50 años del primer ascenso de la Unión

Alineación del equipo que ganó al Betis y alcanzó la máxima categoría e hizo de Salamanca una fiesta

¡Y Salamanca era una fiesta!

La del sábado 18 de mayo de 1974 fue la noche de los sueños. Salamanca toca el cielo y se convierte en una fiesta que se alarga durante el espacio de siete años, los mismos que el equipo permanece de manera ininterrumpida y con enorme crédito en la máxima categoría. El 18 de mayo aparece soleado y con buena temperatura, observándose desde primeras horas de la mañana un ambiente festivo extendido en toda la ciudad y de forma preferente en la Plaza Mayor, amenizada al filo del mediodía con las charradas de Medes, el tamborilero de Villamayor. Ese inusual ambiente marcado por la alegría colectiva se vive también en el barrio Garrido y Bermejo, en Pizarrales, en El Rollo, en la plazoleta de Cuatro Caminos, en Chamberí, en Salas Pombo…, al extendiéndose a todos los pueblos de la provincia, donde la gente se echa a la calle para disfrutar en plenitud de un sábado que se antoja histórico. En aquella especie de lotería, la Unión Deportiva Salamanca tiene todos los números para ser premiado con el gordo en el sorteo. Solamente debe ganar al Betis, que matemáticamente es equipo de Primera y con el que, además, siempre ha existido una magnífica relación. 

Desde dos días antes, para buscar la tranquilidad y evitar la presión externa, el equipo se ha concentrado en el hotel Cuatro Calzadas, en Martinamor, desplazándose hasta el Helmántico para los entrenamientos y regresando después hasta el establecimiento. Ese mismo sábado son muchos los aficionados y seguidores del club que se acercan para desear suerte en una ocasión que el hotel se encuentra reservado únicamente para el club, aunque en el exterior están presentes decenas de aficionados alegrando la mañana con los gritos de ¡Hala Unión!, toques de claxon, exhibición de pancartas de ánimo… en escenas que se suceden a lo largo de la mañana. No cesan hasta el momento de la comida, que se retiran los aficionados para no molestar, ni tampoco en la posterior siesta, previa al desplazamiento hasta el estadio, en el que pretenden estar antes de la avalancha prevista al haberse acabado todas las localidades en las taquillas.

El inicio del encuentro está previsto para las 20.30 horas y sobre las 18 hace su aparición la expedición unionista, haciéndolo poco después la bética, hospedada en el Regio, donde esa misma mañana han paseado por el entorno y realizado carrera continua por el cercano campo de la Mutualidad Agraria Salamanca (MAS), una firma muy importante para el fútbol local durante esos años. El Betis va a jugar con los deberes cumplidos y con la profesionalidad habitual, aunque no faltan los aficionados charros que se le acercan para indicarle:

  • ¡Que os tenemos que ganar!
  • ¡Esnaola déjate marcar dos goles! 

Esnaola es uno de los jugadores más sobresalientes del club. Ha fichado esa misma temporada después de permanecer varios años defendiendo la meta de la Real Sociedad con plenas garantías, algo que demostrará con creces en los muchos años que le quedan por delante en el conjunto bético. Además, algo entonces es desconocido para la mayoría: está casado con una salmantina, natural de Alba de Yeltes y esa mañana ha saludado a su familia política, con quienes congenia tan bien que pronto construirá un chalet en esa localidad para disfrutar de sus vacaciones.  

El equipo unionista en uno de los desplazamientos de aquella temporada

Desde mucho antes del inicio, los alrededores del Helmántico están abarrotados, con gritos de ánimo para los charros y la euforia contenida de una afición que acaricia un sueño y en otras ocasiones estuvo tan cerca. En las cabinas de radio se preparan para la retransmisión y nombres míticos de esos momentos, Vicente Herrero, Leopoldo Sánchez Gil, el joven Toni Melgar… saben que esa noche tendrán a muchos miles de oyentes. Lo mismo Martín Merchán y González Mediero, periodistas de La Gaceta Regional y El Adelanto, quienes tendrán que echar el resto, porque, de confirmarse al ascenso, el día siguiente, domingo, los periódicos serán barridos de los kioscos. También son varios los medios nacionales que se han acreditado en el Helmántico, con enviados especiales de As, Marca, TVE, Mundo Deportivo, Don Balón, ABC, Pueblo, Ya, El Norte de Castilla, El Alcázar…, en medio de un ambiente nunca visto en esas instalaciones. 

