Salió redonda la tarde del festival celebrado en Villavieja de Yeltes, en la cuna de la charrería. Faltaron un par de detalles para que todo fuera a pedir de boca. Por eso la gente salió contenta y comentaba la infinidad de detalles buenos que se repitieron.
A beneficio de la Fundación Virgen de Caballeros y organizado por el veterinario José Antonio Zúñiga, quien además es un insigne aficionado catador del toreo bueno y ejemplar villaviejense, del que es otro símbolo e hizo posible el festejo con un elenco de magníficos toreros. Dos de ellos de culto: Uceda Leal y El Cid. También un Esaú Fernández que lucha por tener un sitio en las ferias. Otro de excelentes condiciones que pronto debe levantar el vuelo: Alejandro Marcos. La novedad de Ismael Martín, recién alternativado y cerrando la tarde la novillera Raquel Martín, que fue otra atractivo. Enfrente tuvieron reses donadas por Dionisio Rodríguez, Domingo López Chaves, El Puerto de San Lorenzo, Paco Galache, José Cruz y Orive, donde aquí, en el aspecto ganadero fue de menos a más, para finalizar el festival con dos excelentes novillos, uno de José Cruz y otro de Orive.
En cualquier cartel siempre es un gusto ver a Uceda Leal, con su aroma y personalidad, elegancia en la plaza, aunque la pena que todo quedó muy limitado por la nula fuerza de su res. Después llegó El Cid con su enorme clase, quien lo dio todo desde el principio hasta el final, sobreponiéndose a una fea voltereta en el saludo de capa y firmando un trasteo que fue una maravilla, como no podía ser menos en este grandioso torero que siempre ha llevado a Villavieja en el corazón. A continuación fue el turno de Esaú, quien también ofreció una importante dimensión, protagonizando series largas y templadas, todas ellas muy aplaudidas. También fue muy ovacionado el nuevo matador, Ismael Martín, que gustó mucho en Villavieja e hizo vibrar con sus pares de banderillas, junto a faena de muleta; al igual que la novillera Raquel Martín, quien sigue evolucionando para protagonizar momentos verdaderamente memorables.
Entre todo lo bueno que se iba sucediendo hubo un detalle que tocó la fibra de toda la afición. Fue el protagonizado por Alejandro Marcos, quien ante un marco tan adecuado como el de Villavieja llegó vestido de charro, sin faltarle detalle alguno y dando grandeza a las tradiciones de tierra. Pero además, Alejandro, ante un novillo nada fácil y que debió tocarle muy bien las teclas al hacerle hilo, dejó la sensibilidad de su arte, el aroma que atesora y ese toreo tan elegante que protagonizó este finísimo torero, quien dejó para el recuerdo una faena para aficionados, sin dejar a ninguno indiferente. Dentro de una tarde casi redonda, su detalle de ir vestido de charro y la faena que protagonizó devuelven su nombre a la esperanza. Sencillamente porque es un torerazo y esas actitudes son las que engrandecen el toreo.
Y ahora seguro que José Antonio Zúñiga ya está empezando lo encajes para consolidar este festival, el mismo que debe convertirse en la cita anual de los aficionados a este bello pueblo, el más charro de todos y que conserva en el cofre de su historia el mejor legado de nuestra historia, donde al final de la tarde mañana, ya entre dos luces, en la bajada de la Virgen de Caballeros a los sones de Villavieja de mi amor, en su preciosa ágora se baila el charro con más pureza que en ningún otro lugar.
Que gran crítica y que acertados comentarios. Yo estoy convencido de que el momento de Alejandro Marcos llegará y nos hará soñar a los que tantos lo estamos deseando con su finura.
Acudir vestido de charro a Villavieja, únicamente es un refrendo de la enorme clase que tiene como torero y como persona. Gracias Paco.