Se veía venir. A quien esto firma, la supresión del Premio Nacional de Tauromaquia, no le ha pillado con el paso cambiado y había denunciado varias veces que venía la tormenta. Desde que llegó este personaje, el tal Ernest Urtason a emponzoñar e instrumentalizar de odio, desde ese sagrado ministerio, todo lo que huela a España, ha comenzado la cruzada con la Tauromaquia. Contra la bien llamada FIESTA NACIONAL, símbolo de España y fuente de inspiración de tantas artes y de cuyas aguas bebieron las más grandes eminencias universales. Lo que ahora se pretende destruir desde el gobierno central a través un grotesco personaje a quienes le han dado las competencias taurinas y, de este arte, ¡pásmense! no tiene otro aval que ser el inductor de prohibir los toros en Cataluña en la época que fue lugarteniente del argentino Leonardo Anselmi. Y aunque después los altos tribunales desestimaron la suspensión y se podían celebrar espectáculos taurinos, lo cierto es que la gloriosa Monumental, última plaza de toros de Cataluña, nunca más volvió a abrir sus puertas, mientras envejece al abrazo de la ruina y la desidia. Allí algún día, en el mejor de los casos, podrá volverse a celebrar algún festejo, pero de forma puntual; porque ojalá me equivoque, pero la continuidad es imposible y la Tauromaquia en Cataluña es historia. Grandiosa historia, eso sí.
Hoy han eliminado el Premio Nacional de Tauromaquia y lo han hecho con la peor fe pensando que lastra a este mundo, cuando realmente lastra a toda España. Pero tranquilos no pasa nada, una nota de prensa al canto de algún colectivo para justificarse y se acabó. El sistema está feliz porque en estos últimos años se indultan muchos toros, se conceden más rabos que nunca y al final de los festejos los toreros salen en hombros. Ellos están felices porque mucha juventud va a las plazas y lo que le interesa es que el nuevo público sea muy aplaudidor y no proteste, pensando que esa es la medicina para la salvar la Fiesta, cuando realmente no están más que picando en el anzuelo del más grave de los errores. Porque al nuevo público nadie lo ha educado sobre la grandeza de la Tauromaquia y que debe basarse en la bravura e integridad del toro, rey de la Fiesta; ni que la emoción es lo que mantiene vivo y alimenta a este arte. Y es que el sistema a la hora de defender la Fiesta está con el paso cambiado
Al sistema lo que ha ocurrido al final le da igual, son felices declarando el 16 de mayo Día de la Tauromaquia, cuando lo que realmente se necesita es hacerse oír y unirse todos juntos para colapsar Madrid, en una protesta masiva y decir AQUÍ ESTÀ EL TOREO. Porque como los políticos del odio vean unión escapan y no se meten; ahí está el ejemplo de Azpeitia, en uno de rincones donde los etarras de Bildu clavan con más fuerza sus raíces.
Así es Paco. Ayer nos tocó a los de Tordesillas y se encogieron de hombros porque éramos los paletos y pueblerinos que defendíamos el origen de la Tauromaquia y sus raíces. Hoy les toca a ellos y siguen en silencio cuando debería resonar el grito de ¡VIVA LA LIBERTAD!
Así es Paco. Ayer nos tocó a los de Tordesillas y se encogieron de hombros porque éramos los paletos y pueblerinos que defendíamos el origen de la Tauromaquia y sus raíces. Hoy les toca a ellos y siguen en silencio cuando debería resonar el grito de ¡VIVA LA LIBERTAD!