Vivimos horrorizados por la DANA que ha destrozado a Valencia, sembrado de luto y desolación a esa querida tierra. A la millor terreta del mon. A la tierra de las flores, de la luz y del amor. A esa luminosa Valencia generosa y amable, cálida y sentimental, que siempre acogió con los brazos abiertos a quien se asentó en ella. A esa Valencia que, por San José, abre las puertas a la primavera con sus Fallas, con olor a pólvora y azahar que aromatiza la ciudad desde las cercanas huertas. La que hoy vive en la zozobra y saca fuerzas de flaqueza para buscar a tantos de sus muertos que quedan en el fango y darle una digna sepultura.
La Valencia que, cual ave Fénix, va a resucitar y emerger de sus cenizas para ser un estandarte de España, cuna de hombres trabajadores y emprendedores que devolvieran al país valenciano todo su orgullo, mientras desde todo el mundo se vuelcan con ellos. Justo en los mismos días que su máxima referencia en el toreo, la leyenda de Enrique Ponce, dice adiós a la profesión bajo los sones del pasodoble Valencia y emocionado por el drama que viven sus paisanos
Es la hora de volcarnos, de ayudar, de estar con ellos y, fiel a su historia, el toreo ya ha dado un paso al frente. Como en la legión cuando piden voluntarios y toda la sección o compañía da un paso al frente con tanta marcialidad que restrella el patio de armas. De momento ya ha dado un paso Manzanares para hacer algo significativo en Valencia y, poco a poco, llegarán más sitios con nuevos carteles. Porque el toreo es el arte definido con la sensibilidad al más débil. Y ahí están tantas páginas históricas en la Fiesta. Como aquel a beneficio de los damnificados del terremoto de Perú celebrado en Las Ventas en 1971 y significó la vuelta a los ruedos de dos colosos, Luis Miguel y Antonio Bienvenida. O el también celebrado en Las Ventas mediada la pasada década de los 80 para las víctimas del volcán Nevado del Ruiz y significó la autentico eclosión del entonces novillero José Miguel Arroyo Joselito, a quien descubrió la gente que fue a ver a Manuel Benítez El Cordobés y acabó aplaudiendo a Antoñete, quien también destapó su magisterio.
El festival, además, siempre ha sido un enorme revitalizador para nuevos aficionados; para gente joven que se subía al tren del toreo disfrutando con la grandeza de los viejos toreros, quienes siempre desempolvaban el traje corto para matar la añoranza de sus seguidores. Cuando llegaba una tragedia o alguien lo necesitaba, el toreo cerraba filas bajo la bandera de la solidaridad escribiendo infinidad de páginas. Ahora hay que volver a recuperar esos festivales y ayudar a Valencia, algo que además sería importantísimo y la Fiesta, en estos momentos debe demostrar su músculo a quien pretenden mellarla desde la mentira o la ignorancia adoctrinando a las nuevas generaciones.
¡Qué bonito sería también un festival en La Glorieta! Sí, en Salamanca, en una fecha que fue tan tradicional como el Domingo de Resurrección abrir la plaza con un festival a beneficio de los damnificados de Valencia y colaborar todos para que, además de algo importante para el toreo, sea muy positivo para la causa llenando el coso y movilizarnos todos para hacerlo posible. Un festival con gente de la casa o radicada aquí, de seis matadores y un novillero , con ganaderías d ella tierra, para algo tan noble y además sirva para que las nuevas generaciones tengan un ejemplo que les demuestre la grandeza que atesora el toreo. Que es necesario para la propia Fiesta y para Valencia.
Buena idea estoy seguro que se colgaría el cartel de no hay billetes
Seria fantástico, que se anime el gremio taurino, que los aficionados ya estamos haciendo cola para sacar las entradas.
Que cuenten conmigo y si no pudiera ir, abonaría una entrada CERO
Ya están las cabezas pensantes hacerlo en alba de Tormes y con toreros locales seri quemar un cartucho y la taquilla sería poca pues no hay aforo y los gastos son los que son