
Seguro que en la mañana del martes santo cuando José María García Martín (José Mari, el de Buenamadre) paró su locomotora, se apeó de ella y pisó por primera vez el andén de la jubilación, repasó su vida laboral para concluir que ha pasado en un suspiro. Más de 35 años a los mandos de las locomotoras de Renfe para dejar el sello de su profesionalidad, de la responsabilidad en el oficio de maquinista y la amistad de tanta gente como conoció en sus distintos destinos. Entre esos lugares, el depósito de Miranda de Ebro dejó una profunda huella en él y a él sigue vinculado con estrechos lazos entre sus compañeros, al igual que después ya el de Salamanca, en el que protagonizó muchos de sus mejores años.
La de José Mari no ha sido una jubilación al uso, porque con él dice adiós uno de los últimos profesionales en activo formado en el Regimiento de Movilización y Practicas de Ferrocarriles de Fuencarral (Madrid). Sí, en aquel destino militar que tuvieron muchos jóvenes en la entonces obligatoria mili y de allí salían formados para pasar a las plantillas de Renfe, de Feve, de Metro…; los de tracción a los mandos de las máquinas y, dependiendo de otras especialidades, también factores, electricistas, mecánicos… De aquel destino militar, caracterizado por el uniforme negro y que tantas veces recuerda la leyenda de Carlos Herrera en las ondas, “cabo Herrera del Regimiento de Ferrocarriles”,surgieron los mejores profesionales de las empresas ferroviarias y, uno de ellos, ha sido José Mari, quien ha pasado más de media vida a los mandos de las potentes 3.000, esas locomotoras que rompían los silencios, fueron las reinas de Renfe y en las que realizó millones de kilómetros por las vías de media España.
Ahora se marcha con la misión cumplida, con el señorío por bandera y para disfrutar de tantos amigos, siempre con sus inagotables recuerdos ferroviarios gracias a una profesión en la que tanto ha disfrutado. Desde sus inicios, aún con la figura del ayudante de maquinista, compartiendo compañía con muchos compañeros que aun quedaban de tracción a vapor, cuando los viajes eran tan largos que atravesaban toda España, hasta los avances sufridos por la empresa en la última época. Ya, en el depósito de Salamanca cuando el servicio era a Venta de Baños, a la frontera de Fuentes de Oñoro, a Ávila…, siempre disfrutando de las máquinas y de tantas alegrías como le dio su profesión.
Hoy, en el andén de la jubilación al que subió el martes santo, nace la leyenda ferroviaria de José Mari, el maquinista de Renfe-Mercancías que además es uno de los últimos formados en aquella mili que formó excelentes profesionales. Larga espera y disfrutar.

Buena persona y buen amigo, a disfrutar a tope esta nueva etapa de su vida, desde aquí un abrazo Jose
Paco, buena entrevista con este maquinista y mejor persona se puede escribir todo lo que tu quieras, fui compañero suyo muchos años y siempre lo demostró.
Le deseo una larga jubilación y mucha salud.
Gracias por tu publicación
Querido hermano.
Me siento orgulloso de ti y de tu trayectoria profesional, siempre has estado ahí cuando te he necesitado, tengo mucho que agradecerte y nunca olvidaré todos los desvelos para con nuestros padres.
Qué disfrutes de esa jubilación tan merecida, junto a las personas que te queremos.
Yo soy uno de los relevos de Jose Mari, dentro de poco haré dos años en Renfe mercancías, y disfrutando del oficio, y viviendo momentos inolvidables. Gracias por tu servicio compañero las nuevas generaciones continuamos el camino con mucho orgullo.
Gran compañero “Charro “
Vecino!!!
Feliz jubilación y más cenas
Querido primo:
Sé que en tu trabajo has sido un magnífico profesional. Y que en lo humano eres una persona maravillosa. Desde IBI te deseamos q esa jubilación sea el comienzo de una nueva etapa de tu vida. Enhorabuena