Mis respetos para Luis de la Fuente

De la Fuente, junto a Emilio de Justo, del que es amigo, en un acto celebrado el pasado año.

Luis de la Fuente el nuevo Seleccionador Nacional ha sido durante zaherido por mostrar algo tan natural como su afición taurina. Algo tan español como la Tauromaquia, tan noble y un arte tan puro. Le han dado desde esa alcantarilla de las redes sociales, cañería de los mediocres y de quienes han sido educados en el odio. De los ofendiditos de esta nueva izquierda que apesta a cloaca y se creen dueña de este país que ha perdido sus valores y su esencia, con los niveles de gilipollez e intolerancia que están alcanzando. 

Lo ofendiditos están al timón de una sociedad ridícula y acomplejada donde los chavales ya no sueñan con ser médicos, ingenieros, pilotos… porque ahora quieren ser influencer (lo que hace unos años era un nini –que ni estudia, ni trabaja- o para que lo entiendan en castellano y sin rodeo: gilipollas integrales) y ahora han buscado su presa en un gran hombre. En el riojano Luis de la Fuente Castillo, a quien recordamos en sus años de lateral derecho del Athletic de Bilbao, siempre con su clase y sudando la gorda gorda para no dar nunca por perdido un balón.

A De la Fuente han querido intoxicarlo por ser aficionado a los toros, por apoyar en su momento a ese torerazo llamado Emilio de Justo que en 2023 ya va a sentarse en el trono de la Fiesta. Por seguir ese arte único y acudir a las corridas generales de Vista Alegre, a las que por cierto nunca faltaban los jugadores bilbaínos; o de ir al coso de Los Rosales, de su Haro natal, como antes los hizo en otros muchos, porque ser afición taurina es tarjeta de identidad de la nobleza. 

Y él sigue el ejemplo de tantos seleccionadores que han sido aficionados a la Fiesta. Ejemplo de nuestro Vicente del Bosque, clon futbolero de su paisano Santiago Martín El Viti, amigo de Dámaso Gómez y de Andrés Vázquez. De Luis Aragonés, siempre afín a su paisano Antoñete. De tantos otros, porque el futbol y los toros muchas veces han ido de la mano. Sin olvidar la amplia baraja de técnicos extranjeros que llegaron al fútbol y quedaron prendados del arte del toreo, ¿verdad Fabio Capello? O Luis Fernadez, de Tarifa y emigrado  a Francia que se veía desde Paris solamente a presenciar una corrida en cualquier feria de España. Y son solo unos pocos de una lista interminable. Porque la Fiesta es arte y sensibilidad donde una hombre se juega la vida de verdad, no insultando y vertiendo pestes malolientes detrás de la pantalla de un móvil. 

Por ello mi tributo de admiración a Luis de la Fuente, un señor de los banquillos y gracias por ser taurino. Porque para ser taurino antes hay que ser buena persona. 

Largos éxitos en la Selección Nacional y ¡Viva la Tauromaquia!

Acerca de Paco Cañamero

En tres décadas juntando letras llevo recorrido mucho camino, pero barrunto que lo mejor está por venir. En El Adelanto me enseñaron el oficio; en Tribuna de Salamanca lo puse en práctica y me dejaron opinar y hasta mandar, pero esto último no me gustaba. En ese tiempo aprendí todo lo bueno que sé de esta profesión y todo lo malo. He entrevistado a cientos y cientos de personajes de la más variopinta condición. En ABC escribí obituarios y me asomé a la ventana de El País, además de escribir en otros medios -en Aplausos casi dos décadas- y disertar en conferencias por toda España y Francia. Pendiente siempre de la actualidad, me gustan los toros y el fútbol, enamorado del ferrocarril para un viaje sugerente y sugestivo, y una buena tertulia si puede ser regada con un tinto de Toro. Soy enemigo del ego y de los trepas. Llevo escrito veintisiete libros -dos aún sin publicar- y también he plantado árboles. De momento disfruto lo que puedo y me busco la vida en una profesión inmersa en época de cambios y azotada por los intereses y las nuevas tecnologías. Aunque esa es otra historia.

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