Una hora antes, los dos fondos, la tribuna y la preferencia están literalmente abarrotados, localizándose a numerosas personalidades entre el gentío. Uno, el grandioso torero Santiago Martín El Viti, muy aficionado al fútbol y, quien ha acudido acompañado de varios amigos y familiares, tafeliz de disfrutar de ese acontecimiento y de contemplar al equipo de su tierra en lo más alto, mientras prepara el importante compromiso que le espera en la madrileña feria de San Isidro el día 22. También se encuentra el ciclista Agustín Tamames, quien tantas alegrías comienza a regalar y de quien se vaticina que pronto aupará su nombre a lo más alto del deporte de la bicicleta. En otra localidad de tribuna tampoco quiere perderse el partido una estrella emergente del fútbol español, el salmantino Vicente del Bosque, que ese mismo año ha debutado en el primer equipo del Real Madrid haciéndose con un puesto en el combinado titular, una vez que, mediada la temporada, el canario Luis Molowny suple en el banquillo a la leyenda de Miguel Muñoz. Del Bosque está acompañado de su padre y su hermano, ambos llamados Fermín y muy seguidores del Salamanca, del que son socios. Y juntos a ellos el todo Salamanca en el escenario de una noche en la que se abrazan ricos y pobres, ganadores y perdedores de la guerra, blancos y negros… para mostrar con orgullo su pasión por esos colores blanquinegros que han convertido a la ciudad de Salamanca en una fiesta.

En ese partido, tan trascendental, la Unión Deportiva Salamanca alinea a Aguinaga, Iglesias, Huerta, Moreno, Rodri, Robi, Lacasa, Pita, Galleguillos, Chaves y Sánchez Barrios. En el minuto 76, nada más marcar el gol el Salamanca, Galleguillos es sustituido por Ferrero y el 80, ya en medio de la euforia que trae el gol, sale del campo Chaves y en su lugar entra Muñoz.

El Betis, entrenado por Ferenz Szusza, por su parte, lo hizo con Esnaola, Bizcocho, Sabaté, Iglesias, Cobra, López, Olmedo, Rogelio, Biosca, Benítez y Anzarda. En el minuto 59, López abandona el terreno de juego por Alabanda.

El choque es dirigido por el colegiado canario Santana Páez, quien al final de aquella temporada volvía a pitar en Primera, tras descender en la anterior. Tres años más tarde, Santana Páez, arbitrará su último partido en el Helmántico para poner fin a su triunfal carrera deportiva, siendo el primer trencilla canario en alcanzar tan altos honores. 

Comenzado el partido, bajo los ensordecedores gritos de ánimo al conjunto local, este pronto se decanta con un dominio total y absoluto, sin que los béticos apenas lleven peligro a la portería de Aguinaga, quien prácticamente es un espectador más durante todo el encuentro. Una y otra vez se suceden los ataques, con toda la artillería charra apuntando al marco contrario, pero incomprensiblemente la pelota sale casi siempre fuera de los postes, por encima del larguero o inocentemente va a las manos del sensacional portero Esnaola.

Al descanso se llega con el empate a cero inicial y la inquietud comienza a adueñarse de una afición que quiere ver cuanto antes resuelta la situación, sobre todo después de haber gozado de tantas y tantas oportunidades, incluido algún tiro repelido por los palos. En el segundo tiempo salen a por todas y otra vez la maravillosa zurda de Robi pone balones de oro que no encuentran rematador. O que se van fuera, porque esa noche el balón parece que no quiere entrar tras disponer de claras oportunidades los Robi, Chaves o Sánchez Barrios… muchas veces ante pases de la muerte de Galleguillos tras haber corrido la banda regateando a cuantos verdiblancos salían a su paso. Pero no había manera, el gol no entraba y la inquietud se hacía presente entre los aficionados, e incluso entre unos jugadores que no daban crédito al protagonizar tantas ocasiones siendo incapaces de materializar y donde el nerviosismo empezaba a jugar malas pasadas, mientras que desde el banquillo, José Luis García Traid –fumando un Winston detrás de otro- trataba de dar órdenes oportunas y de buscar calma frente a un Betis, que únicamente se limitaba a defenderse del torpedeo unionista.

