Domingo de Pentecostés y fiesta grande en el Campo Charro, que celebra dos de sus romerías mas fervorosas. Las que rinde veneración a las Vírgenes de Valdejimena y del Cueto, ambas de mucho sabor torero. Esta última está situada allá por tierras de Vecinos, en medio de una preciosa dehesa de encinas y rodeada históricamente de prestigiosas ganaderías. Allí el turreo de los toros rompe la soledad de ese precioso rincón con los horizontes dominados por la inconfundible silueta de la Peña de la Francia. La de la Virgen Morena alzada desde la maravilla existente en la montaña sagrada. En el campo salmantino tierra torera y bravía, reinas tú, madre de Dios, morena de serranía. Sobra mi capote grana Siento tu luz que me guía. Y entre la cruz de mi estoque Tu mano sobre la mía
En el Cueto vibra la cultura charra a los sones de la gaita y el tamboril tras la procesión que pone el vello de punto para quien lleva tan dentro el sentimiento de su tierra. Todo alrededor de un precioso santuario que tiene una plaza de toros cuadrada que es un monumento y entre sus paredes se aplaudieron a los mitos del toreo en las primeras décadas del pasado siglo. Porque allí toreó Joselito, Belmonte, Rafael ‘El Gallo’, Chicuelo o Manolo Granero… entre otros, quienes lo hicieron gracias a que siempre había algún mayordomo que era ganadero. Como los viejos Pérez Tabernero, como eran Argimiro, Alipio, Graciliano y Antonio.
Entonces era el esplendor de los toros de Graciliano, la que fue la ganadería más brava de su época. De los Miuras de Salamanca. La que encumbraba a un torero, como ocurre a Chicuelo con su faena a ‘Corchaíto’, de la que fue la primera del toreo moderno. La de los naturales. O años más tarde con Manolo González cuando le tocó en feliz suerte a ‘Capuchino’ y salió de Madrid siendo figura del toreo casi por sorpresa. Porque entonces los toros de Graciliano estaban en todas las ferias para defender con honor y emoción el legado de su bravura.
Pero al hilo de la celebración de la Virgen del Cueto y su tradicional romería del culto a la tradición de la tierra hay un detalle torero que apenas viene en los libros y que es pura y legítima historia. Nada menos que con Juan Belmonte de protagonista, quien aquel año, el veintiséis de febrero sufrió una grave cornada cuando tentaba una becerra en la finca de Padierno, propiedad de Argimiro Pérez Tabernero (al que asesinaron junto a su familia en Málaga al comenzar la Guerra). Curado por don Arcadio, el médico de Robliza de Cojos, al día siguiente marcha a Madrid en el tren para seguir la recuperación. Pero antes deja hecha la promesa a la Virgen del Cueto, a la que tanto veneraba, de torear el inmediato festival si se recuperaba y no quedaban secuelas.
La promesa se cumple, pero antes hubo un hecho que marca su vida: la muerte de Joselito en Talavera, ocurrida el 16 de mayo de 1920. La trágica desaparición de su gran rival y casi hermano lo sume en un estado de tristeza y dolor, pero no evita que comparezca ante el compromiso adquirido y exactamente el 13 de junio, que aquel año correspondía al Domingo de Pentecostés y por tanto fecha de la romería, torea el festival.
Su rostro triste y figura ausente quedó inmortalizado por las instantáneas del fotógrafo Eustaquio Almaraz. Vestido completamente con un traje corto negro, nada más bajar de la calesa que lo traslada desde la cercana casa de Gracialiano Pérez Tabernero, en Matilla de los Caños, recibe el pésame de los mayordomos, ganaderos y aficionados que podían acercarse a quien fue el coloso de los ruedos. Nada menos que Juan Belmonte, que mordido por el dolor torea por primera vez tras la muerte de Joselito en la romería del Cueto de hace ¡102 años!
Una romería que hace años recuperó su tradición taurina (esta tarde torean los chavales de la Escuela de Tauromaquia de la Diputación) para fusionarse con el fervor a la cultura charra que sensibiliza en la solemne procesión a los sones de la gaita y el tamboril en medio de los silencios de la dehesa.
Excelente entrada, uno viene por pedraza y se encuentra algo mejor. En fin, ojalá que se recupere la parte taurina de la romería.
Magnifico e impresionante su escrito sobre la Romeria del Cueto.He pasado muchas veces con mi hijo por la entrada del carrril viendo el indicador q hay en su entrada,camino de Peña deCabra. No pasare otra vez sin ir a visitar a esa morenita charra, devocion de esa comarca. En hora buena. Sigues por ese bello camino q tienes trazado en la vida
Ufff.. Cuantos sentimientos Paco.
Ahora todavía más cada vez que pase por la carretera.