Paco, el más mundano de los ‘Dionisios’

(Foto cedida por Antonio Moro de la Puente)

Paco, el más mundano de los hijos del señor Dionisio Rodríguez, el inolvidable ganadero de Villavieja de Yeltes que alzó sus toros de sangre Santa Coloma a los mejores carteles de las ferias, acaba de decir adiós a la vida. Lo ha hecho casi en silencio, lejos del carácter mediático merecedor de su nombre y al compás de cómo quiso vivir en los últimos años, desde que la familia tomase al drástica decisión de dejar de criar toros bravos y se apearon de la pomada. Pero jamás del buen recuerdo y la añoranza de una afición que disfrutó de la grandeza de los Dionisios.

Junto a Andrés y Dioni –fallecido hace varios años también por estas fechas- eran los hijos varones de don Dionisio Rodríguez y la gente seguía conociéndolos como los Dionisios. Los tres heredaron, con mucho orgullo, el nombre del padre, manteniendo en el olimpo de los éxitos la sangre de Santa Coloma durante varias décadas, en lo alto, hasta que las nuevas modas lo apartaron. Entonces, charros de ley y hombres de palabra, antes de prostituirse o perder la dignidad antes los taurinos decidieron dejar la ganadería para evitar más disgustos y ver cómo hacían o deshacían en sus cercados comisionistas o empresarios carentes de afición y sin saber el esfuerzo necesario para criar un toro bravo.

Paco, Andrés y Dioni siempre estuvieron hermanados y  unidos en sus actividades ganaderas. Con el orgullo a su patria chica de Villavieja y al legado santacolomeño. Después  cada uno tenía su manera de ser y a Paco, que en los últimos ya acusaba el paso de los años, era el relaciones públicas, al que más le gustaba pisar las alfombras de los hoteles e ir a las ferias, dejándose perderse también entre sus encantos nocturnos. Íntimo de Antonio Peláez, de Juan Luis Fraile, con quien durante muchos años formó un trío inolvidable en la feria de Bilbao, también formaba parte de ese grupo Felipe Hernández, cuadrilla reencontrada ya en los colmados de la eternidad. Habitual en Salamanca, también sintió muy cerca a Ciudad Rodrigo y sus Carnavales, que disfrutaba con su fiel Ceferino Santos Alcalde y la gente de la peña El UMO (Unión de Maridos Oprimidos).

Pese a ser tan conocido era muy poca la gente con la que le gustaba hablar del mundo ganadero, porque prefería tragarse sus pensamientos si alguien le preguntaba y no perjudicarse más con ese arte de criar toros bravos de tan dulce sabor para la familia y acabó dejando la amargura de un final triste. Un final que llegó cuando el hierro de Dionisio Rodríguez dejó de acartelarse cuando las figuras le dieron la espalda a pesar de haber buscado el toro con osamenta y pitones demandado entonces. Pero aún así no la abrían ya las puertas y decidieron irse mordiendo en las entrañas con impotencia ese dolor.

Junto a Santiago Martín ‘El Vito’, un íntimo amigo y una debilidad.

Antes quedó el canto del cisne en varias tardes para el recuerdo. Una en La Caprichosa, de Talavera de la Reina con Julio Robles –tan  querido para ellos-, Ortega Cano y Juan Mora, quienes se repartieron un montón de orejas y rabos, mientras la gente que presenció la corrida toreó semanas enteras de salón para recordar tanta grandeza. O los momentos felices de la feria de Salamanca, una la de 1990 con el toro Chafaroto, que fue a parar a manos de Miguel Espinosa Armillita.O aquel Chaparro, que al año siguiente ganó el Toro de Oro.  O tantas tardes gloriosas de Bilbao y las de Madrid con estos famosos toros de Villavieja que protagonizaron numerosas efemérides de distinción para la sangre santacolomeña.

Ahora, con la muerte de Paco ya solamente queda Andrés –encargado de los papeles y administración del patrimonio familiar- y también Rita, la otra hermana. Emparentados con los Rodríguez Pacheco, los Martín Peñato…, los Dionisios han dejado un legado importantísimo con su nombre siendo una garantía en los carteles y las figuras disputándose una divisa que llevó tantas alegrías. Y sus propietarios supieron sujetar con espíritu charro las riendas del triunfo, al igual que cuando la falta de seriedad de las nuevas modas taurinas los obligaron a quitar la ganadería en los inicios de este siglo.

Vaya este recuerdo a Paco, el hijo más mundano de don Dionisio Rodríguez, quien hace unos días nos ha dejado. Cuando ya han florecido los almendros para anunciar la primavera y pronto comenzará a cantar por esos campos de Hernandinos, huérfanos de la grandeza del toro bravo. 

Acerca de Paco Cañamero

En tres décadas juntando letras llevo recorrido mucho camino, pero barrunto que lo mejor está por venir. En El Adelanto me enseñaron el oficio; en Tribuna de Salamanca lo puse en práctica y me dejaron opinar y hasta mandar, pero esto último no me gustaba. En ese tiempo aprendí todo lo bueno que sé de esta profesión y todo lo malo. He entrevistado a cientos y cientos de personajes de la más variopinta condición. En ABC escribí obituarios y me asomé a la ventana de El País, además de escribir en otros medios -en Aplausos casi dos décadas- y disertar en conferencias por toda España y Francia. Pendiente siempre de la actualidad, me gustan los toros y el fútbol, enamorado del ferrocarril para un viaje sugerente y sugestivo, y una buena tertulia si puede ser regada con un tinto de Toro. Soy enemigo del ego y de los trepas. Llevo escrito veintisiete libros -dos aún sin publicar- y también he plantado árboles. De momento disfruto lo que puedo y me busco la vida en una profesión inmersa en época de cambios y azotada por los intereses y las nuevas tecnologías. Aunque esa es otra historia.

9 comentarios en “Paco, el más mundano de los ‘Dionisios’

  1. D.E.P. Paco el ganadero. Y dar las gracias a Paco Cañamero por las crónicas y relatos que publica; haciendo de ellos un deleite para los que nos gusta disfrutar de su lectura sea cual sea su contenido.Gracias Paco por tu manera de escribir,tan sencilla, tan profunda y tan bien contextualizada.

  2. D.E.P. Paco el ganadero.Y dar las gracias a Paco Cañamero por las crónicas y relatos que publica; haciendo de ellos un deleite para los que nos gusta disfrutar de su lectura sea cual sea su contenido.Gracias Paco por tu manera de escribir; tan sencilla, tan profunda y ta bien costextualizada.

  3. Van desapareciendo poco a poco, las mejores castas de nuestros toros bravos, unas por el olvido, otras por el mestizaje genético a capricho de los dueños de éstas ganaderias, otras probando, probando, a ver que encaste nuevo sale de ahi. Experimentos… con gaseosa, todo para desvirtuar lo puro, lo auténtico. Mi pregunta, ¿ Quién se ha hecho cargo de ésta ganaderia, de Sta. Coloma en la actualidad, sigue, ó se ha perdido lastimosamente para todos ?

  4. Hola Paco,me acabo de enterar de tu fallecimiento. Te quiero dar las gracias por tu amistad y cariño que siempre tuviste hacia mi madre y sobre todo con mi tía Manuela. También te quiero dar las gracias por vuestra amabilidad hacia mi en la época que intenté ser toreo. Nunca se me olvidará que siempre me llamavais 15 días antes de torear en Vitigudino para meterme unas becerras. Aún recuerdo una faena que le realicé a un novillo de vuestra casa. Mi más sentido pésame mara Andrés Maria Rita Joséto demás Familia. Un Fuerte abrazo y descansa en Paz.

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