Discurría el partido y, en el minuto 75, con todo el conjunto local volcado sobre el área contraria, el capitán Huerta roba un balón a Bizcocho y tras conducirlo unos metros adelante se lo pasa a Sánchez Barrios, quien se encuentra en una buena posición y tras correr unos metros observa un hueco para lanzar un fuerte disparo que bate a Esnaola. ¡Es la locura! Desde entonces se salva el resultado sin ningún problema, ni contratiempo. Aunque estuvo muy cerca de conseguirse el segundo gol, de nuevo por Sánchez Barrios, en una perfecta jugada iniciada por Robi y que es atajada por Esnaola. 

Finalizado el partido es inenarrable lo ocurrido, mientras cientos de personas invaden el campo para agasajar a unos jugadores que eran el vivo reflejo de la felicidad. Y los aficionados tardaban en abandonar las gradas del Helmántico en momentos protagonizados por los saltos de euforia, abrazos… presentes en cada rincón del estadio; mientras, en el exterior, el sonido de las bocinas era incesante, extendiéndose a toda la ciudad, que esa noche se echaba a la calle para una celebración sin precedentes. La fiesta también llega a todos los pueblos de la provincia, con cientos de bares que han tenido conectados los aparatos de radio para escuchar la retransmisión del partido y, tras su finalización, descorchan botellas de champán para celebrar el ascenso. Un premio de valor incalculable para Salamanca, que a partir de la próxima temporada se enfrentará a los más grandes, algo que parecía inalcanzable dos años atrás, con el equipo en el pozo de la Tercera División, sin que nadie pudiera imaginar la larga etapa de felicidad que se avecinaba.    

Poco después, la Unión tendría un equipazo de esta enorme categoría, a quien no se le resistía ningún rival

Acerca de Paco Cañamero

En tres décadas juntando letras llevo recorrido mucho camino, pero barrunto que lo mejor está por venir. En El Adelanto me enseñaron el oficio; en Tribuna de Salamanca lo puse en práctica y me dejaron opinar y hasta mandar, pero esto último no me gustaba. En ese tiempo aprendí todo lo bueno que sé de esta profesión y todo lo malo. He entrevistado a cientos y cientos de personajes de la más variopinta condición. En ABC escribí obituarios y me asomé a la ventana de El País, además de escribir en otros medios -en Aplausos casi dos décadas- y disertar en conferencias por toda España y Francia. Pendiente siempre de la actualidad, me gustan los toros y el fútbol, enamorado del ferrocarril para un viaje sugerente y sugestivo, y una buena tertulia si puede ser regada con un tinto de Toro. Soy enemigo del ego y de los trepas. Llevo escrito veintisiete libros -dos aún sin publicar- y también he plantado árboles. De momento disfruto lo que puedo y me busco la vida en una profesión inmersa en época de cambios y azotada por los intereses y las nuevas tecnologías. Aunque esa es otra historia.

6 comentarios en “50 años del primer ascenso de la Unión

  1. Pues ahora anda arrastrándose con más pena que gloria por la 5ª categoría del futbol español, un equipo que dicen ser también la UDS, que nunca se fueron dicen sus seguidores…

      1. Totalmente de acuerdo, Don Paco. Este sucedáneo que Unionistas (mira que es feo el nombre) jamás traerá a la ciudad la clase de jugadores, alegría, entrega, pasión y resultados que trajo la UDS de los 70.

  2. Hola ,

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    ¿Cuál es el precio si queremos anunciarnos en su sitio?

    Nota: el artículo no debe tener ninguna marca como patrocinado o publicitario.
    Salud
    scarlet anderson

  3. Recuerdo aquella sorpresa, grata, del ascenso del Salamanca, con su inolvidable García Traid en el banquillo. Al año siguiente en primera ficharon dos argentinos muy buenos, el portero D’Alessandro y sobre todo Rezza, un central que tenía pinta de futbolista de primerísimo nivel. También llegó esa temporada Aguirre Suárez, uno de los futbolistas más violentos que yo haya visto, creo que no jugó mucho, ya andaba de vuelta.
    Me encantan esos recuerdos de Paco, tanto taurinos como futboleros. Enhorabuena y gracias por recordarnos lo de «entonces»

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