En estos días proliferan los reportajes sobre la figura de Francisco Franco, el general ferrolano que después de casi cuarenta años de poder absoluto murió en su cama, mientras se hacen ecos de su vida. Por Salamanca se ha recordado la determinante reunión para el inmediato futuro de España celebrada en la finca los Campos del Hospicio, en tierras cercanas a Robliza de Cojos y Aldehuela del Bóveda, cedida por su propietario -el ganadero don Antonio Pérez- para aprovechar los llanos como improvisado aeródromo. Allí en ese lugar, en septiembre de 1936, al poco de comenzar la Guerra Civil, se celebró la junta de generales que encumbró a Franco a lo más alto con el beneplácito de su compañeros, únicamente los generales Cabanellas y Kindelán se opusieron y de su rechazo quedaron aquellas palabras perdidas entre las encinas: “No sabéis qué habéis hecho dándole la jefatura del Estado a ‘Franquito’”. Unos años antes también había sido noticia por un grave accidente sufrido cerca de Calvarrasa de Abajo al venir con Carmen Polo, su esposa, a Salamanca, que resultó herida en un brazo y, trasladada al Gran Hotel, es atendida por don Filiberto Villalobos, quien gracias a esa intervención salva su vida en la Guerra Civil.
Después, ya con el volante del país en sus manos, fueron muchas las visitas a Salamanca. Las primeras en plena postuguerra, con Europa convertida en campo de batalla, a los encuentros ibéricos que mantuvo con Oliveira Salazar, el dictador portugués, en el Parador de Ciudad Rodrigo; después a inaugurar obras y ya, en pleno desarrollo, las centrales de Saucelle, Almendra o Aldeadávila, junto a otras ocasiones, todas ellas recordadas y referidas en cada momento que el personaje vuelve a la pomada de la actualidad, algo que se han empeñado en que sea cada poco tiempo cuando los gobernantes se atollan para resolver los problemas reales y deciden distraer a la gente mirando al pasado.
Sin embargo hay un hecho curioso ocurrido en esta provincia y relacionado con su persona que apenas nadie conoce. Se trata del incidente sufrido en mayo de 1914, en vísperas de comenzar la I Guerra Mundial, cuando apenas tiene 23 años y es capitán del Arma de Infantería, lejos aún de la relevancia que ostentaría años más tarde. Resulta que esa tarde, víspera de San Isidro, un globo cautivo, identificado como Neptuno, utilizado por el Ejército Español antes de la llegada de la Aviación y con base en Guadalajara, sorprende a los paisanos al volar por encima de los tejados de Aldehuela de Yeltes y prácticamente roza el pararrayos de su hermoso torreón, construido a finales del siglo XIX (en un inscripción se lee: Se construyó en 1896, siendo alcalde Gabriel García). Mientras, los aeronautas se asoman a la barquilla para hacer señales y anunciar a voces que tienen problemas a bordo y deben tomar tierra, situación que provoca un gran revuelo en la población. El globo sigue su ruta buscando un llano, con la gente corriendo tras su rastro, incluso debe soltar lastre para ganar altura y no estrellarse contra la llamada ladera del Cristo, que salva milagrosamente y a continuación, en la dehesa Pinilla, situada a varios kilómetros de Aldehuela de Yeltes y propiedad de Manuel Somoza, impacta contra el suelo.
Pronto llegan las primeras personas desde Aldehuela de Yeltes, unos andando y otros, los primeros, en caballería para socorrerlos. En el lugar del impactos, los tripulantes, que han resultado ilesos, desinflan el globo y lo embalan cuidadosamente antes de cargarlo en un carro que les fue ofrecido. Después la comitiva regresa al pueblo y van directamente al Ayuntamiento donde el secretario, don Isidoro Moro –que a la vez era corresponsal del diario El Adelanto y cubre la información del incidente- les ofrece su vivienda para descansar y reponer fuerzas. Rechazan rechazando amablemente la invitación, aceptando únicamente un café y unos cigarros-puros.
Entre los cinco militares que viajan en el globo dos son capitanes, uno don Salvador García de Pruneda, que lo gobernaba; el otro, don Francisco Franco Bahamonde, quien había logrado prestigio en sus destinos de África y ya lucía en su pechera, entre otras condecoraciones, la Medalla Militar Individual. Ambos, en atención a la hospitalidad recibida de las gentes de Aldehuela de Yeltes deciden entregar a don Fernando Corral, el alcalde, la cantidad de 200 pesetas, que este destina a la escuelas de los niños.
En medio del acontecimiento las gentes hacen corro a los militares y la chiquillería observa con sorpresa el instante que dan las gracias al pueblo y se despiden. En ese instante la expedición marcha en el mismo carro que recogió el globo, en un servicio pagado por el Ayuntamiento de esa localidad, hasta la estación de ferrocarril de La Fuente de San Esteban. Lo hacen siguiendo el camino existente entonces -aún no se había construido la carretera, ni tampoco estaba abierto al tráfico el puente de piedra que salva el río Yeltes, aún en obras-, para dejar atrás El Cristo de la Laguna y más adelante Campo Cerrado, lugar donde pastaba la famosa ganadería de Bernabé Cobaleda. Ya en La Fuente de San Esteban tomaron el primer tren en dirección a Salamanca, para acudir directamente al Regimiento La Victoria y hacer noche, antes de continuar viaje a Madrid. Días más tarde, el capitán Francisco Franco, regresa a Melilla para seguir protagonizando las páginas heroicas de su carrera en el campo de batalla de esa cruel guerra colonial que acabó con la vida de tantos inocentes muchachos tan lejos de esas novias que soñaban con el regreso.
Vaya este recuerdo a un incidente ocurrido en esta provincia y que ha pasado de largo en las páginas de la historia, ahora que Franco ha regresado a la pomada de la actualidad.
espléndido Cañamero con la verdad por delante
Curisidades que nos gusta saber. Muchas Gracias Cañamero.
No tenía ni idea de estos hechos.
Gracias por tu información
Sorprendente e interesante, como siempre, amigo Paco.
Paco gracias por tus comentarios y por refrescarnos la memoria,conocia la historia del globo en Pinilla gracias a mi madre,aunque alguna vez dude de la veracidad de ella,tu lo corroboras eres como una enciclopedia abierta,leyendo tus noticias somos un poco mas sabios.
Me ha gustado mucho este artículo, es Historia y no tenía ni las más remota idea de esta noticia. Recibe un cordial saludo amigo Paco.
A mi padre me lo había contado pero gracias por que muchos del pueblo a lo mejor lo ignoran porque no le hayan contado, un abrazo.