Esto se va de las manos…

Esta escena es habitual cada tarde en las plazas de toros, casi siempre sin razones para ello.

Y lo peor es que nadie quiere arreglarlo. Menos que nadie los toreros y el sistema empeñados en buscar una Fiesta triunfalista al pensar, erróneamente, que de esa manera nadie señalará los problemas que la amenazan, junto a los antitaurinos y políticos radicales que tratan de sitiarla. El camino real es otro que el de los tres toreros a hombros, junto al ganadero y mayoral (con el consiguiente indulto), en el final del festejo. El fututo de la Fiesta no depende de nada más que de la integridad y la emoción; cualquier aficionado vibra con la brava embestida de un toro y la pureza de un torero entregado. Eso es lo que de verdad cuenta y suma. No tanto despojo.

Estamos viendo a toros a los que se le simula la suerte de varas y después, como embisten con nobleza y duración a la pañosa, son indultados, cuando realmente su premio real debe ser ovación en el arrastre. Ahora, también con la escasez de buenos aficionados y ser más que nada publico quien se sienta en los tendidos, en cuando alguien vocea ¡indulto! o ¡no lo mates!, el grito se propaga como una tea. Y ahí, cuando hay algún presidente sin decisión no duda en sacar el pañuelo del indulto en un incumplimiento del reglamento y por tanto de pisotear a la Fiesta. Porque también sobran muchos presidentes facilones y orejeros, cuando su labor es defender a quien pasa por taquilla y velar por la integridad de un espectáculo en el que, lamentablemente, se manipulan la mayoría de los pitones en otro claro fraude.

Mismamente he conocido apuestas de gente que dicen al compañero de al lado ya verás como le indulto el toro. Y empieza a gritar en una clara respuesta de la poca seriedad que reina. Y del tremendo daño que acabará haciendo esta indultitis, tan grave como el triunfalismo. Porque es normal que todos los días se indulte de manera tan alocada.

Desde luego que no están consiguiendo más que llevar, poco a poco, a una Fiesta sin muerte, que cada día la tenemos más cercana, porque el propio sistema se lo está poniendo en bandeja de plata a quienes pretender cercenar la suerte suprema. Y ojo que pueden lidiarse toros muy buenos que merezcan este legítimo premio, que de hecho ahora mismo la cabaña ganadera atraviesa el gran momento de embestir gran número de reses. Pero una cosa es que cumplan en los correspondientes tercios, especialmente en el de varas y otra que solamente embistan con clase a la muleta. Son cosas muy distintas. 

Los indultos se suceden a las plazas de toros y acabará teniendo graves consecuencias, porque esto se va de las manos al ir directos a la Fiesta sin muerte.

Acerca de Paco Cañamero

En tres décadas juntando letras llevo recorrido mucho camino, pero barrunto que lo mejor está por venir. En El Adelanto me enseñaron el oficio; en Tribuna de Salamanca lo puse en práctica y me dejaron opinar y hasta mandar, pero esto último no me gustaba. En ese tiempo aprendí todo lo bueno que sé de esta profesión y todo lo malo. He entrevistado a cientos y cientos de personajes de la más variopinta condición. En ABC escribí obituarios y me asomé a la ventana de El País, además de escribir en otros medios -en Aplausos casi dos décadas- y disertar en conferencias por toda España y Francia. Pendiente siempre de la actualidad, me gustan los toros y el fútbol, enamorado del ferrocarril para un viaje sugerente y sugestivo, y una buena tertulia si puede ser regada con un tinto de Toro. Soy enemigo del ego y de los trepas. Llevo escrito veintisiete libros -dos aún sin publicar- y también he plantado árboles. De momento disfruto lo que puedo y me busco la vida en una profesión inmersa en época de cambios y azotada por los intereses y las nuevas tecnologías. Aunque esa es otra historia.

2 comentarios en “Esto se va de las manos…

  1. Totalmente de acuerdo Paco Cañamero, es vergonzoso ver y lo que es peor padecer como con un pseudo aficionado inicie un adulto y el resto le siga hasta conseguir que el toro se devuelva a la finca y que en muchos casos el ganadero le envíe al matadero

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