Valencia es, hoy, la identidad de esta nueva Fiesta que están persiguiendo las llamadas figuras actuales –para arrimar el ascua a su sardina y seguir ‘llevándoselo’- junto a un ‘sistema’ que trabaja bajo el lema de “esto se acaba” y solamente piensa en hacer caja con rapidez olvidándose de defender el rico legado de la Tauromaquia y la histórica grandeza que atesora.
Desazón daba ver toros que daban pena, cuando realmente un toro en la arena lo que debe dar es miedo. Reses moribundas y semovientes –según definía el maestro Navalón- para que las figuras puedan seguir sumando y con unos palcos que rápidamente premian lo que hasta hace pocos años eran silencios e incluso broncas. Inconcebibles y propias de chiste varias puertas grandes y con dos figuras –El Juli y Perera- saliendo en hombros tras dos faenas que jamás merecieron esa alta distinción. Con un Ponce que se presentó ante sus paisanos riéndose a la cara con un saldo de Juan Pedro –divisa que si hubiera dignidad debería estar varios años sin volver al coso inspirado por el arquitecto Monleón- verdaderamente infumable. Pero elegido por él, cuando si de verdad quiere defender su sitio ante el paisanaje hay que dar la cara con otro toro, porque con esas ganaderías el de Chiva puede prolongar su carrera hasta que quiera, pero a cuenta de zaherir la grandeza de la Fiesta. Y del indulto ni les digo, porque lo que ha sido un gran toro que la gente aplaudiría de manera unánime al sacar el pañuelo naranja el presidente no hizo más que crear una enorme división. Un indulto es otra cosa y bien lo dijo Emilio Muñoz, al igual que Chapu Apaolaza, la nueva voz de Toros que ha traído frescura y necesaria elegancia a la hora de retransmitir un festejo llamando las cosas por su nombre.
Miedo da ver lo que se avecina, cuando a esta Fiesta ya le han limado los momentos de la emoción, que era la gasolina del aficionado, para no buscar más que el final en hombros, a cualquier precio. Como el que trajo un toreo vulgar y lleno de ventajas, con defectuosas estocadas. La Tauromaquia es otra cosa y de hecho jamás se debe medir por despojos paseados, porque el toreo son letras, no cifras. Y con las letras se combinan hermosas frases, que son el sinónimo del sentimiento y la torería. Jamás este triunfalismo que únicamente consigue seguir echando a los aficionados de las plazas. Como ha ocurrido con la ‘traca’ de Valencia.
de acuerdo con todo lo escrito, fatal la concesión de todas las segundas orejas, pero la vuelta al toro de ayer y el indulto a un toro que terminó buscando a su prima en el tendido de esperpento total. Creo que todos estos graves errores fueron del mismo presidente. Un cordial saludo de E·milio
Yo no quiero entrar al trapo de como ha estado la feria de fallas.
Solo digo que ayer hubo toros y toreros…toros que embistieron..y yororeros que en algun momento tuvieron peligro!!!
Me encantaron los toros de garcigrande…dieron juego y embistieron…toreros que sacaron todo lo mejor de cada toro!!!. En concreto que me encantó toros ..toreros..ganaderos y mayorales.
La unica duda…el indulto!!!!
Totalmente de acuerdo.
Si Valencia hace años que perdió la seriedad y el rigor, lo del indulto de ayer es para desposeerla de categoría de plaza de primera.
Vista esta producción, lo de Madrid pueden ser películas de cine negro.
Increíble cómo unos pocos le dan la puntilla a una Fiesta ya de por sí debilitada.
Simón Casa dijo: de lo mejor que he visto en mi vida, se estaba refiriendo a la última corrida, incluido el indulto de «Pasmoso» pero pasmados nos quedamos los que conmigo veíamos la corrida por tv. De acuerdo Sr Cañamero, mucho triunfalismo, pocos aficionados y mucha comodidad en las llamadas figuras.
Las figuras con sus rumiantes están matando la Fiesta.