícil y privado de necesidades que sí disfrutaban el resto de los niños pasa varios años internado en el hospicio dependiente de la Diputación Provincial. Allí pronto empieza a maravillar, sin que pase inadvertido su talento. Sus dotes y capacidad hacen que se fije en él Juanito Pablos, el técnico de la Unión que tanto vela por las perlas de la cantera, para abrirle las puertas de los equipos interiores del Salamanca y poner la primera piedra del brillante porvenir que se le avecina.
Pronto se hace un sitio en el juvenil del Salamanca, convirtiéndose en uno de las más destacados, por lo que en 1959 es requerido para el primer equipo con la intención de disputar el Campeonato Nacional de Aficionados, nada menos que contra el Barcelona Amateur, en el partido de vuelta que se celebra en el majestuoso Camp Nou, recién estrenado. Atrás quedaba el partido de ida disputado en el Calvario, con resultado de 3-0 favorable a los colores blanquinegros por lo que el viaje a la Ciudad Condal lo hace pletórico de ilusión. Sin embargo el encuentro se tuerce para los intereses del favorito al no ser capaz de defender la holgada victoria y empatar la prórroga el conjunto catalán. Las ilusiones salmantinas están casi apagadas hasta que el debutante Neme, en jugada personal, desestabiliza el resultado para alzarse campeona la UDS gracias a su gol y lograr la que fue una importante gesta para el fútbol local gracias a aquel combinado tan añorado que estaba integrado por los Abilio, Maxi, Barrado, Silva… Ese día se convierte en el bautismo personal para Neme como una promesa del fútbol nacional.
A pesar de sus perspectivas, en la Unión no acaban de darle sitio y a la temporada siguiente, la 1959/60, es cedido al Ciudad Rodrigo de Tercera División en la que juega durante un año y, de largo, se convierte en el referente del conjunto farinato. Vuelve a ser cedido, ahora es al Manchego, de Ciudad Real, en el que destaca durante dos años ya de manera profesional, lo que al final del contrato le posibilita regresar al Salamanca, a su querida Unión, en la que permanece durante dos campañas, viviendo en la segunda de ellas un angustioso descenso a la Tercera División. Antes ha dejado su impronta de jugador rápido y con facilidad para encararse al marco rival, junto a su potente disparo, por lo que varios clubes de campanillas se fijan en él, entre ellos el Atlético de Madrid –con el que entrena durante varias semanas-, el Valladolid y el Deportivo. Pero finamente es el Pontevedra el que se hace con sus servicios tras abonar al conjunto charro la cantidad de cuatrocientas mil pesetas.
En la temporada 1964/65 inicia su periplo en el Pontevedra, dirigido por Marcel Domingo, un técnico que será fundamental para él –cada vez que tuvo ocasión manifestaba que era el mejor extremo de España- y de quien tanto aprende. Ocho temporadas permanece en Pontevedra, cinco de ellas en la máxima categoría. En aquel equipo gallego que causa furor y asusta tantas veces a los gallitos por su condición de matagigantes, el Pontevedra del ‘hay que roelo’, el salmantino Neme es uno de los jugadores más destacados dejando impronta de su calidad y sus goles sobre el terreno de juego –en varias ocasiones pugna por el Pichichi-, lo que facilita que sea convocado por José Villalonga y debute con la Selección Nacional. Fue en un amistoso entre España-Inglaterra saldado con un cero a dos a favor de los británicos, encuentro disputado el ocho de diciembre de 1964 en el Santiago Bernabéu. Esa noche sale a campo en el minuto treinta y cinco para sustituir a Lapetra, el fabuloso extremo del Zaragoza de los cinco magníficos. Después sería convocado en nuevas ocasiones más, pero ya no llega a jugar más minutos en el combinado nacional.
Llegado el año 1970 y tras el descenso del Pontevedra a Tercera División, de nuevo Neme regresa a sus orígenes para jugar en la Unión. Son tiempos muy diferentes a los que deja ocho años atrás, entre otras cosas por la construcción del flamante estadio Helmántico. Junto a él llegan tres jugadores que darán un buen resultado al conjunto charro. Se trata de Pita, el excelente centrocampista, el portero Aguinaga y el defensa paraguayo Néctor. Neme, durante ese año y el siguiente se rebela contra quien afirma que segundas partes nunca fueron buenas al convertirse en un sólido baluarte logrando incluso trece goles tras disputar todos los partidos, pero con la mañana suerte de que se pierda la promoción frente al Racing de Santander y el conjunto charro continúa otra campaña más en la división de bronce.
Ya talludo y con el pensamiento vivo en la retirada, el fútbol le brinda una nueva oportunidad en el Albacete, club que le abre las puertas y con el que firma contrato para comenzar su etapa de jugador al inicio de curso 1973/74 y completar tres años llenos de éxitos y satisfacciones personales para rubricar una magnífica carrera que encuentra los honores lejos de su querida tierra salmantina.
Colgadas las botas se hace entrenador, logrando ser el número uno de su promoción y en este nuevo capítulo de vida profesional dirige a un montón de equipos, entre ellos su Unión Deportiva Salamanca en dos etapas. La primera en la campaña 1980/81 con el equipo en la máxima categoría, aunque se consuma el descenso y la siguiente once años más tarde, la 1991/92 en el que intenta rescatar al club en su peregrinar por la Segunda División B y vive la humillación de la fase de ascenso a la categoría superior con una verdadera encerrona en Villarreal.
Una vez jubilado mientras las salud se lo permitió cada mañana era frecuente verlo pasear hasta la Plaza Mayor al encuentro de las viejas leyendas de la UDS. En esa Salamanca en la que fue un ídolo y donde un día, en vísperas que la Selección Nacional dirigida por su amigo Vicente del Bosque se alzase con la Copa del Mundo, recibió un merecido homenaje y uno de los campos pasó a denominarse Campo de Fútbol Municipal Nemesio Martín ‘Neme’.
Era el más que merecido y justo homenaje para un grandioso futbolista y una bellísima persona; el mismo que esta tarde lluviosa de octubre nos ha dejado para continuar maravillando con sus goles en los campos celestiales. DEP
Yo lo conoci en el Zaguán iva mucho con su cuñado Santiago muy buena gente D.E.P