
No recuerdo la primera vez que saludé al mirobrigense José Ramón Cid Cebrián. Se pierde en el largo túnel del tiempo, pero debió ser a finales de la pasada décadas de los 80, época que comenzaba a caminar en las empedradas sendas del periodismo y para disfrutar del ocio frecuentaba tanto Ciudad Rodrigo. De cualquier forma son más tres décadas de admiración y amistad con un personaje auténtico que lleva tatuado el nombre de Miróbriga en su corazón. De un charro ligrimo estudioso de las costumbres de esta tierra – es la mayor eminencia sobre La Francesada-, embajador de la provincia para mostrar el tesoro de su folclore después de convertirse en un excelso musicólogo que ha sabido beber de las mejores fuentes. José Ramón Cid es un crisol que supo captar las lecciones de aquella leyenda que fue Antonio Feijoo, de Retortillo, el conocido tío Frejón, de quien fue su mejor alumno y más fiel heredero; de Sebastián El Guinda, de La Alberca; del tío Piteo, de Monsagro; de Medes, de Villamayor; de Afro, de La Ribera… y de todos los antiguos a quienes se acercó para que no se perdiera el tesoro de nuestras tradiciones; al igual que ocurrió con la tía Gora, de Peñaparda, quien logró abrir las fronteras del pandero cuadrado u que fuera más conocido más allá de su círculo de la Sierra de Gata. De ahí que José Ramón, muy joven aún, se haya convertido en un verdadero mito. En alguien que es un auténtico embajador de las tradiciones de la charrería.
Escribo esta crónica pocos días antes de que, José Ramón Cid Cebrián, al frente del grupo Charros y Gitanos vuele a Osaka para actuar en la Expo-2025 que celebra la ciudad nipona. De ese rincón oriental donde la raíz del flamenco ha prendido con tanta fuerza y ahora aún van a vivir la emoción de verlo fusionado con la cultura charra. Les auguro tal éxito que llegarán más viajes al país del Sol Naciente por parte de este grupo de Charros y Gitanos, uno de los tesoros culturales de nuestra tierra. Y allí este mirobrigense nacido a la vera del Águeda justo cuando otra leyenda, Santiago Martín El Viti, tomaba la alternativa, también volverá a triunfar para dejar en un pedestal a su querido Ciudad Rodrigo y a su siempre amada Salamanca. Porque es admirable que Japón se prende de Charros y Gitanos, que explosionará de arte bajo los sones de la gaita y tamboril de José Ramón Cid Cebrián, palabras mayores de nuestro folclore.

Muy justo este reconocimiento al amigo José Ramón. Enhorabuena Paco.
Bien por José Ramon.
Don José Ramón Cid Cebrián es un señor.
Fue capaz en Machacon de tocar una flauta que hacía años no sonaba, porque desconocían todos aquellos que la tenían la forma de que sonase.
Aparte de eso, es un gran aficionado anónimo a la cría de caballos, aparte de historiador del Bolsin.
Lo conozco personalmente y tiene una gran sabiduría respecto al caballo y el folclore charro.
Una persona educadisima y cordial, que no sé como no aprenden los componentes del certamen ese donde Don José Ramón pertenece, un poquito de su categoría, educación y sobre todo saber estar.