
Vivimos tiempos convulsos, con el paso cambiado. Época para medrar los oportunistas y los vividores, donde ya no vale la honradez, ni el trabajo bien hecho. Se observa en todos los factores de la vida social y la Tauromaquia no es ajena a ello, donde sangran los ojos al ver tantas injusticias que se repiten un día sí y otro también.
Ahora ha ocurrido contra Luis Reina, el torero de Almendralejo, a quien han cesado de su labor al frente de la Escuela Taurina de Badajoz en una de las páginas más injustas y lamentables vividas en la Fiesta durante la última época. A Luis Reina, que durante muchos años convirtió a ese centro el más productivo, siendo capaz de moldear a figuras de la talla de Perera o Talavante, sin olvidar a Ferrera, ni tampoco a José Garrido, Ginés Marín, Israel Lancho, Posada de Maravilla… o tantos otros que honran a Badajoz, gracias a la labor de Luis Reina, quien fue capaz de cultivar esa besana de la Tauromaquia para que fuera tan fértil.
Después de una labor aclamada por todos, menos por los políticos de la Diputación de Badajoz, ciegos ante la realidad y más preocupados en enchufar a hermanos, tuvieron la nefasta ocurrencia de externalizar el centro que tanto prestigio y categoría le ha dado, en vez de mantener a algo que funciona. Ya, fuera de las manos instituciones y con gente que desconoce el toreo y llega a él para figurar, no tuvieron peor ocurrencia que prescindir de quien tanta grandeza ha dado a ese centro y a la Tauromaquia en particular. Y, en medio de un escándalo, Luis Reina fue cesado, sin escucharlo siquiera, ni valorar su inmensa aportación.
Ojalá la afición de Badajoz y tantos toreros como han salido de ese centro alcen la voz para frenar este nuevo atentado a la Tauromaquia. Porque la honradez, junto al trabajo de Luis Reina es incuestionable y su cese es un atentado en toda regla.
Desgraciadamente seguimos sufriendo las ingerencias de los nobles ignorantes de poner en duda la sabiduria del maestro,quien en este mundo puede dar hoy al maestro un papel para enseñar.