Comenzó el festejo en el ocaso de una jornada en la que echaron fuego por la boca los cielos de Sevilla. Espléndida y bellísima estaba La Maestranza cuando ya entre dos luces comenzó el paseíllo con una gran entrada –mucho mejor que la mayoría de los días de la feria- en un espectáculo digno de paladear, con el fondo de La Giralda que daba la impresión de querer asomarse por la grada de sol para jalear lo que aconteciera sobre su amarillo albero.
Volvía un torero charro a Sevilla y echó a andar con la ilusión de quien vive el día más importante de su, aún naciente, trayectoria. Con empaque y marcada seriedad comenzó el paseíllo ante una noche en la que llegó para conquistar a esa tierra. Para dar el primer paso de lo que debe ser un idilio.
Y ya desde el principio dejó patente su tarjeta de visita frente a su primero, un novillete de Cayetano Muñoz que daba un gañafón en el embroque, pero en el que mostró firmeza, sobre todo con la muleta sobre la mano derecha, en la que dejó escrito el poso de su elegancia.
Porque con la diestra entró en Sevilla David Salvador y ya lo ratificó en el quinto, un novillo más correoso en el que dejó una faena con el sello de empaque y torería, con gusto y aroma, con temple y ritmo, en el que se sucedieron series bajo los ecos del ‘España Cañi’, de la banda del maestro Tejera. Ralentizó el toreo y regaló muletazos que fueron carteles en una faena justa y medida –aunque sobraron al final cuatro manoletinas, de las que debe prescindir un torero de su aroma-. Un trasteo que enamoró y no pudo redondear por el fallo a espadas. “Tenía dos orejas cortadas”, señalaba el maestro Manolo Cortés a la salida, en medio de la mirada cómplice de otros profesionales del toreo.
De momento Sevilla ha descubierto a David Salvador, quien en abril volverá a esa plaza, en la que ya dejó escrita la primera carta de lo que debe ser un largo idilio. Porque su interpretación –no olvidemos que se trata de un torero que aún se cuece en los hornos del arte- enamoró en La Maestranza. Y eso son palabras mayores.
Sevilla pegando los «olés» más rotundos a un Salmantinos anunciado entre andaluces. Sobran palabras.
Entonces paco,xq no se clasifico para la gran final?en sevillatoro,carlos crivel al q tengo x un gran profesional dice algo bien distinto.aplaudo paco tu deseo de ayudar a los d aqui,pero x favor,no caigamos en lo de siempre al endiosar y equivocar a los q empiezan.gracias
Me he limitado a escribir lo que ve. Y lo que vi fue muy hermoso, excepto las ‘manoletinas’, que David no es torero de eso. Endiosar sería estar todo el día dedicándole titulares y escribiendo de él, como hacen otros medios. Esas lecciones siempre las tuve bien aprendidas. Respecto a Crivell te diré que ojalá esas maneras tan estrictas las tenga con las figuras, pero aquí sigue en su política de derrotar el débil y ver cuán es el piropo más grande a las figuras.
Amigos, si leen bien digo que Salvador dio los mejores muletazos de la noche, aunque también me pareció más preocupado de la postura que de llevar toreados a los novillos. Estas novilladas tienen el problema de que el jurado no se preocupa de juzgar más que las orejas cortadas. No me gusta el comentario de Paco, a quien tengo por un excelente aficionado, sobre que yo derroto al débil y doy piropos a las figuras. Puedo mandar mil textos que demuestran lo contrario. Haya paz, creo que Salvador es un buen proyecto, pero insisto en ese detalle de componer mucho la figura. Un saludo
Estas fotos si no las gue publicaron en la gaceta